Joaquín está enamorado de Emilio.
Adaptación Autorizada
Todos los créditos son de su autora original @Jamesjavadd254. Gracias por darme el permiso de adaptar tu hermosa fic.
Los créditos de la portada y separador son de mi cuñi @EMIJOALOVE. Gracias...
— ¿El número de Joaquín? — preguntó, intentando sonar lo más relajada posible. — Uh... Si, si. Por supuesto. Espera que lo busco. — añadió buscando su celular en la cartera.
— Si, esta bien.
— Bien, ¿Lo anotas? — el rizado asintió rápidamente sacando su celular del bolsillo. — +4412653790. — fingió leerlo en la pantalla mientras decía lo que ya se sabía de memoria.
Emilio asintió y volvió a guardar rápidamente el celular. — Gracias, Renata. Debo irme ahora, pero mañana vendré a la hora del alta, ¿Bien? Cuídate y espero que Joaquín esté mejor.
— Muchas gracias por todo, Emilio. Cómo te dije, te pagaremos hasta el último peso, lo que has hecho hoy, significa mucho para Joaquín y para mí.
— No se preocupen, Joaquín ha estado ayudándome todos éstos días, es lo menos que podía hacer. Nos vemos, Renata. — se despidió con un último asentimiento y se marchó.
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La azabache lo vió desaparecer por el ascensor y soltó un suspiro para luego encaminarse hacía la habitación en la que su hermano se encontraba.
Se sentía algo culpable por haberle dado el número incorrecto al rizado luego de que éste les haya ayudado, pero no pensaba arruinarle su identidad a su hermanito, agradeció el hecho de que su foto de perfil de WhatsApp era una suya junto al castaño, sólo tuvo que cambiar la descripción y no habría problema alguno.
No quiso interrumpir la conversación que Joaquín estaba teniendo con sus amigos, simplemente se quedó en el sofá y comenzó a revisar sus redes. Conocía a los chicos, no es que no les cayeran bien, pero prefería seguir al margen de sus charlas algo subidas de tono.
Después de todo, eran sólo chicos con muchas hormonas revueltas todavía.
Diego se acercó a ella en un momento. — Ren, ¿Me acompañas a comprar café y alguna golosina para Joaquín?
— Si, claro. Bebé — llamó la atención de su hermano que estaba medio adormilado aún. — iré a comprar con Diego, te quedas al cuidado de los chicos.
— Vé tranquila, Ren. Yo cuidaré al bebé. — dijo Eduardo apretando las mejillas del castaño viendo cómo éste bufaba, pero terminaba sonriendo débilmente.
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