Draken: ¡Gira, Sanzu!
Mikey: ¡Qué nos matamos, Sanzu!
Sanzu: ¡Qué os calléis, yo sé lo que hago!
El viaje a trineo no había, ni era la mejor idea ni la mejor experiencia. Sanzu pegaba cada azote a los lobos que parecía que les iba a partir en dos de la fuerza que utilizaba. Como los asustaba, los lobos iban de un lado a otro con miedo y eso hacía que el trineo estuviese en constante movimiento hacia los lados. El resto se agarraban como podían, temiendo por su vida cada poco tiempo. Llevaba tan, pero tan descontrolado el trineo que incluso él tenía miedo.
Sanzu: ¡Qué te he dicho que vayas más lento, dichoso lobo!
Draken: Al final se nos tiran, ya verás...
Sanzu: ¡Maldita sea! ¡¿Sabes lo que es la derecha?! ¡¿Pues por qué te vas para la izquierda?!
Suspiró, cada vez más enfadado. Daba toques sin entender qué debía de hacer y miraba a cada rato a los lados. No se habían chocado de milagro en todo ese tiempo, pasaban rozando los troncos de los árboles con miedo. Claro que no sabía conducir a los lobos, no tenía ni idea, pero lo hacía como podía, intentando no perder los nervios.
Sanzu: ¡Qué gires, maldito animal...! ¡Cómo sigas desobedeciéndome, habrá lobo a la brasa para comer...!
Todos suspiraron. Mientras no se diesen, no había de qué preocuparse... Pero, sí que hubo preocupaciones cuando se dieron. Una parte, la parte de la izquierda, dio contra uno de los árboles. Emma saltó de su asiento hacia el de la derecha ya que una piedra casi le impacta en la cara. A su lado, Takemichi la miró, agarrándola al momento. Se quedó helado.
Takemichi: Emma... Tú cara...
Emma: ¿Qué le pasa...?
Takemichi: Tienes... Todo el cuello negro y una raya saliendo de él.
Abrió los ojos en tono de sorpresa. Se lo tocó con los guantes, pero no se palpó nada. Era como si fuese su piel, pero no había más. Takemichi a su lado solo asentía. Tenía una especie de telaraña que le subía por todo el cuello y luego se le plantaba en el moflete. Se quedó congelada, antes de ver como hacían un giró salido de la nada con el trineo.
Draken: ¡Sanzu, que te calmes con los lobos!
Sanzu: ¡¿Quieres manejar tú y vemos con que paciencia lo haces, idiota?!
Mikey: ¡Sanzu, delante!
Como le estaba poniendo caras de asesino a Draken, no se dio cuenta de lo que se le venía encima. Una roca enorme. Al momento, se levantó del asiento para coger con todas sus ganas la correa, dispuesto a parar el trineo entero. No estaba seguro de si sería eficaz o no, pero lo hizo. Con todas sus fuerzas, tiró. Finalmente, los lobos se dispersaron en dos grupos y el trineo sólo chocó contra la roca. Por suerte, no fue fuerte el golpe. Sanzu, que era el único que estaba de pie, estuvo al borde de caerse, pero entre Mikey y Draken le sujetaron. Senju dio orden de salir del trineo y obedecieron. Su hermano el conductor se puso de rodillas en el suelo, suspirando.
Sanzu: Estoy reventado...
Senju: Solo has conducido, dramático.
Mikey: ¡Eso no es conducir, eso es cualquier cosa menos conducir!
Senju: Bueno, que sí. Que bien hecho, Sanzu. Vamos, que no nos da tiempo.
Metía tanta prisa que todos la miraron muy mal. Cuando puso un pie fuera del trineo, Emma cayó al suelo. No lo había notado hasta caerse, como si se le hubiese dormido el pie, que no era el caso. Takemichi la ayudó a levantarse para que, un segundo después, se alejase de ella.
Emma: ¿Qué pasa...?
Todos la miraron, menos Senju. Se quedaron congelados. Cuando ella volvió a preguntar desesperada, se lo dijeron de la forma más suave posible.
Mikey: Emma, tienes la cara como un mono de negra.
Emma: ¡¿Qué?!
Draken: Mikey, por favor... Pero, tiene razón. Tienes los mofletes negros como el carbón. ¿Estás bien?
Se tocó con los dedos. Siguió sin notar nada aunque sabía que todo era cierto. Takemichi asintió, era hora de contárselo. Pero, ella se puso una mano en la cabeza y sonrió.
Emma: Ah, vaya... Conque era eso... Sí, lo estoy.
Takemichi: ¡¿Qué...?!
Draken: ¿Estás segura...?
Sanzu: Para mi que te has estado revolcado en un charco de barro negro.
Emma: De verdad, de verdad... Vamos con Senju...
Al pasar, Takemichi la cogió del brazo preocupado. Debía contárselo, ¿qué pasaría si algo le pasaba?
Emma: Pero aún no ha pasado, ¿no?
Takemichi: La última vez que me dijiste eso, pasó...
Emma: Por favor... Que Inui se apoderase de mi cuerpo no fue por esto. Estoy segura de que se pasará, no te preocupes. Cuando no pueda más, lo diré, de verdad.
Negó con la cabeza. Estaba preocupado por ella, pero se lo tomaba a la ligera. Senju les miró desde lejos, insultando como siempre.
Senju: ¡Lentos! ¡Vamos, que no hay tiempo!
Mikey: Agh, ¿tiempo para qué?
Sanzu: Oye, idiotas... ¿Me ayudáis...?
Se giraron con una sonrisa. Bueno, pedía ayuda, era algo. Le dieron la mano para levantarle, pero no fue posible.
Sanzu: ¡Tsk...! ¡Para...!
Mikey: ¿Te duele?
Sanzu: Demasiado...
Le soltaron mientras bajaba la mirada. Tras eso, Senju volvió corriendo para darles una colleja en la cabeza a cada uno. Puso cara de asco mientras esperaba que se moviesen.
Draken: Es inútil, Senju. Tu hermano está que no puede ya.
Senju: ¡Venga ya, Sanzu! ¡No seas dramas! ¡Seguro que puedes andar todavía!
Negó con la cabeza y apretando los dientes. Por lo que, Senju miró arriba con la misma expresión y le señaló.
Senju: Si el lento este no se mueve, no podremos enfrentarnos con todo lo que tenemos.
Takemichi: ¿Con quién hablas...?
Senju: Con mi hermano, idiotas...
No lograron entender su frase, pero con Sanzu sí que no estaba hablando en verdad. Se quedó titiritando del frío en el suelo y de rodillas mientras miraba a Senju. Al final, le puso de nuevo su mano para levantarle.
Senju: Levanta, lento.
Sanzu: ¡¿Qué no te ha quedado claro de qué no puedo...?!
Senju: A ver.
Le dio la mano con cara de asco y competencia a la vez. En cuanto se tocaron, Senju hizo fuerza hasta levantarle. Sorprendemente para todos, se quedó estable mientras echaba vaho. Miró a Senju con ojos de sorpresa, pero no dijo nada. Bueno, sí.
Senju: ¡Vamos, que no nos da tiempo!
Suspiraron y empezaron a andar. Aunque necesitase ayuda, Sanzu podía volver a caminar sin dolores... Por ahora. Pero era una gran sorpresa y noticia para todos. Siguieron caminando durante mucho tiempo sin saber a donde les llevaba la loca de Senju. El día había cambiado a uno congelado, no paraban de tiritar a pesar de llevar gorro, bufanda, guantes, dos o tres abrigos y sudaderas y demás. El camino volvió a separarse por un gran lago lleno de hielo. Senju, que llevaba una mochila, que no sabían ni de donde la había sacado, sacó una especie de buzo, aletas e hilo rojo. Lo dejó todo sobre la nieve mientras ellos la miraban sin entender qué demonios hacía y preguntándose a cada momento el por qué seguían allí. Se lo enseñó a todos, pero se dirigió a los tres restantes.
Senju: ¿Sabéis nadar?
Supieron de inmediato lo que quería. Quería que se metiesen allí y nadasen. Pensando en el frío que hacía, bajo hielo sería su perdición. No dijeron nada, pero Senju ya lo dio por hecho.
Senju: Yo voy primera para que veáis, luego vais vosotros. Sanzu, Emma, vosotros quedaros a un lado y no os quedéis fríos porque vamos a seguir haciendo cosas.
Asiniteron, aunque ya estaban como estatuas de hielo. Emma castañeaba los dientes y Sanzu se puso la capucha para no pasar tanto frío. Miraron a los otros con lástima por lo que se les venía encima. Senju se puso todo sobre el abrigo y todas sus equipaciones. Tras eso, no dudó en saltar al agujero, de nuevo salido de la nada, y meterse bajo el hielo. Los otros tres se acercaron a mirar. Bajo el hielo y sobre él, Senju era muy hábil. Sabía nadar perfectamente. Entonces, se dieron cuenta de que llevaba el hilo sujeto de la cadera. Y ese mismo hilo, salía por al agujero que se había metido. Lo entendieron, si se ahogaba o congelaba, la tendrían que sacar de allí. Pero, con su habilidad, era más que imposible que le pasase alguna de las dos cosas anteriormente dichas. De pronto, vieron como, al final, en el suelo, dejaba debajo de una roca un objeto. Tras eso, subió buceando. Salió perfectamente por el agujero y fue corriendo a coger una toalla para enrollársela por encima. Los tres se quedaron congelados viendo como de rápido lo había hecho, pero no dijeron nada. Se quitó el buzo y las aletas para pasárselas a los otros tres. Escupió un poco de agua antes de hablar.
Senju: Elegid, ¿quién quiere?
Los tres se miraron. Obviamente, ninguno de los tres quería. Tenían miedo ya que era, de las tres, la más peligrosa. Si no llegaban a cruzar bien el agujero, se ahogarían fácilmente al no poder salir. Era horrible tener que sacrificarse uno y no eran capaces de decidir quién. Bueno, Draken dio un paso.
Draken: Mikey, Takemichi. Me meto yo, ¿vale?
Mikey y Takemichi: ¡¿Qué?!
Draken: Es muy arriesgado para vosotros. Takemichi, es muy, muy torpe para hacer esto y Mikey... No sabes nadar.
Mikey y Takemichi: ¡Oye!
Asintió, pero, cuando le fue a coger el equipo a Senju, se negó con los ojos cerrados. Draken no entendió el por qué, pero ella lo explicó con una mirada de sospecha hacia abajo.
Senju: Draken, te recuerdo que no puedes nadar. No son ellos los que arriesgan, eres tu.
Le recorrió un escalofrío por la espalda, pero era cierto. No podría bucear a placer con la bota puesta. Por lo que, se dio la vuelta, poniendo una mano a cada uno y disculpándose. Entonces, ellos se miraron, pero Takemichi hizo una sonrisa un tanto triste.
Takemichi: Yo lo hago, Mikey. No te preocupes.
Sanzu: ¡Para mi que te ahogas!
Senju: No. Si ve que se ahoga, te sacaré, ¿entendido?
Asintió temblando. Se puso el equipo sin muchas ganas. Antes incluso de entrar, como estaba mojado, supo de inmediato a qué se estaba enfrentando. Estaba congelado. Tras eso, sonrió antes de ponerse el buzo y saltó dentro. Todos miraron muy interesados dentro. Pero, antes de poder fijar bien a su figura, un grito les detuvo. Emma lo dio antes de caer sobre la nueve de cara. Senju se quedó un momento congelada, pensando qué debía hacer.
Senju: ¿Qué ha pasado...?
Cuando le levantó la cabeza para ver sus marcas oscuras, abrió los ojos. Una de sus frases en la bodega había sido, "Si vuelve a entrar quién sea, matadlo". Al parecer, habían echado una maldición de veneno oscuro a las botellas por si alguien buscaba pistas por allí, pero jamás se hubiera imaginado que sería Emma. Subió la cabeza, dirigiéndose hacia atrás.
Senju: ¡Agh, necesito ayuda...! ¡Tengo que hablar con él para que pueda rectificar este envenenamiento antes de que muera...!
Draken: ¡¿Emma...?! ¡¿Se va a morir...?!
Senju: ¡Demonios...! ¡Agh! Pues, vamos allá.
Con ella cogida en brazos, se alejó un poco hasta subirse sobre el lago helado. Se sentó con los ojos cerrados en el hielo y la dejó sobre él. Su cara estaba casi cubierta de negro, apenas había alguna pizca de color carne. Se concentró, se notó desde la lejanía. Entonces, cogió aire y abrió los ojos con ese toque naranja de nuevo.
Senju: ¡Espíritus del mal, de la soledad y de la tristeza...! ¡Necesito tu ayuda, Chifuyu...! ¡Chifuyu, Chifuyu..!
Mikey: ¿Chifuyu...? ¡Ah, Ken-Chin...!
Draken: Sí... Le está invocando.
Volvió a cerrar los ojos con tristeza. Entonces, un humo entre gris y morado empezó a aparecer alrededor de las dos. A Senju, que no sé inmutó, la recorrió de arriba a abajo. Movía los labios con pena, como si fuese a llorar. ¿Y quién no? Emma estaba grave, podría morir por envenenamiento de sustancia fantasmal en cualquier momento. De repente, la niebla se disipó y, frente a ellas, una sombra apareció. Todos lo pudieron ver. Pero, como ya se sabían su nombre, la sombra desapareció para dejar ver un pelo rubio y unos ojos azules con una sonrisa. Todos se quedaron congelados...
Chifuyu: ¿Qué pasa, Senju...?
Senju: ¡Se ha envenenado del veneno que puse para proteger la bodega...! ¡Chifuyu, sabes de esto, cúrala, por favor...!
Se sentó junto a ellas. Le tocó la frente a Emma mientras la miraban con dudas. Tras eso, se levantó y empezó a tocarse las manos.
Chifuyu: ¿Puedo...?
Senju: ¡Haz lo que sea, pero sálvala!
Creó un rayo que salía de una de sus manos hasta llegar a la otra. Era azul claro. Tras eso, le pasó con la mano que lo había cogido por todo el cuerpo a Emma. Iba lento pero hacía mucho efecto. Por donde pasaba, se volvía más pálida la piel hasta volver a ser color carne poco a poco. No había necesidad de levantar la sudadera ni el abrigo, con pasársela valía. Senju tenía una cara de estar sufriendo increíble, nunca la habían visto tan afectada. Entonces, Chifuyu chasqueó los dedos y sonrió.
Chifuyu: Hecho, aunque se tiene que recuperar todavía.
Senju: ¡Gracias, muchas gracias!
Se abalanzó contra él en un gran abrazo. Sonrió y se dio la vuelta para ver a sus amigos. Les saludó con una mano mientras su cuerpo desaparecía. Ninguno se había movido de su posición, parecían estatuas con cara de sorpresa. Nadie se creía lo que acababa de pasar. Senju volvió con Emma en brazos y la dejó en la nieve. Sonrió, mirando arriba.
Senju: Bueno, ¿por dónde íbamos?
Mikey: Takemichi...
Senju: Ah, sí, Takemichi. ¡Ay, Takemichi! ¡Sácale, sácale...!
Los tres que no eran Sanzu se abalanzaron contra el hilo y tiraron para arriba. Senju también contaba con la ayuda de su amigo imaginario, quien quiera que fuese. Por fin sacaron a Takemichi. Como llevaba el buzo, no se había ahogado, pero estaba congelado, tiritando y llorando del frío. Además de llevar el objeto de Senju.
Senju: ¿Lo has cogido...?
Asintió con el buzo aún clavado en la cabeza. Draken se lo arrancó para ver la cara tan pálida que tenía. Por su lado, Mikey le pasó una toalla mientras le secaba las lágrimas. La que sí se quedó congelada fue Senju, y no del frío. Se había sorprendido de que hubiese llegado a coger el objeto. Ya lo daba por perdido de hacía un rato. Mientras le secaban el pelo con la toalla, se interesaron por él. Senju lo abrió y sonó un ruidito. Un "Click". Y, de pronto, fuego.
Senju: Me lo han dado ellos. Toma, Takemichi, caliéntate las manos y no te resfries. Es un mechero.
Eso era demasiado pedir. Ni podía hablar del frío que tenía y las lágrimas que le salían. Mikey lo encendió para él... Y para sí mismo.
Mikey: ¿Qué? Compartir es vivir.
Sanzu: ¡Oye, idiotas...! ¡Emma se ha despertado!
Senju llegó allí de dos zancadas nada más oírlo. Sus ojos amarillos estaban medianamente abiertos y tiritaba. Se sentó para hablar.
Emma: Así que ha pasado eso... Lo siento, no debía entrar allí...
Senju: Nunca, ¡nunca, me vuelvas a espiar!
Emma: Tranquila, no vi nada... ¿Qué hay de Takemichi...?
Antes de responderle, un sonido volvió a sonar, alertando a Senju. Apretó los dientes más enfadada que antes y miró a los otros tres.
Senju: ¡Hay que irse, vamos!
Sanzu: Estoy yo para moverme ahora.
Senju: Ya estamos con los dramas...
Como tenía tanta prisa, dijo que Takemichi se fuese secando por el camino. De hecho, le dejó su abrigo y, aunque le iba muy pequeño, se lo quedó. Se puso la capucha por el pelo. Draken levantó a Sanzu, pero hizo la misma maniobra de antes aunque más dramática.
Sanzu: ¡Ay...! ¡Mis piernas...!
Senju: Me estoy enfadando de verdad, eh...
Mikey: ¿Y qué le vamos a hacer? Yo tengo hambre.
Senju: Tsk... Oye, ¿hay alguna posibilidad de llegar allí sin que Sanzu camine...? Ah, ya veo... Muy listo...
Se fue ella sola sin decir nada. Los otros se reunieron aún temblando del frío, sobretodo Takemichi, que estornudó mientras se tocaba la frente.
Takemichi: Voy a coger frío y me va a dar fiebre, ya verás...
Draken: No sé qué demonios se le ocurre para meterte así como así en el agua si estamos en la nieve...
Mikey: ¿Adónde ha ido ahora?
Sanzu: Mejor ni saberlo.
Un aullido se escuchó en ese momento al otro lado que hizo que todos se moviesen del lado de donde estaban hasta el del lago. De los árboles, aparecieron los lobos de antes. Se asustaron, pero se relajaron cuando escucharon la voz de Senju al otro lado.
Senju: ¡Tranquilos, tranquilos...! He traído esto para que ni Emma ni Sanzu tengan que hacer un gran esfuerzo... Yo sé manejar, no os preocupéis. Vamos, arriba, que no llegamos.
Se miraron unos a otros, pero era lo único que podían hacer. Se volvieron a subir al trineo monstruoso de antes, pero por lo menos ahora no conducía Sanzu. Takemichi por su parte, le tocó un hombro a Senju.
Takemichi: Senju... Creo que me estoy poniendo malo...
Senju: ¿Y a mi qué? Si no resistes el agua, haber dejado que se metiese otro.
Se sentó de nuevo, secándose los mocos. Bueno, ahora estaba seria porque llegaban tarde, pero se había mostrado preocupada por ellos en un momento. Eso era algo, ¿no?
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Viaje fantasmal (Senju 4)
Paranormal¡Senju ha vuelto...! Pero esta vez, más humana que nunca. La culpa de perder a todos sus amigos mientras ella era una fantasma asesina la reconcome por dentro. Usando sus técnicas especiales y varios contactos, Senju trata de hacerlos volver. En cam...