🅲🅸🅽🅲🆄🅴🅽🆃🅰

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Estuvo a punto de salir de la habitación cuándo escuchó al castaño decirle: — Espera, no te vayas. — Se dió la vuelta para observar al castaño, quién se encontraba realmente arrepentido por lo que había dicho.

— Joaquín, es mejor que-...

— Perdóname, Emilio. — pidió con sus ojitos brillosos. — Por favor, no te vayas.

Y él realmente no podía resistirse a eso, no quería ver salir ni una sola lágrima de esos hermosos ojos ámbar, se acercó a él nuevamente y se sentó a su lado.

— No llores, Joaco. — dijo acercándolo a él para poder abrazarlo.

El abrazo fué correspondido inmediatamente por el castaño.
— Lo siento tanto, no quise decir esas estupideces, pero soy una mierda cuándo los celos pueden conmigo. — admitió aún aferrándose al rizado. — sobre todo cuándo se trata de tí.

Emilio sonrió tomando un poco de distancia sólo para poder ver el precioso rostro ajeno.

— Está bien, bebé. Ya pasó. — lo tranquilizó de inmediato, sonaba estúpido, pero esa había sido su primera pelea cómo pareja. — sólo no desconfíes de mí, porque no pienso en otra persona que no seas tú, Joaquín.

Negó. — No es eso, es que... Agh, ¿Porqué tienes que ser tan lindo y perfecto? — se quejó frunciendo el ceño, mostrándose realmente molesto. — sé lo que los demás sienten y piensan cuándo te ven porque es fácil enamorarse de tí, Emilio. Todos esos malditos lo saben, yo lo sé y por eso siento celos, porque no quiero que te vean así, sólo yo puedo. Además-...

Los labios del oji-café interrumpieron a los suyos cuándo se unieron en un beso que le quitó completamente el aliento al castaño, haciéndolo olvidarse de todo durante esos segundos que quería hacerlos eternos. Era increíble el poder que Emilio tenía sobre él, era difícil de explicar las sensaciones que recorrían su interior al ser besado por el rizado, Joaquín literalmente podría hacer lo que fuera que Osorio le pidiera sólo por un beso suyo y lo sabían, ambos lo sabían. Él lo supo desde siempre, haría hasta lo imposible por Emilio Osorio y no le importaba, había aceptado hace mucho tiempo que su vida estaría en sus manos.

Dependía de Emilio Osorio y lo aceptaba con felicidad.

Se separaron, juntando sus frentes, tratando de recuperar el oxígeno, pero con sonrisas plasmadas en sus rostros.

Osorio besó su mejilla y luego suspiró.

—No me importa quién puede llegar a enamorarse de mí, ó quién me vea de otra manera, eso me dá igual, porque sólo me importas tú, Joaquín. Que tú te hayas enamorado de mí es un privilegio y aún más porque aunque has aguantado todas mis mierdas por tanto tiempo, eso no cambió tu amor hacía mí, por esa razón es que no quiero a nadie más, porque sé que no hay otra persona en el mundo que me ame de la manera en la que tú lo haces.

Fué su turno de devolverle el beso, pero en lugar de besarle la mejilla, le dió un dulce beso en la frente.

— Eso es cierto, nadie lo hará con la intensidad que yo lo hago. Te amo, Emilio.

Sonrió ampliamente. —Te amo, Joaquín.





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Te Amo Emilio // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora