Navidad competitiva

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El día había sido emocionante en todos los aspectos. Tras la excursión impregnada de armas y la visita de Inui, habían acabado todos reventado incluso antes de las ocho. Cuando Senju abrió la puerta tras haber salido por haberse vuelto a dejar otra goma de pelo, se quedó congelada al ver a todos tirados en la cama, más dormidos y reventados que nunca. Suspiró, no les había visto así en mucho tiempo. Se sentó en una esquina, mirándose las manos con curiosidad. De una de ellas, salió un rayo y la otra la atrapó. Se levantó igual de seria todavía. Se lo pensó un poco antes de girarse a donde estaba su hermano tumbado. Levantó las manos, sacando un rayo de uno, cogiéndolo con el otro. Le miró con lástima, pero suspiró.
Senju: Ah... Espíritus del mal, de la soledad y de la tristeza. Pido que a mi hermano...
Sanzu: ¿Se puede saber qué estás haciendo...?
Cuando se dio cuenta de que Sanzu estaba despierto, pegó un salto hacia atrás. Escondió sus manos mientras él se sentaba apretando los dientes. La señaló con cara de asco.
Sanzu: ¿Me estabas maldiciendo, idiota...?
Senju: No... Te estaba protegiendo de ellos... Temo que te hagan algo mientras duermes.
Sanzu: Sí, sí... No me valen tus excusas, pero lo voy a dejar pasar...
Su hermana suspiró. Se movió hasta sentarse al lado de Sanzu. Le miró con una sonrisilla y le dio un codazo.
Senju: ¿Has visto a alguien?
Sanzu: Resulta que por tu idiotez, ahora sí veo fantasmas.
Senju: Ah... ¿Y por qué no has hablado con él todavía...? No seas tímido, no sueles serlo...
No le hablaba a él, obviamente. Se quitó el parche para mirar a quién le hablaba. Una sombra a su lado que estaba también sentada apareció, aparte de las mismas de siempre. Bueno, se estaba acostumbrando. Entonces, los dos, Senju y la sombra le miraron. Le recorrió un pequeño escalofrío, pero negó hacia adentro.
Senju: Es un poco tarde, pero tampoco tanto. No le apetece hablar contigo ahora mismo, pero será más adelante, tu tranquilo... Por tu parte, no te sientas presionado, pero sabes que le he quitado el ojo por algo, ¿no...?
Se quedó ella sola hablando con la sombra por lo que Sanzu dejó de escuchar. No la escuchaba, ya no le interesaba la conversación. Le arrancó a Mikey la almohada que tenía abrazando para echarse a su lado. Senju se levantó al notar lo que pretendía. Se le quedó mirando mientras cerraba los ojos, y a su lado, la sombra. Antes de terminar de cerrar los ojos del todo, pudo escuchar a Senju hablando una última vez con ella.
Senju: Sabes que yo los protejo, pero es tu hermano pequeño... Yo no puedo ayudar mucho más...

Senju: ¡Despertad, despertad, rápido, rápido...!
Los cinco abrieron los ojos de golpe al oír los gritos desesperados de Senju. Todos, menos Mikey, se levantaron, saltando de la cama. Quitamos a Mikey de la lista ya que él se cayó de la cama hacia atrás. Se dio de cabeza contra el suelo mientras abría los ojos con menos ganas de despertarse que ninguno otro de aquella sala. Encima, tras el golpazo que se había metido, estaba bastante enfadado al hablar. Sin quitar la postura en la que se había caído, habló de malas maneras a Senju.
Mikey: ¿Qué demonios quieres, Senju...? Seguro que no son ni las tres de la mañana...
Cuando obtuvo una mejor visión de lo que pasaba, pudo ver a Senju con un espumillón blanco alrededor del cuello. Eso lo hizo enfadar más incluso. Antes de darse la vuelta, se acercó hasta tocarle la nariz con su dedo. Sonrió y empezó a saltar de la emoción.
Senju: ¡Levanta, levanta! ¡¿Sabéis que día es hoy...?!
Sanzu: ¿El día de ¡no me importa...?!
Senju: Casi, pero no. ¡Es el veinticinco de diciembre! Por lo que es...
Takemichi: ¡Ah, es Navidad...!
Senju: ¡Exacto, exacto...!
Sanzu: Pues lo mismo que he dicho yo...
Senju empezó a saltar de lado a lado de la alegría. Los otros, menos Sanzu, sonrieron, y eso qué les había levantado de muy malas maneras. Les había gritado a los oídos, vamos. A Mikey tampoco le hizo ni pizca de gracia. Se giró mientras se rascaba los ojos y bostezaba. Miró a Senju con tantísima seriedad que parecía que la juzgaba.
Mikey: ¿Y qué si es Navidad...? Yo estaba dormido... Jo...
Senju: Venga, Mikey. Anímate. Ellos han preparado unas ideas muy interesantes para que podamos hacer hoy.
Takemichi: Además, tú fuiste el que dijiste que qué mejor que celebrar la Navidad que en una montaña helada, ¿recuerdas?
Cuando lo dijo, se dio cuenta de que Mikey se había echado en el suelo a dormir. Todos suspiraron, ¿pero qué le iban a hacer...?
Media hora después, estaban todos saliendo por la puerta. No había nevado demasiado aquella noche, se podía caminar con tranquilidad. Para ser Navidad, no parecía haber cambiado nada. Aparte de que habían tenido un grandísimo despertar, se habían despertado pronto para llegar a hacer todo. Mikey iba tan cansado que iba bostezando cada dos minutos y las lágrimas se le salían del sueño. Al momento, Senju se sorprendió sola.
Senju: ¡¿Enserio?! ¡Es genial, es increíble! Ahora mismo se lo digo.
Se giró a todos con una sonrisa plena en la cara. Todos se pararon cuando se lo dijo. Abrió los brazos y dijo su gran noticia.
Senju: Hoy, por ser Navidad, se celebra la gran hoguera.
Sanzu: ¿Y eso qué nueva perdición es...?
Senju: Todos se reúnen alrededor de una gran figura de madera y, una vez hecho el círculo, la queman. Es Navidad, será un árbol decorado o así.
Draken: ¿Es seguro eso?
Senju: Sí, si estamos rodeados de nieve, ¿qué más...? ¿Cómo dices...? ¡¿Qué llegamos tarde?! ¡Venga, lentos, moveros algo más rápido...!
Echó a correr sin dudar. El resto sí que lo hicieron. No podían seguir su ritmo y su energía desde tan por la mañana. Emma iba mordiéndose los labios a más no poder y Takemichi ya lo había notado desde hacía ya rato. Sabía lo que le pasaba y no quería reconocerlo, por lo que se acercó sin decir nada.
Takemichi: Dile a Senju que te has constipado y quédate... No puedes seguir así, Emma...
Emma: Tranquilo, de verdad. Confía en mí. Pararé cuando no pueda seguir andando.
Takemichi: ¿Hasta dónde se te ha expandido?
Emma: Tengo toda la tripa negra ahora.
Se horrorizó, pero no quiso llamar la atención de los otros tres. Siguieron caminando con Senju delante y Mikey detrás, estirándose.
Mikey: ¿Es de día ya...?
Draken: Llevas despierto media hora ya, Mikey...
Mikey: ¿Ah sí? ¿He desayunado acaso...?
Takemichi: Te has dormido en el desayuno también. Se te ha caído la cabeza en la leche de los cereales y te hemos tenido que limpiar todo el pelo.
Mikey: Ah, ni me acuerdo de eso...
Senju: ¡Vamos, lentos! ¡Qué no llegamos!
Al final, decidieron darse una carrerita hasta arriba para ir con Senju. Pero, luego, bajaron la cuesta para llegar a una especie de río helado. Todos miraron a Senju con cara de asco, pero ella ya se traía sus planes...
Senju: Hemos probado con el trineo, hemos probado con los esquís, hoy vamos a probar otro tipo de esquís, pero sobre el hielo.
Todos: ¡¿Qué?!
Senju: Es verdad, es verdad. A excepción de Draken que, aunque pueda andar, no puede doblar el tobillo más de la cuenta.
No les gustó la idea, la descartaron nada más oírla, incluso antes de eso. Senju no dudó, llevaba el equipamiento en una mochila aparecida de la nada. Se puso los nuevos esquís y se apoyó en el frío suelo hecho de hielo. Consiguió ponerse de pie a la primera, sorprendentemente. Todos, menos ella, se quedaron congelados ante tal espectáculo. Empezó a esquiar como si supiese antes de usarlos y todo. Era imposible, según Sanzu.
Sanzu: Lleva toda la vida conmigo... ¡Es imposible que sepa esquiar así de la nada...!
Senju: Sé hacer cosas desde que soy pequeña, Sanzu... ¿Tú no? Ah, no, es que no puedes directamente.
Se quedó congelado ante tal frase. ¿Se estaba burlando de él o qué pasaba? Apretó los dientes, pero no hizo ningún movimiento más. Solo se quedó mirando como los otros espectadores. La siguiente maniobra fue lo que más les sorprendió a todos hasta el momento. Levantó su pierna derecha primero poco y luego hasta lo más alto hasta ponerla frente a su cara. Se quedó de puntillas con el otro, como si fuese una profesional. Las mandíbulas de los otros no aguantaron más juntas de la sorpresa, se les abrió para dejar ver todos sus dientes. Tenía los ojos cerrados, pero abrió uno con una sonrisa de los más malvada y pilla posible, como si se estuviese riendo de ellos. Para el siguiente paso, ya fue la gota que colmó el vaso. Soltó su pierna para poner sus manos y hacer una voltereta lateral, poniendo su cuerpo primero haciendo el pino hasta terminar con los dos pies, usando las cuchillas, clavados en el hielo. Salió de allí dando un salto y volvió a sentarse en la nieve, al lado de ellos, con una sonrisa.
Senju: Os toca, superadme.
No le salió ninguna palabra a ninguno de todos ellos. ¡¿Cómo demonios se podía superar a eso?!
Senju: Es una prueba. Quiero ver si sois mejores que yo o no... Si no podéis usar las cuchillas a placer, moriréis con facilidad... Emma, como eres la única chica, hazlo tú primera.
Emma: ¿Yo...?
La miró con lástima, pero asintió. Se quitó las cuchillas para pasárselas a Emma. Ella no tenía ni idea de como podía hacer para superarla, pero si no lo hacía... Lo peor que le podía pasar era una torcedura como Draken en alguna parte del cuerpo, por lo que respiró hondo. Tampoco había esquiado nunca, sería una experiencia nueva. Se ató los esquís y, junto con la ayuda de Senju, se puso en el río helado.
Mikey: ¡Bien, Emma! ¡Tú puedes! ¡Ánimo!
Draken: Vamos, Emma. Demuestra a Senju que eres mejor.
Senju: Idiota.
Draken: Con cariño, Senju...
Sonrió cuando Senju la soltó. Casi se cae desde un primer momento, pero llegó a hacer equilibrio con los brazos. Puso sus piernas haciendo que las rodillas se juntasen. Tenía algo de miedo, lo admitía. Pero, ¿cómo hacer cualquier truco sí...? De pronto, notó una sensación como que alguien la agarraba por detrás y ya no tenía tanto miedo de caerse. Miró atrás, pero no había nadie... Aunque escuchó una voz en su oreja al momento.
Inui: Tranquila, Emma... Yo te llevo, Senju no puede verme si estoy en tu cuerpo.
Emma: ¿Inui...? ¿Pero, y los trucos...?
Inui: Yo te ayudo, tú confía en mí.
Asintió. Tenía el apoyo de Inui ahora, no se caería, estaba claro. Por lo que, empezó con los trucos con una sonrisa. Subió los brazos con un poco de miedo por si se caía ahora, pero no fue así. Las manos de su amigo la sujetaban por detrás, lo tenía claro, no se caería.
Inui: Prepárate.
Emma: ¿Qué vas a...?
Le empujó una de las rodillas y ella la subió. Le bajó los brazos hasta ponerlos en círculo y, sin aviso previo, empezó a girarla con el único esquí que llevaba apoyado. Todos se quedaron congelados incluida Senju ¿Cómo podía hacer eso...?
Draken: Emma, ¿tu de verdad nunca habías esquiado...?
Emma: De verdad de la buena...
Inui: Di que este será el truco final y ya lo dejamos, ¿te parece?
Asintió, diciéndolo al resto. Le bajó los brazos hasta ponerlos rígidos como palos. Tras eso, Inui se agachó, cogiéndola de los tobillos y sonrió, un poco con nervios.
Inui: Salta.
Lo hizo e Inui logró hacer una voltereta con ella. La agarró al vuelo y cayó con normalidad tras una vuelta en el aire. Apoyó las cuchillas en el suelo y el hielo comenzó a romperse. Sonrió pero se quedó temblando un poco por el susto. Senju se levantó de su sitio con una sonrisa y la señaló.
Senju: ¡Bua...! ¡Perfecto, Emma! ¡Genial, genial, genial! Vamos fuera.
Asintió. Inui la empujó hasta volver a caer en la nieve. Cayó de boca ya que no tenía ni idea de esquiar en verdad. Draken y Takemichi la levantaron, pero Senju preguntó la hora a su lado. Abrió los ojos.
Senju: ¡No hay tiempo para que todos lo hagáis, con uno solo en cada prueba está bien...!
Mikey: Ah, ¿hay más pruebas...?
Senju: Muchas más. ¡Vamos!
Empezó a andar mientras los otros dos ayudaban a quitarle las cuchillas a Emma. Mikey y Sanzu se miraron y empezaron a caminar tras Senju sin decir nada. Los otros les siguieron cuando terminaron su tarea. Como Senju iba delante, los otros pudieron susurrar.
Draken: ¿Desde cuándo sabes patinar tan bien?
Emma: No he sido yo... Inui me ha ayudado. Me ha agarrado mientras yo hacía la voltereta.
Mikey: ¿Inui...?
Pensó en Izana, pero sabía que tenía miedo a Senju, por lo que no estaría por allí para ayudar. Takemichi se fijó en cómo iba Emma. Parecía cansada, seguramente por la caída tras la voltereta. Le habría hecho daño la caída en las plantas de los pies, pensó. Pero, como estaban hablando y pensando, se dieron contra Senju, que estaba parada enfrente. Les miró seria.
Senju: ¿Por qué os chocáis...? Bueno, da igual, pero no lo volváis a hacer. Mirad.
Apartó unas ramas para que el resto pudiesen ver qué se les venía encima. Había un trineo grande, fácilmente podrían entrar los seis y habría más espacio incluso. Miraron después a Senju, como no, con una cara de asco, pidiendo una explicación.
Senju: Ya hemos montado en trineo, sabréis llevarlo, ¿no?
Sanzu: ¡Me dijiste que sino, me iba a chocar y me choqué de todos modos!
Senju: Cállate, dramático. Bueno, montad, voy poniendo a los perros.
Todos: ¿Perros?
Estaban muy confundidos todos por todo. Encima ahora, Senju puso una cuerda atada a una de las partes del trineo, a los lados mientras los otros obedecían y se montaban. El final de la cuerda daba justo a una cadenas enormes y esas cadenas estaban sujetas a unos perros, también enormes. Parecían lobos.
Senju: Es porque son lobos.
Takemichi: ¡¿Lobos?! ¡¿Y por qué hay lobos enganchados a nuestro trineo...?!
Senju: Déjadme espacio y os lo demuestro.
Obedecieron, menos convencidos que antes. Se puso en el medio de los cinco y agarró la cuerda como si fuese la correa de un perro pero con las dos manos. Llevaba puestos los guantes pero se notaba que lo estaba cogiendo con fuerza. De un momento a otro y sin esperar más, hizo como a los caballos con la correa gigante. Las cadenas resonaron y los lobos miraron detrás, haciendo que todos, menos Senju, se asustasen por sus caras. Entonces, los lobos también obedecieron a Senju y, como si supiesen lo que tenían que hacer, empezaron a correr y a tirar del trineo. La salida ya fue fuerte, tanto que se tuvieron que agarrar, pero Senju sonrió.
Senju: Esto no es nada aún... ¡Adelante!
Le dio más fuerte y los lobos incrementaron su velocidad. El viento junto con el aire se les venía encima, la velocidad tampoco ayudaba e iban tiritando del frío. Senju miraba más atrás que adelante, y eso fue una gran desventaja.
Senju: Si nos chocamos, nos moriremos todos.
Emma: ¡¿Pero tu estás loca?!
Senju: Solo os estoy poniendo a prueba...
Draken: ¡Gira, Senju!
Cuando miró adelante, vio que sus fieles amigos carnívoros estaban por darse contra un árbol. Hizo un movimiento con la correa para que solo diese a la mitad de ellos. Funcionó, solo esa parte se dio la vuelta y no llegaron a chocarse, pero por muy poco. Suspiraron, pero todavía estaban haciendo la prueba. En verdad, Senju les miró a todos y a cada uno, hablando como si nada.
Senju: Antes os dije que haríais una prueba cada uno porque sino no da tiempo... Emma, tu ya no tienes que hacer esta, así que os dejo elegir. ¿Quién moverá a los lobos...?
Takemichi: ¡Gira, Senju...!
Volvió la mirada otra vez para hacer lo mismo. Los de atrás se miraron. Emma ya no tenía más que hacer allí, por lo que solo lo podían hacer los chicos. La primera opción fue clara y era la que mejor iba.
Sanzu: ¡¿Yo?!
Draken: Supongamos que esta va a ser la única prueba donde no necesitas usar todas las partes de tu cuerpo... Eres el único que no puede hacer el resto sin herirse, así que coge el mando.
Mikey: Eso.
Draken: No, tu no has aportado nada, así que no digas "eso".
Ahora miraron a Sanzu. En verdad, era cierto. No podría haber hecho nunca la anterior prueba sin hacerse daño, por lo que haría esta ya que no era necesario usar las piernas. Miró a Senju, que llevaba una sonrisa, y asintió.
Senju: Muy bien, pues todo tuyo.
Saltó y se deshizo de la correa para ponerse atrás de todos. Sanzu bajó corriendo hasta coger la correa con las dos manos. Luego, miró atrás con cara de estar sufriendo.
Sanzu: Si nos chocamos, no será todo mi culpa, eh. Tenedlo claro.

Viaje fantasmal (Senju 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora