Huida inesperada

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Cuando estuvo al borde de caerse, Sanzu la agarró de la mano. Se cogió al tejado de atrás para no caerse él también en el intento de ayudar a su hermana, la cual le miró con lástima, mirando para abajo.
Senju: ¡Súbeme...!
Sanzu: Pesas mucho... ¡Demonios!
Con el peso que debía de coger y hacer con las manos, no podía aguantar mucho más tiempo. Los dos fantasmas de atrás les miraban esperando a ver qué pasaba, pero estaba claro el final. Además de que Wakasa le dio un empujón a Sanzu.
Wakasa: Cuánto antes nos los quitemos de encima, mejor.
Mitsuya: ¿Cayendo desde el tejado y matándose al instante?
Wakasa: Sí, ¿por qué no?
Le dio otro más que pudo por fin con Sanzu. Desistió y también se cayó. Emma y Takemichi, viendo ya desde hacía un rato la escena, se acercaron corriendo. Y peor fue cuando los dos se cayeron de la mano. Senju apretó los dientes mientras que Sanzu buscaba un lugar donde agarrarse. Pero nada. Al final, se estallaron... O eso podría decir que pasó, aunque no fue así. ¿Recordáis que existen los fantasmas? Pues es que a los fantasmas no les pesan los humanos, y la caída desde el tejado de un hostal tampoco iba a ser tanto peso. Su hermano mayor se lanzó a por ellos. Agarró a Senju y luego a Sanzu antes de patinar por la nieve con los dos cogidos y darse contra uno de los postes que sujetaban el lugar. Los dos se miraron y suspiraron.
Takeomi: ¡¿Todo bien?!
Senju: Ah... Menos mal...
Sanzu: Sí, por poco... ¡Tsk!
Bueno, por poco no fue ya que, el veneno le volvió a dar con ganas por el cuello. Se dejó caer de los brazos de su hermano mayor para caer hacia atrás en la nieve, poniendo así los ojos en blanco mientras el veneno se le extendía y el relieve cada vez era mayor y se notaba. Sus hermanos le miraron y gritaron los dos del susto.
Takeomi y Senju: ¡Sanzu...!
Sanzu: ¡Agh, me muero...!
Koko: Que falso, dramático.
Yuzuha: No es falso.
Una nueva sombra apareció. Para algunos lo seguía siendo mientras que otros ya la veían con su verdadero aspecto. Como todos sabían por su voz, Yuzuha también apareció en el tejado mirando para abajo. Pegó un salto para juntarse con Koko, el cual le sonrió.
Koko: ¿Cuánto le has dado?
Yuzuha: Cerca de cuarenta y cinco milímetros.
Koko: ¡¿Cuarenta y cinco?! ¡Já, no sobrevivirá mucho más!
Yuzuha: No estropeés la sorpresa.
Le dio un tortazo en la cara mientras los dos de arriba se aguantaban una risa. El resto, los cuales estaban ocultos antes, salieron de su escondite para acercarse por detrás. Si podían hacer desaparecer una sombra o echar la bomba... Pero uno de los ojos de Yuzuha se fijó en ellos y les miró peor.
Yuzuha: Koko, pensé que ya habías eliminado al resto. ¿Aquí siguen?
Koko: Jo... Es que me han atacado por detrás y no he tenido oportunidad alguna contra ellos. Entiéndelo, Yuzuha.
Yuzuha: Sí, ya. Yo le he inyectado veneno en el cuerpo a este de aquí y nadie me ha detenido en ningún momento. Os toca hacer algo productivo, a los tres.
Wakasa: Agh... ¿Enserio, Yuzuha...?
Mientras las sombras destructoras discutían, los otros se fueron acercando hacia Sanzu. Takeomi le había cogido mejor en brazos para sentarle en la nieve. Ahora tenía incluso peor cara, los ojos casi transparentes y más palidez... O probablemente era por la luz que daba la nieve. Aún así, no tenía buena pinta. Chifuyu le miró el cuello con cara de que algo iba mal y miró al resto.
Chifuyu: Esto ya no sólo es grave, es peor que eso incluso.
Draken: ¿Cuánto le queda de vida?
Chifuyu: No te puedo asegurar nada. Pero si ya no anda ni ve bien, quiere decir que poco...
Sanzu: ¡¿Qué?! ¡¿Y eso cuánto es?!
Chifuyu: Te acabo de decir que no lo sé. Pero, Sanzu, intenta no perder la consciencia. Si lo haces, no sabremos si estás o no bien, ¿entendido?
Asintió sin ganas. Pero, en ese momento, Senju se giró en el momento exacto y les pegó un grito a los de atrás.
Senju: ¡Apartad!
Obedecieron casi sin darse cuenta. Justo en ese momento, Mitsuya trató de pegarles usando su muleta desde lo alto del hostal. No así, había saltado e impactado el arma contra el suelo. Increíblemente, no se dobló. Sopló el comienzo de ella para mirar con una sonrisa a Senju.
Mitsuya: Era mi oportunidad, maldita.
Senju: Ya, lo sé. ¿Por qué sino lo he hecho?
Mitsuya: A ver qué haces ahora.
Se agachó justo para dejar ver, frente a ella, a Wakasa con la mano bien abierta y saltando desde lo alto. Sin expresión en la cara, dijo "sombra", y una masa negra apareció que fue directo a Senju. Pero ella también fue muy rápida y se agachó. En ese momento, la sombra le impactó justo detrás a Takeomi, su hermano. Senju se quedó paralizada al oír como gritaba. Se dio la vuelta y fue corriendo.
Senju: ¡No...! ¡Esto no, por favor...! ¡Takeomi...!
Pero ya le había dado. Y cuando una sombra le da a un fantasma, se deshace. Lo más rápido que pudo, dejó a Sanzu en los brazo de Taiju y le sonrió a ambos hermanos. Justo después de eso, desapareció sin dejar rastro. Senju se quedó la que más helada de todos, y no por el frío. Se puso de rodillas en la nieve mientras esperaba que pasase algo más, que volviese o algo así... Pero no pasó. Su hermano se había evaporado, ya no iba a volver ni como fantasma ni como humano. Se quedó callada mientras cogía aire, aunque duró poco.
Emma: ¡Senju...!
Koko: ¡Sombra!
Lo más rápido que pudo, Koko había ido corriendo para ir por el otro lado para echarles el hechizo. Inui agarró a Senju para que no le diese el impacto, como acababa de pasar. Por suerte, no le dio esta vez a nadie. Inui soltó a Senju tras subirse todos a lo alto de nuevo, pero esta vez con cuidado. Se levantaron con algo de vértigo por la altura, pero ahora estaban más a salvo ya que estaban lejos de los otros cuatro. En cuanto se levantó, Draken notó otro pinchazo en la espalda y supo inmediatamente de qué venía. Cogió aire para no preocupar al resto, pero él no era el único que estaba ya mal de por sí. Y esta vez lo supo ya que empezó a toser. Es cierto, la prueba del agua había acabado con Takemichi. Se miraron ya que los dos tenían el mismo objetivo. Suspiraron.
Sanzu: Oye, yo estoy peor.
Draken: Que te calles. Eso lo sabemos todos.
Mikey: ¡Qué dramas montáis todos...!
Draken: Mira quién habla...
Takemichi: ¡¿Pero qué hacemos ahora?! ¡¿Cuál es el plan?!
Todos se le quedaron mirando, antes de que Yuzuha saltase sobre el tejado también y abriese una de sus sombras contra el resto. Se agacharon justo en ese momento para esquivar. Tampoco estaban a salvo en lo alto del tejado, por lo que tuvieron que volver a bajar. Recordamos que son sombras, son lo suficientemente flexibles y fuertes como para recrear estas acrobacias. Bajaron y echaron a correr. De nuevo, recordaremos que el lugar estaba lleno de nieve, así que...
Emma: ¡Espera, espera...! ¡Tenemos las motos!
Taiju: ¡Pues sí que habéis tardado en pensar...!
Se dirigieron hacia allí. Takeomi ya no estaba para conducir la moto, pero todos sabían como llevar una, menos Emma. Por eso ella se puso detrás y se aseguró de que esta vez no le pasase nada a Sanzu. Se dividieron todo lo que pudieron ya que solo tenían dos motos. Y, una vez que estuvieron montados, aceleraron para alejarse. En la moto en la que iba Takemichi, se giró esperando una nueva idea proveniente de la única persona que podía proporcionar alguna.
Takemichi: ¡Senju, reacciona ya...! ¡¿Qué hacemos ahora?!
Era cierto, no había reaccionado nada desde hacía ya un rato. Takemichi la balanceó con uno de los brazos hasta que Senju miró hacia abajo. Luego, al devolver la mirada a sus ojos, se pudo ver que estaba como pensando. Aún así, habló pegando un grito.
Senju: ¡No se puede hacer nada contra ellos...!
Inui: Pero, Senju, la bomba...
Senju: ¡No la tenemos...! Nos la han robado. Lo único que podemos hacer es ir y meternos en el primer autobús que venga e irnos lejos de aquí...
La miraron todos mientras bajaba la cabeza y la mirada. Pudo ver como los destructores no les seguían. ¿Se habían librado...? ¿Les habían dejado escapar...? Aún así, se quedaban con una amarga derrota en la boca ya que no habían podido hacer nada contra ellos y tres de sus amigos habían desaparecido. Pero, si era lo único que podían hacer para salvarse, debían de hacerlo. Usaron las motos hasta volver a la carretera donde les habían dejado la primera vez.
No estuvieron esperando durante mucho tiempo, al menos unos veinte minutos. Pero veinte minutos tensos ya que podían volver en cualquier momento los destructores a por ellos. Senju estaba muy seria, tenía cara de haberse rendido e incluso estaba sentada en la nieve con la cabeza entre las piernas mientras que todos tiritaban del frío. Al final, el autobús llegó y se metieron. Verdaderamente, aunque se metiesen los fantasmas y todos incluidos, sólo podían ver a los seis humanos de siempre. De hecho, eran los únicos de todo el autobús, increíblemente. Se sentaron intentando juntarse ellos seis. Y, dos minutos después, abandonaron el lugar ya que el autobús se puso en marcha. Mikey suspiró.
Mikey: Agh, con los buenas que estaban siendo estas vacaciones...
Draken: Yo no me lo estaba pasando tan bien...
Mikey: Odio la Navidad, ahora te entiendo, Sanzu.
Aunque le escuchase y sonriese para sus adentros, no le respondió. Él, al lado de su hermana, estaba mirando al suelo mientras se tocaba el cuello. El relieve hacía un rato que no le molestaba y eso estaba bien, aunque se encontrase raro.
Takemichi: Mikey, y todavía no ha terminado este maldito día de Navidad... Tenemos que ir al hospital, te recuerdo.
Emma: ¡Agh, no fastidies...!
Taiju: Sois muy ruidosos, pesados.
Claro, también estaban los fantasmas, sentados detrás de ellos. Concretamente, Taiju tenía los pies puestos en el asiento de Takemichi y él con cara de asco. Hakkai, a su lado, le pedía que los bajase con una sonrisilla de miedo.
Hakkai: Taiju, al final van a notar que hay fantasmas...
Taiju: ¿Y a mi qué?
Emma: ¡Ruidoso tú!
Mikey: Emma, te recuerdo que le hablas a la nada.
Sonrió, pero todos le miraron con una mirada de sospecha. Entonces, se quedaron callados. Senju se puso a mirar por la ventana, bueno, ya llevaba un rato. Así nadie le hablaría. Y, a su lado, su hermano tenía algunos problemas. Primero de nada, estaba notando que se le cerraban los ojos, pero no por sueño. Y lo segundo, le costaba más respirar. Entonces, miró a los lados, buscando algo de ayuda. Consiguió la mirada de los de su lado, las de Mikey y Draken y apretó los dientes, lo que hizo que los otros le mirasen extraño.
Draken: ¿Pasa algo...?
Mikey: ¡Es otro fantasma...!
Hakkai: ¡Mikey, no lo digas en alto...!
Pero, obviamente, eso no era. Sino que, lo que trataba de prevenir Chifuyu, ocurrió. Se le quedaron una vez más los ojos en blanco y se cayó del asiento. Al hacerlo, todos le miraron y Draken fue el primero en reaccionar. Le agarró del abrigo y le levantó. Le agitó un poco, pero siguió igual.
Draken: ¿Sanzu...?
Nada. Mikey también se interesó y se acercó. Le dio un golpe medianamente fuerte en el moflete, pero ni con esas. Esto hizo que los otros, incluidos los fantasmas y excluyendo a Senju, le mirasen. Aún agitando y pegando, no se despertaba. Entonces, Chifuyu se mordió los labios y se acercó.
Chifuyu: Sanzu, oye. ¿Qué ha pasado con eso de "intenta no perder la consciencia"?
Mikey: Que no te ha hecho caso.
Chifuyu: Ya lo veo... Pero, ahora, no podemos saber si esta bien o no...
Hakkai: ¿Por el veneno?
Chifuyu: ¡Claro!
En ese momento justo, se apagaron las luces del autobús y se detuvo, haciendo que Chifuyu se cayese hacia atrás y todos se llevasen un golpe hacia adelante. Draken protegió a Sanzu, pero lo que decía Chifuyu era completamente razonable. Estaba inconsciente, si ahora le daba un algo por el veneno, no lo sabrían. Chifuyu se levantó, mirando a los lados y preguntándose el por qué se había detenido el autobús.
Takemichi: Ay, no... ¿Por qué se para...?
Emma: No se les ocurrirá alguno de esos planes que hacen los fantasmas, ¿no?
Taiju: ¡Pues que vengan, que me los voy a cargar a todos...!
Lo dijo mientras se levantaba. A su lado, su hermano pequeño, Hakkai, le miraba con incredulidad. Suspiró. Decidió salir él también de los asientos, pero para su gran sorpresa, había algo en el suelo. Se agachó en el mismo momento en el que se dio cuenta de que era un cristal. Miró hacia atrás antes de que la ventana entera se partirse y rompiese en millones de trozos y cayese encima de él. Pero, aparte de eso, pasó algo peor. Un gas traspasó la ventana, ya abierta, y le dio de lleno a Taiju en el hombro. Lo miró con asco.
Taiju: ¿Quién me ha tirado esto...?
Chifuyu: ¡Taiju...!
Taiju: ¿Qué...?
Eso fue lo último que dijo antes de evaporarse. Hakkai, Inui y Chifuyu, los únicos fantasmas que quedaban ya, se miraron con sorpresa en la cara, antes de que mirasen a los otros. Uno de los destructores acababa de hacer desaparecer a Taiju frente a sus ojos. Si ese gas les tocaba a alguno de los humanos...
Inui: ¡Draken...! ¡Sal del autobús con Sanzu!
Draken: ¿Por qué...?
Inui: ¡Antes de que os dé la sombra... Salid!
Él también utilizó el conjuro para empujar a Draken hasta el final del autobús. Se dio contra el principio de él y se cayó, también Sanzu. Takemichi y Emma les miraron aterrados y salieron corriendo a ayudarles, o tal vez a salvarse también. En cambio, todos los que quedaban en el autobús lo tenían crudo. En ese momento, un sonido en la puerta metálica del autobús de al lado de Draken hizo que mirase hacia allí. Justo después de hacerlo, la arrancaron como si fuese una piedra en el camino. Y tras ella, estaba Wakasa con la piruleta en la boca. Hizo como una sonrisa.
Wakasa: Bien, bien...
Sonrió del todo. Bastante macabro, la verdad. En ese momento, un golpe metálico le estalló en la cabeza. Se giró a ver, pero sabía de sobra de quién se trataba.
Mitsuya: Draken, no me apetece mucho molerte a palos, así que podemos hacer un trato...
Emma: ¡Trato ni de broma!
Trató de golpearlo ella, pero no fue posible, le traspasó. En ese momento, se esperaba un golpe metálico, pero no llegó nunca. Solo sintió en su lugar un pinchazo en la mano. Abrió los ojos con miedo para descubrir que, delante de ella, ya no había nadie... Bueno... No era así realmente.
Draken: ¡Emma...! ¡Te ha arrancado la pegatina...!
Emma: ¿Pegatina...? ¡Ah, la pegatina...! Ya no puedo ver a los fantasmas...
Mitsuya: Ni sentirlos.
Realmente, allí estaba Mitsuya, frente a ella con la pegatina en la mano. No estaba muy feliz cuando decidió destruirla, partiéndola por la mitad. Tras eso, tiró los restos a un lado y caminó hasta Draken. Ahora estaba él entre medias de Waka y de Mitsuya y él sangrando, aparte de tener que cuidar y proteger a Sanzu. Cerró los ojos... ¿Le quitarían la pegatina como a Emma o usarían la violencia...?
Pero, de repente, un sonido de pasos corriendo sonó hasta su posición. Al abrirlos, Senju, frente a ellos, le impactó un golpe en la cara a Wakasa, que se cayó por las escaleras hasta pasar la puerta con los dientes apretados. En cuanto a Mitsuya, le arrancó la muleta de las manos sin piedad y la lanzó adentro, donde la cogió Takemichi para irse lo más lejano del principio del autobús. Luego, le agarró de las muñecas, golpeándolo, y le lanzó hacia el mismo lugar. Sin muleta era inefectivo. De hecho, Takemichi la lanzó también por la ventana. Luego, sonrió.
Senju: ¡Inui...!
Inui: ¡Estoy!
Fue corriendo hasta sentarse en el asiento de al lado. Sí, el del conductor. Miró a los lados y sonrió. Luego, miró a Draken.
Inui: ¿Te encuentras bien?
Draken: A medias.
Inui: Sí, te está sangrando un poco la cabeza, eh. ¿Y Sanzu?
Asintió, estaba bien. Volvió corriendo para ponerse en el primer lugar junto con Mikey que llegó corriendo. Los otros dos fantasmas también fueron delante. El único que no se movió de su posición fue Mitsuya, que se dio cuenta que, siendo fantasma, le sangraba la cara, con la sustancia blanca de siempre. Se tocó el ojo y puso mala cara, pero no podía hacer nada. En ese momento, Chifuyu llegó junto a Hakkai y le cogieron de las manos.
Hakkai: Lo siento, Mitsuya.
Mitsuya: Agh, bien jugado...
Sonrió. Y después, los dos le pusieron una mano en las suyas antes de que desapareciese en sus brazos. Mitsuya, el destructor, acababa de desaparecer frente a los ojos de todos, y no volvería...
Senju: Ya veremos. Todo el mundo dice eso de "no volveré a verlo", y yo ya estoy esperando a que vuelva...

Viaje fantasmal (Senju 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora