Captura víctimas

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Sin preguntar ni nada, Inui puso en marcha el autobús. Todos, menos Senju, se quedaron sentados esperando a ver cuál era el siguiente plan, aunque ya se lo podían ir imaginando si Senju iba dando órdenes de conducción al fantasma.
Senju: ¿Qué creíais? ¿Qué nos íbamos a ir de verdad? Já, siento deciros que nunca hubo un conductor, ni siquiera tenía pensado irme de aquí tan pronto.
Todos se quedaron sorprendidos. ¿Lo decía enserio? Pero, por su sonrisa, se notaba que contaba la verdad. ¿No quería irse? ¿Entonces...?
Senju: Pues claro está, ¿no? Vamos a volver a reventar la guarida de los fantasmas.
Esta vez, sonrió con muchas más ganas, haciendo que todos tuviesen ya una idea clara de lo que quería aquella loca de enfrente. Volver a coger la bomba y explotar la entrada del portal. Obviamente, el plan estaba bien replanteado y demás, pero había algo más...
Chifuyu: Senju, tú hermano no aguantará mucho más. Ni siquiera podemos saber si sigue bien o apenas vivo.
Senju: Sanzu puede aguantar seguro. ¿No veis que siempre sobrevive a cualquier cosa?
Chifuyu: No, pero ahora...
Senju: Un poquito de veneno no le matará.
Hakkai: Yuzuha ha dicho que le ha metido cuarenta y cinco milímetros. ¿Es mucho?
Senju: Nah.
Inui: ¡Es muchísimo...!
Senju: Vale, pongamos otra forma. ¿Qué preferís? ¿Sobrevivir todos y dejar, entre comillas, morir a Sanzu, o que nos cojan a todos y nos terminen haciendo desaparecer...?
Suspiraron, aunque en verdad tenía razón. Si no detenían ahora mismo a los fantasmas destructores, no tendrían otra oportunidad. Aún así, si el veneno podía con Sanzu... ¿Cuál era la opción verdadera a coger?
Takemichi: Agh... ¿Por qué siempre se tiene que morir alguien...?
Senju: ¡Qué no se va a morir...!
Takemichi: ¿Cómo lo sabes?
Senju: ¡Tengo confianza!
Inui: A mi no me vale que tengas confianza.
Draken: Al final, se muere, ya verás.
Senju: Que no.
Esta frase ya la dijo seria y suspirando. No habían recorrido muchos metros en autobús y, además, Inui decidió saltarse las reglas de conducir e ir más rápido. ¿Para qué están esas reglas?
Inui: Eso mismo digo yo.
Mikey: Yo creía que sino te metían en la cárcel.
Inui: Y te meten, pero es que yo ya me morí.
En eso también tenía razón, la verdad. Decidió meter el acelerador para ir más rápido. Mitsuya, uno de los destructores, había desaparecido, pero faltaban tres aún y digamos que Mitsuya era el que más débil venía a pelear ya que era necesario que llevase la muleta para todo. Realmente, no había usado sus poderes, ¿no?
Draken: Vosotros tres, fantasmas. ¿Quién es el más fuerte que queda?
Hakkai, Chifuyu e Inui: Ni idea.
Senju: Cuánta información relevante.
Mikey: ¿Qué es relevante?
Sonrieron, aunque no tenían ni una pizca de información en verdad. Senju, mientras tanto, fue haciéndose un mapa mental.
Senju: A ver... No sabemos quién es el más fuerte y tampoco sabemos puntos débiles, ¿no? Bueno, que yo he lanzado a Wakasa por las escaleras.
Inui: Sujetaos.
Pero el aviso llegó un poco tarde. Todos se movieron al momento al lado derecho y, los que estaban sentados en el lado izquierdo, se cayeron al suelo. El problema no era que Inui conduciese mal, que no lo hacía. El problema era la nieve. Suspiró.
Inui: Agh, ya entiendo para qué están las reglas de conducción...
Senju: ¡Idiota, que estaba de pie...!
Inui: ¡Te fastidias...!
Lo poco que quedaba ya del viaje fue todo de meneo en meneo. No siempre a la derecha, a veces también a la izquierda. Terminaron sujetándose al asiento de adelante para no caerse y bastante mareados de tanto giro, en verdad. En ese momento, Draken, que llevaba bien cogido a Sanzu, notó que abría los ojos. Desvío corriendo su mirada para ver sus ojos verdes bien abiertos. Sonrió.
Draken: ¡Te has despertado...!
Pestañeó un par de veces antes de llevarse la mano al cuello y tocar el relieve. Hacía un rato que nadie se lo miraba y, la verdad, se había extendido bastante, cerca del hombro. Se sentó, sujetando la cabeza contra el siguiente asiento mientras cerraba los ojos.
Draken: Chifuyu, ¿no habías dicho que si perdía la consciencia, aparte de no despertarse, no podríamos saber si estaba bien o no?
Chifuyu: ¿Cómo demonios se ha despertado...?
Mikey: Ni idea pero, ¡Sanzu, Sanzu! ¡Parece que tienes un tatuaje en el cuello!
Sanzu: ¿Se puede saber...?
Todos se quedaron callados cuando pronunció sus primeras palabras. Fueron susurros en verdad. Aún con la cabeza apoyada y los ojos cerrados, siguió hablando con voz de aburrimiento. Como se acababa de despertar...
Draken: ¿Qué has dicho?
Sanzu: ¿Se puede saber...? ¡¿Se puede saber quién conduce tan malditamente mal?!
Todos se quedaron en blanco cuando levantó la cabeza con una cara de cabreo absoluto. Inui, desde delante y sabiendo que no le iba a oír, susurró.
Inui: A ver si tu sabes conducir.
Aún así, el autobús giró raro por la nieve y, como ni Draken ni Sanzu iban sujetos, los dos se cayeron. El segundo apretó los dientes, tosiendo.
Inui: Lo siento por tu caída, Sanzu.
Senju: ¿Todo bien?
Le tendió una mano, pero no era por eso por lo que hacía fuerza en los dientes, sino porque el veneno siguió extendiéndose. Hizo como que cogía aire, pero apenas podía. Todos se le quedaron mirando, antes de que Inui hiciese otro giro brusco que tiró a los tres que no estaban sentados hacia el final del autobús. Draken se agarró a un barrote y alcanzó a coger a Sanzu.
Draken: ¡Inui, maldita sea! ¡¿Sabes conducir?!
Inui: ¡Sí que sé, pesado! ¡Es por la nieve, maldita sea...!
Lo dijo antes de hacer otro giro más hacia el otro lado. Draken y Sanzu se cogieron fuerte y lograron volver a sentarse, antes de que el segundo mirase a Draken con cara de sorpresa y los ojos bien abiertos.
Draken: ¿Qué pasa?
Antes de decir nada, se le quedaron los ojos en blanco. Draken le cogió, teniendo que agacharse. E, increíblemente en ese momento, un gas negro atravesó la ventana del sitio en el que estaban ellos sentados. No le dio por poco. Pero, por detrás de la ventana, pudo diferenciar unos ojos que les miraban y sonreían. Supo de inmediato que se trataba de Wakasa por el tema de la coleta. Desapareció en el mismo momento que Sanzu se despertó.
Draken: ¡¿Cómo lo has sabido?!
Sanzu: ¿El qué...?
Mikey: ¡Yo lo sé, yo lo sé! ¡Es por la presión!
Extrañamente, tenía toda la razón del mundo. Mikey había ido corriendo hasta el final del autobús solo para decir esa frase. Al rescate de los otros, fueron todos menos Inui, que tenía que conducir, Senju y Emma. Hakkai le puso una mano a Sanzu y se levantó con la ayuda de un palo, antes justo de que volviese a desmayarse. Todos, los fantasmas y los que no, se miraron.
Mikey: ¡Ahora hay que...!
Senju: ¡Agachaos!
Obedecieron al segundo con el poco espacio que había. Lo peor vino después y lo más increíble y sorprendente. El techo del autobús fue arrancado de un segundo al otro y se lo llevó volando la velocidad a la que iban. Se quedaron todos congelados justo después de ver el pelo negro hacia un lado y un pendiente dorado colgado del otro.
Koko: Vaya, he fallado.
Desapareció. Entonces, los tres humanos que estaban allí, sin contar ni a Sanzu, ni a Emma, miraron a Senju sin poder creérselo y ella asintió.
Takemichi: Senju, no me digas que esas pruebas tan raras...
Senju: Sí, todo era para fortaleceros para este momento. Vosotros seguís ahora, tenéis la ayuda de mi hermano.
Inui: ¡Pero cogeos fuerte!
Asintieron. Decidieron ir al principio, pero el giro les dio de lleno y volvieron a darse contra el fondo del autobús. Todos se dieron un golpe y se hicieron daño.
Sanzu: ¡Demonios...! ¡No puedo hacer nada sin que me hagáis daño...!
Chifuyu: Tampoco es que hagas mucho, que digamos...
Mikey: ¡Sanzu es como una alarma que avisa! Cuando van a atacar, él lo sabe.
Sanzu: Maldita sea, ¿por qué soy yo el del poder...?
Le cogieron por la tripa para volver al principio. Se quedaron de pie, si se sentaban, cualquier cosa podría pasarles. Sanzu miró al techo, rascándose los ojos.
Sanzu: Ostras, ¿y eso de cuando es?
Takemichi: De hace diez segundos, pero tu...
No dio tiempo, se volvió a quedar inconsciente, apoyando la cabeza contra lo de atrás del asiento. Todos se pusieron en guardia, mirando de lado a lado para saber cual era la siguiente trampa. En la prueba que habían hecho, les habían atacado dos veces por arriba y una por el medio. Entonces, ahora tocaba...
Mikey: ¡Por abajo!
Antes incluso de poder decirlo, la parte de abajo del autobús se descompuso, rompiéndose toda al instante y cayendo hacia el suelo de abajo. Mikey, que ya se lo sabía, pegó un salto para subirse a una barra de las que quedaban que sujetaban los asientos. Todos le copiaron, pero por poco. Una sombra, de nuevo Wakasa, cogió del pie a Takemichi y tiró de él hacia abajo para que cayese. Entre Draken y Mikey, que estaban a sus lados, le dieron la mano para levantarle. Entre los tres haciendo fuerza, Takemichi apretó los dientes y los ojos.
Takemichi: ¡Ah...! ¡Duele muchísimo...!
Wakasa: Si te caes, te dejará de doler.
Mikey: ¡Sí, porque estará muerto, idiota!
Aunque fuese una sombra, si eran dos contra uno, ganarían. Y lo hicieron, Wakasa se rindió. El suelo había desaparecido, por lo que Takemichi pasó de un salto al lado de Mikey mientras Draken se sentaba con los ojos cerrados con fuerza.
Draken: Ay, mi espalda...
Mikey: Estás viejo.
Draken: No, es que me han tirado desde un conducto, idiota.
Se quedaron en silencio mientras Inui seguía conduciendo. Estaban esperando a la siguiente parte de la prueba y, para eso, se estaban mentalizando. ¿Qué pasaría ahora? Arriba no había techo, abajo no había suelo. Suspiraron sin que pasase nada. Lo peor que pasaban eran los giros bruscos que daba Inui, pero nada más. Entonces, empezaron a impacientarse.
Hakkai: ¿Pasa algo o se han rendido ya?
Senju: Eso es imposible, son destructores, no se van a rendir hasta conseguir lo que quieren.
Hakkai: ¿Y por qué no pasa nada?
Senju: A mi me vas a preguntar...
Pues nada, no ocurría nada. Pero, nada de nada. Mikey suspiró.
Mikey: Me recuerda a cuando jugamos a la ouija.
Inui: Ni me lo recuerdes...
Draken: Pero, ¿por qué no pasa nada?
Se impacientaron más. Miraron arriba, abajo, a los lados. Suspiraron. Y nada. Entonces, Mikey se puso de pie en su asiento para pasar al de adelante, con Sanzu. Ahí ya fue cuando abrió los ojos con sorpresa.
Mikey: Oye, pero... Pensé que debía de levantarse cuando se iban los fantasmas.
Senju: Y debe. ¿No lo ha hecho?
Negó, pero era cierto. Seguía con la cabeza apoyada detrás y los ojos cerrados, además de tener expresión de estar dormido. Draken y Mikey se miraron, subiendo los hombros.
Chifuyu: A lo mejor, el veneno...
Draken: Chifuyu, mucho dices pero aún no le ha pasado nada, ¿no?
Mikey: Oye, Emma, ten cuidado no te vayas a caer.
Emma estaba justo detrás de Draken, el cual se giró. La vio de pie sin ninguna expresión en la cara. Entonces, cuando le pidió que se sentase, hizo algo nuevo. Sonrió, lo que hizo que a todos les cruzase un escalofrío por la espalda. Pero eso no fue lo peor. Sino que, se lanzó a Draken para cogerle del cuello.
Emma: ¡Agh, ya te tengo...!
Draken: ¡Ah, no es Emma...!
Senju: ¿No es... Emma?
Cuando la miró dos veces, abrió los ojos y la boca al ver una sombra superpuesta sobre el cuerpo de Emma. Entonces, Takemichi fue el que habló ahora, usando un recuerdo.
Takemichi: ¡Emma se bebió la sustancia esa!
Mikey: ¡La fantasmal!
Takemichi: Esa, ¿cómo te acuerdas?
Mikey: Fácil, todo lleva algo fantasmal. Presión fantasmal, sustancia fantasmal...
Pero ese no era el caso ahora. Las verdaderas intenciones de Emma, la cual no era Emma, sino Yuzuha en su cuerpo, eran lanzar a Draken al suelo, el cual ya no estaba. Sería al suelo de verdad, no al del autobús. Le había cogido primero por el cuello, lo tendría bastante difícil... Si Emma no fuese tan pequeña y tan débil al lado de Draken. Le arrancó las manos aunque siguiese haciendo fuerza y, a su vez, Chifuyu y Hakkai se dieron la vuelta para saltar al otro asiento y agarrar el cuerpo de Emma. En cambio, algo no salió como esperado, sino que, al ver que no podía contra Draken, lo que hizo fue salir de su cuerpo y materializarse sobre los tres. Y, una vez en esa situación, empujó con un codazo a Emma. Draken trató de agarrarla, pero Yuzuha le cogió del cuello y ella sí que era fuerte. Emma se cayó al suelo de verdad y el autobús pasó sobre ella... Aunque no con las ruedas, solo con la mitad del autobús, por lo que no sabrían si estaba viva o no. Aún así...
Mikey: ¡Emma...!
Draken: Agh, yo necesito ayuda... ¡Tsk!
Le estaba ahogando. Aún con las fuerzas que le proporcionaban los fantasmas de detrás, era más que imposible. Entonces, Senju saltó primero en su asiento y luego le dio una patada de lleno en la nariz a Yuzuha, lo que la tiró fuera del autobús por el otro lado. Todos suspiraron, mirando abajo.
Draken: Emma... La han lanzado...
Senju: Estoy segura que todavía no está muerta, Draken. Luego lo comprobaremos.
Takemichi: Ya, pero se va a poner mala por estar expuesta al frío y en la nieve... De hecho, hace mucho ahora mismo.
Sanzu: ¿Hace mucho qué...?
Todos le miraron cuando se despertó. Pero, para su sorpresa, el autobús se detuvo al segundo y todos se dieron contra el asiento de enfrente. Miraron a Inui con miedo, pero él solo suspiró.
Inui: Llegamos.
Senju: ¡La bomba!
Senju saltó fuera del autobús desde el asiento, ya que como no había techo... Los otros salieron por el otro lado con cuidado y despacio. Nada más llegar, Senju encontró la bomba enterrada en la nieve. La levantó alegre, ya la volvían a tener. En cambio, el incendio se había extendido y el fuego amenazaba con quemarles a todos, incluyendo al autobús. Apenas podrían acercarse, pero aún así...
Senju: ¡Chicos...! ¡Vamos!
Sanzu: ¿No puedes hacerlo tu, inútil?
Senju: ¡Sí, pero es más efectiva si estamos todos!
Suspiraron, acercándose. Iban tiritando, soplando para ver el vaho en el aire y temblando. Al final, llegaron con Senju que estaba saltando de la emoción. Entonces, antes de hacer algo, le dio la bomba a Sanzu, que la miró sin entender.
Sanzu: ¿Qué...?
Senju: Hazlo tú.
Lo cogió sin muchas ganas, pero intrigado. Aún así, nada más agarrarlo con sus manos y mirarlo a la luz de la luna y de la noche en sí, se le cayó. No solo se le cayó la bomba, se cayó él también al suelo. Antes de poder hacer algo, empezó a temblar apretando los dientes y a toser. Todos le miraron sin saber qué hacer, menos Chifuyu que se abrió paso.
Chifuyu: ¡Ah, mira el relieve...!
No lo decía a nadie en concreto, sino en general. Tenía toda la razón ya que se estaba extendiendo a la parte de la mandíbula y por ahí. Cuando se detuvo, Sanzu se quedó aún en el suelo. Agarró la bomba con las dos manos mientras se sentaba. La miró con lástima.
Sanzu: Me estoy muriendo por dentro, ¡maldito seas, yo interno...!
Senju: ¡Rápido, Sanzu! ¡Lanza la bomba!
Asintió mientras le ayudaban a levantarse. La miró en sus manos y sonrió. La abrió, la giró y puso cara de pillo antes de lanzarla. Pero, en el último momento, al lanzarla, le terminó reventando a él en las manos. No le hizo daño ya que no había explotado sino que había salido humo, pero se dio un susto.
Sanzu: Que asco de bomba...
Senju: ¡Si no sabes lanzar una bomba, no la cojas!
Mikey: Senju, te contradices. Tu le has dicho que lo haga él.
Senju: ¡Pues qué más da! ¡Trae!
Se la arrancó de las manos y fue caminando ella para lanzarla dentro del portal. En cuanto lo hizo, Sanzu la siguió con cara de asco y se la arrancó de las manos.
Sanzu: Has dicho que lo hacía yo, así que tu te vas fuera y te fastidias.
Senju: ¡Oye...!
Fue corriendo y se la arrancó esta vez ella de las manos. Eso picó a Sanzu, quien volvió corriendo y la empujó para quitársela de las manos. Todo esto mientras los otros, los espectadores fantasmas y no fantasmas, les miraban con cara rara.
Draken: ¿Deberíamos intervenir...?
Inui: Vamos a terminar muriendo todos por estos dos, ya verás... Pero mejor no intervenir.
Hakkai: Sí, es divertido verles pelear.
Takemichi: Yo tengo frío...
Hakkai: Yo no.
Le miró también con cara rara. Luego, desviaron a ver cómo Sanzu había puesto la bomba en lo alto y Senju no llegaba ya que era más bajita. Sonrió mientras la veía esforzarse. Pero, le fue mal. Le pegó una patada en la pierna y cedió la bomba, cayéndose a la nieve. En la que pudo, echó a correr hacia el árbol y Sanzu la miró, tratando de levantarse. Echó a correr también tras ella pero, entonces, abrió los ojos, antes de dejarse caer de nuevo en la nieve. Esto hizo que Senju se detuviese y todos, incluyéndola, se acercasen. Senju, que llegó primero, abrió los ojos congelada y miró al resto antes de ponerse a mirar por los alrededores.
Mikey: ¡¿Qué ocurre?!
Senju: ¡Tiene los ojos en blanco...! ¡No podemos perder más tiempo con la bomba...!

Viaje fantasmal (Senju 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora