🆃🆁🅴🅸🅽🆃🅰

406 40 33
                                    






La cercanía de Emilio estaba matándolo lentamente, su respiración estaba a nada de agotarse y podía jurar que si llegaba a acercarse un sólo centímetro más, sin dudas sufriría un colapso.

Y todo eso estaba a punto de pasar, Osorio se acercó un poco más, a tal punto que sus narices chocaron.

— No me hagas ésto... — dijo en un bajo, casi inentendible jadeo, y esa fué una súplica robada.

Porque en ese momento, Emilio se encargó de juntar sus labios con los del castaño frente a él, quitándole hasta el último suspiro.

Había leído algunas veces en algunos libros, que cuándo algo así pasaba, los personajes sentían un sin fin de sensaciones; había leído sobre esas mariposas en el estómago, ó que su piel se erizaba y sus manos temblaban; también había leído sobre el estúpido hilo rojo y hasta el sentir que tu alma se unía a otra, en un simple beso.





¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Y había creído que eran pura palabrería para darle un toque romántico para que los lectores se sintieran satisfechos y felices cuándo los personajes se daban su primer beso.

Y él creía que eran estupideces, sí, lo creía, hasta en el momento en que probó esos labios que jamás en su vida se hubiera siquiera imaginado que besaría.

Pero, ahí estaba, entregándose y sintiéndose malditamente bien al besar a Joaquín. Sintiendo cómo si su alma, mente y corazón hubieran encontrado su hogar, sin ni siquiera haberlo buscado antes.

¿Era así cómo se sentía el amor? ¿Era verdad todo lo que plasmaban en aquellos párrafos literarios?

Porque estaba sintiendo cada una de esas sensaciones, él, quién realmente no pensaba enamorarse ó querer, incluso, amar, a quién él sentía que debía de odiar.

Pero odio era lo que menos sentía en ese beso, sino, todo lo contrario. Porque si Joaquín fué capaz de demostrarle amor con tan sólo una mirada, lo que estaba haciendo con sus labios era increíblemente imposible de describir con palabras.

¿Cómo, la persona que él había odiado todo ese tiempo, era capaz de amarlo tanto?

Era una pregunta difícil de responder.

Se separaron, no porque querían, sino porque de otra forma se hubieran desmayado por falta de aire.

El de ojitos ámbar se encontraba agitado, aunque él no estaba mucho mejor. Aún mantenía sus ojos cerrados y fueron esos segundos en lo que se permitió observarlo sin vergüenza alguna; jamás se había tomado el tiempo, hasta hace muy poco tiempo, en apreciar la suma belleza que el chico frente suyo poseía.

Joaquín era perfecto, en todo sentido, en todos los aspectos posibles.

Era simplemente perfecto, no había otra forma de describirle mejor que esa.

Te Amo Emilio // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora