🆃🆁🅴🅸🅽🆃🅰 🆈 🅾🅲🅷🅾

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— ¿Estás seguro que ya puedes ir al colegio? No me molestaría seguir trayéndote los trabajos a tu casa, Joaco. — dijo Emilio algo preocupado mientras entraba a la casa del castaño.

— Emilio, el doctor dijo que sí, además ya no duele tanto, sólo tengo que ser cuidadoso. — respondió mientras besaba la mano del oji-café y luego se dirigía a la cocina. — ¿Ya desayunaste?

Asintió. — Lo hice, si. ¿Estás seguro de ésto? — volvió a preguntar.

Joaquín bufó, pero terminó sonriendo.

— Estoy bien, Emi. Lo prometo.

Osorio terminó por aceptar con suma resignación, desde el día de ayer en que Bondoni le informó que volvería a clases se sintió algo nervioso, no sólo por el hecho de no estar cien por ciento seguro que estaría bien en cuánto a su salud, sino que le ponía los nervios de punta el hecho de que no sabía cómo debían tratarse en el lugar.

No es que le importara lo que los demás pensaran de ellos, lo que le importaba era saber si el castaño se sentiría a gusto con el rizado frente a ellos.

— ¿Estás preparado para lo de hoy? — cuestionó Joaquín una vez que ambos estuvieron en el auto, de camino a la prepa.

— ¿Para qué? — repreguntó en su lugar.

— Para el exámen de Biología, Emilio. — recordó cómo si fuera obvio. — ¿Qué otra cosa podría ser?

Asintió algo nervioso, aferrando con algo más de fuerza su mano en el volante.

— Aaah, si, uhm bueno, algo estudiamos, ¿No es así? ¿Tú estás listo?

Asintió. — Así es, creo que no será tan difícil. — respondió con normalidad. Se le quedó viendo unos segundos hasta que frunció el ceño. — ¿Te encuentras bien, Emi?

— Si, ¿Porqué?

Se encogió de hombros. — Te siento algo tenso hoy.

— Aaah, no es nada, bebé. Sólo estoy algo nervioso por el exámen, es eso.

Joaquín, por supuesto no se creyó esa excusa, pero se la dejó pasar por ahora, sólo asintió y se quedaron en un incómodo silencio lo que restó del corto viaje. En cuánto llegaron, ya muchos de los alumnos estaban adentrándose a la institución, por lo que se perdieron de la llegada de ambos en el estacionamiento.




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Pero si estaban allí el grupo del castaño, esperando por él cómo un club de fans, todos menos Diego, porque ya no se hablaba con Bondoni desde aquella discusión en su casa.

— ¡Joaquín! — fué Eduardo el primero en saludar y acercarse a él para abrazarlo. — me encanta verte de nuevo aquí, el grupo no es el mismo sin tí. — espetó con genuina felicidad. — Hola, Emilio.

Te Amo Emilio // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora