Cavando sombras

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El trineo manejado por Senju no tenía nada que ver al otro en el que habían montado dirigido por Sanzu. Ella lo controlaba a placer, sin perder la paciencia y, lo más importante, sin gritar a los animales, lo cual fue un punto bajo para Sanzu.
Sanzu: ¡Ah, venga ya...! Era la primera vez que conducía...
Senju: Yo también es la primera vez que conduzco. No sé por qué te pones tan nervioso haciéndolo, hermanito.
Sanzu: Que te calles...
Las curvas eran suaves, los árboles pasaban a unas distancias razonables y los lobos no eran maltratados con la correa. Si no fuera por el frío, sería un buen paseo... Pero, es que hacía mucho frío. Y esto para Takemichi estaba siendo la muerte. Después de haberse sumergido en el agua helada, más frío no era la respuesta. Y, aunque llevase una toalla, el pelo y la ropa los tenía empapados.
Draken: ¿Quieres mi abrigo también?
Takemichi: Lo querría si a ti no te quitase lo único que tienes para no congelarte...
Bueno, todas las conversaciones se pararon cuando Senju detuvo el trineo a velocidad máxima. Todos se llevaron un golpe y la miraron. Otra vez habían llegado a su destino, asumieron. Draken y Mikey eran los que más miedo tenían. ¿Qué prueba les haría hacer esta loca...? Les obligó a bajar y a caminar unos cuantos metros hasta una gran explanada de nieve y hielo. Tan rápido llegaron, lanzó la bolsa para uno de los lados y buscó desesperada dentro. Todos la miraron con curiosidad, antes de que sacase unas palas enormes; en concreto dos. Se las mostró a los otros dos, ellos aún dudando.
Senju: Sabéis de sobra lo que os voy a pedir, ¿verdad?
Mikey: ¿Comernos las palas...?
Todos suspiraron. Senju le lanzó la pala y él la agarró con los dos brazos. Puso ojos de inocente.
Mikey: Pues si es lo que toca... De todos modos, tenía hambre...
Lo dijo mientras abría la boca. Senju estaba desesperada, pero no se aguantó una sonrisilla. Le cogió la pala señalando al suelo.
Senju: Mikey, repite conmigo. Ex - ca - var.
Mikey: ¿Excavar...?
Senju: En el suelo. ¿Lo entiendes ya?
Mikey: A medias.
Senju: Agh... Draken, ve haciéndolo tú.
Draken: Ah, ¿esta prueba es para los dos...?
Senju: ¡Sí, porque, después, tenemos que darnos más prisa! ¡No esperes más!
Aunque si supiese donde tenía y como tenía que cavar, Draken se posicionó en donde a él le parecía que estaba el medio. Metió la pala y cedió. Sacó un montón de nieve ya que era muy grande. Todo esto mientras Senju le explicaba por quinta vez a Mikey lo que tenía que hacer aún sin resultado.
Senju: ¿Sabes qué...? Copia a Draken y ya.
Draken: ¿Lo hago bien...?
Senju: Lo haces perfecto. ¿Quién no sabe excavar...?
Los tres que estaban detrás, Takemichi, Emma y Sanzu levantaron la mano diciendo un "yo" bien alto como repuesta. Eso cabreó a Senju, pero lo dejó pasar. Se giró a ver a los otros.
Draken: ¿Por qué estamos excavando exactamente...?
Senju: Ellos han enterrado una cosa que nos podría venir bien... Si la desenterramos en el tiempo mínimo que tenemos, nos garantizará una victoria.
Sanzu: ¿Victoria...? ¿De qué hablas, idiota...?
Emma: ¿Hay una competición?
Senju: No puedo deciros más. ¡Vamos, lentos, que solo tenemos cuarenta y cinco minutos!
Draken: Sí, pues como tengamos que excavar por toda la explanada, lo llevamos crudo.
Takemichi: ¡¿Cuarenta y cinco minutos...?! Ya puedo notar la fiebre... Ay.
Sanzu: ¡Dramático!
Por lo que, sin esperar más, Senju se sentó al lado de su hermano para mirar como los otros dos comenzaban a cavar sin tener nada en mente. En un principio, habían decidido empezar justamente por el centro. Mikey, sonrió, dejando de cavar.
Mikey: Por lo menos vamos a sudar, ¿no, Ken-Chin?
Draken: ¡Mikey, que sólo tenemos cuarenta y cinco minutos...!
Senju: ¡Ahora cuarenta!
Mikey: Cuarenta y cinco como cuarenta, da todo igual, sigue siendo mucho tiempo.
Draken: ¡No es mucho tiempo si tenemos una explanada de ciento cincuenta metros de distancia de alto y de ancho...!
Mikey: ¿Por qué...?
Draken: ¡Tú cava y ya...!
Asintió con pereza y puso su pala en la nieve, pero Draken le mandó para empezar por otra esquina. En esto, Senju tenía una sonrisa terrorífica y lo habían notado los primeros. Se estremecieron. Cuando Mikey usó todas sus fuerzas para empezar a hacer un agujero, clavó la pala en una parte del suelo que hizo que sonase un crujido. Miró abajo, pero solo vio nieve. Draken se le quedó mirando.
Draken: ¡Mikey, no seas vago! ¡Sigue!
Mikey: ¡Ha sonado un "crack", Ken-Chin!
Draken: ¿Un crack...?
Abrió los ojos. Entonces, se abalanzó sobre Mikey antes de que el suelo se rompiese y trocease en millones de piezas a la vez. No era nieve, sino hielo. Y Mikey lo había roto. Por suerte, nadie se había caído al agua, seguramente congelada, ya que Draken había saltado justo a tiempo para salvarle. Se miró mientras le agarraba en un abrazo.
Mikey: ¡Ay...! ¡Has saltado para salvarme...! ¡Muchas gracias...!
Draken: Déjate de muchas gracias... Aunque, de nada.
Mikey: ¡Ah, mira como se ha quedado el suelo! ¡Ahora sabemos donde podemos cavar sin duda!
Los dos miraron. No sólo ellos, todos desviaron su vista hacia allí. Como el hielo se había roto, quedaba solo una única parte de nieve entera. Por lo que, ese era el sitio donde estaba escondido el objeto. Senju se quedó sorprendida, con los ojos bien abiertos.
Senju: ¡¿Cómo demonios...?! ¡Eso es trampas...!
Mikey: No, no es trampas ya que sabía que el hielo se rompería.
Emma: Bueno, eso más Draken, ¿no crees?
Mikey: No estoy seguro. Pero seguro que he sido yo. ¿No, Ken-Chin...?
Cuando desvió su mirada a él, se dio cuenta de que se estaba cogiendo el tobillo con las dos manos. Se mordía sus labios con dolor. Mikey se apartó un poco para mirarle mejor. Le quitó la mano de su pie.
Mikey: ¿Qué te pasa...?
Draken: Me he hecho daño al saltar... Ha sonado el mismo ruido que cuando se ha roto el hielo...
Mikey: ¿Crack?
Asintió con la cabeza. Entonces, Mikey con la pala y todo, levantó las manos hacia los otros para llamar la atención de Senju. Sin saber si la tenía o no, empezó a hablar.
Mikey: ¡Ey! ¡Senju! ¡Ken-Chin se ha hecho daño...!
Senju: ¡Continúa buscando, luego le ayudo...!
Mikey: Ah, será... Tú no te muevas, yo me encargo de cavar.
Fue saltando de hielo en hielo ya que se había roto todo. La única parte que no estaba de hielo, sino de nieve, era la esquina izquierda superior. Justo la contraria a la que estaban ellos. Fue saltando, a veces resbalándose, pero no fue difícil. Por poco se cae al agua alguna que otra vez, y aún así llegó. Clavó su pala en la nieve y empezó a cavar como si fuese un perro. Draken le estuvo mirando mientras seguía tratando de escapar de su dolor. Senju y los otros tres estuvieron mirando como lo hacía. La pala fue inservible hasta un momento y usó sus manos con guantes. Aún así, el frío le recorría las muñecas. Tras mucho tiempo, Mikey consiguió hacer un agujero de medio metro cuando empezó a gritar. Todos se pusieron alerta, pero, al salir, suspiraron.
Mikey: ¡Tengo el chisme!
Draken: ¿Qué chisme...?
Mikey: La cosa esta.
Senju: Mikey, es una caja.
Mikey: Pues eso. ¡He ganado!
Senju: Vale, te han sobrado trece minutos. Vámonos, que tenemos prisa.
Al decir eso, todos la miraron mal. No había ayudado a Draken, nadie lo había hecho. Se había quedado congelado subido en el hielo. Cuando se lo replicaron fue cuando decidió ayudarle, pero empezó a hablar sola.
Senju: No me digas... ¿Lo ves tan mal de verdad...? Ya, ya sabemos que lo tiene torcido y demás pero... ¡No me interrumpas, idiota!
Mientras gritaba a la nada, Sanzu se quitó el parche. Pudo ver la misma sombra de su cuarto, esa que le había estado mirando. ¿Siempre iba con ella?
Senju: Ya, pero, si no les preparo para lo que viene, no te aseguro que vayan a sobrevivir...
Sanzu: Senju, ¿quién es?
Senju: Ah, ¿él? ¿Quieres hablar?
Miró a su lado con los ojos muy abiertos. Le dio la mano para agarrar a la nada. Empezó a caminar hasta Sanzu mientras seguía hablando.
Senju: Sabes que ha estado mucho tiempo contactando contigo y demás... Se ha vuelto un poco tímido, pero no te preocupes. Puedes seguir hablando, ¿no, hermano?
Sanzu: ¿Seguir hablando?
Senju: No te hablo a ti... Sino a él. Y, Sanzu, tú sabes que no eres mi único hermano.
Tras la frase, Sanzu cogió aire sorprendido y se echó hacia atrás. Los otros le miraron, incluidos Mikey y Draken que habían logrado llegar hasta allí andando, el primero apoyado sobre el hombro del otro. Chifuyu había aparecido, Inui había aparecido, Izana había aparecido, ¿por qué su hermano no...?
Sanzu: ¿Takeomi...?
Pudo ver como la sombra miraba hacia Senju y corría a esconderse tras ella. Para su sorpresa, la oscuridad desapareció hasta dejar ver un cuerpo transparente, pálido y con humo gris y morado. Y tras él, una cara conocida que le miraba fijamente. Una vez sabes el nombre de una sombra puedes ver a su fantasma. Así lo había logrado. Siguió sorprendido sin hacer ningún movimiento.
Takeomi: ¿Me puede ver, Senju...?
Senju: Dalo por hecho. ¿No, Sanzu?
Sanzu: ¿Qué...?
Mikey: ¿Qué hay?
Le miraron, pero era cierto. Los únicos que lo veían eran ellos dos, el resto no sabían a qué miraba. Senju se giró a hablar con él.
Senju: Tenemos que irnos rápido, si no hacemos las pruebas, ellos van a...
Takeomi: Senju, yo creo que ya es suficiente... Sabrían defenderse...
Sanzu: ¿Defendernos de qué...?
Negaron los dos al mirarle. Entonces, ella empezó a caminar. Cogió a Draken del otro brazo y siguieron andando.
Senju: Vámonos.
Se refería a volver a coger el trineo. Se miraron unos a otros, pero asintieron. Se sentaron en el trineo sin decir nada. Por primera vez, Sanzu vio como su hermano se subía al trineo con ellos y se sentaba en un hueco de los de al lado de Senju. Se puso el parche. Todo se quedó en silencio.
Senju: No creo que podamos con lo que tienen planeado ellos...
Takeomi: He estado contigo todo el tiempo, no sé lo que tienen en mente, pero sé que por lo menos Koko tiene algo claro en la suya...
Senju: ¿Quién está de nuestro lado...?
Takeomi: Pocos.
Senju: ¿Puedes hablar algo más? Luego, normal que me digan que hablo sola...
Takeomi: No creo que te lo digan ahora... Mira.
Cuando se dio la vuelta, se tuvo que aguantar la risa, aparte de estar sorprendida. Se habían despertado tan pronto, habían caminado tanto y habían completado tantas tareas que estaban todos cansadísimos. Tanto, que estaban dormidos. Sonrió.
Takeomi: Senju, relájate. Han superado tus pruebas, ¿no? Koko no tendrá algo tan peligroso en mente...
Senju: Sí, hay que alegrarse, que sigue siendo Navidad... Aunque, ¿yo para que me he despertado a las siete...? ¡Yo también estoy cansada, demonios...!

Habían llegado hacía una hora al hostal de nuevo. Senju decidió no hacer más pruebas arriesgadas y dejar descansar a sus amigos y a ella misma. Además, ella era la que más había hecho. Todavía quedaba un poco para el siguiente evento, la gran hoguera, por lo que aprovecharon para echarse en la cama a descansar. Empezando por Senju, que se tumbó en su colchón nada más llegó. Los otros se miraron mientras jugaban a las cartas.
Emma: ¿Para qué querrá las pruebas esas...?
Mikey: Para molestar. Es Navidad, época de dormir y comer chuches... Por cierto, ¿hay chocolate?
Emma: En el cajón, Mikey.
Lo abrió y sacó unos bombones, los cuales no compartió. Siguieron en silencio mientras sacaban las cartas de la baraja. Draken, con una venda puesta torpemente en el tobillo, se giró a hablar con Sanzu.
Draken: ¿No vas a hablar con tu hermano?
Sanzu: No me da la gana... Prefiero no ver fantasmas ahora...
Draken: Entiendo... Entonces, coge cartas.
Sanzu: Y, aparte, bombones.
Cogió una carta y a la vez robó un bombón a Mikey. Sin esperar a su reacción, se lo metió en la boca. Claro que, como no la esperó, fue peor. Se quedó sorprendido antes de fruncir el ceño.
Mikey: ¡Mi bombón...! ¡Escúpelo!
Sanzu: ¡Nunca...!
Viendo que se lo iba a tragar, saltó sobre él para abrirle la boca, dispuesto a sacárselo. Le metió la mano, la cual Sanzu mordió. Mikey apretó los dientes, pero no se iba a quedar sin él, por lo que, enrolló su brazo alrededor de su cuello para que no se lo tragase. Al final, terminaron haciendo una escena y los dos se cayeron de la cama.
Mikey: ¡Por tonto...!
Se le quedó mirando mientras tosía. Luego, se puso una mano en la garganta y abrió los ojos. Mikey le dio un puñetazo en la tripa y empezó a reírse.
Emma: ¿Qué demonios, Mikey...?
Mikey: No, es que se ahogaba y se lo he terminado sacando por la fuerza. ¿No, Sanzu...?
Sanzu: Estoy con el "no, Sanzu" ya un poco enfadado, eh... De tantas veces que lo ha dicho el demonio de Senju.
Se rieron mientras le ayudaban a subir. Por lo menos, había escupido el bombón. Ni Mikey lo quiso, se levantó y lo tiró por el váter. Tras eso, volvió para seguir con sus cartas y seguir hablando.
Emma: Oye, ¿vamos a ir a la gran hoguera al final...?
Draken: Yo no puedo andar...
Sanzu: Lo mismo pero con más intensidad.
Mikey: Yo veo que Senju ahora está en el cuarto sueño o así...
Draken: Sí, y Takemichi, como bien decía, se ha puesto malo.
Lo dijo mientras le tocaba la cabeza. Asintió mientras le ponía mejor el edredón por encima. Luego, miró sus cartas.
Draken: Creo que en esta partida os gano.
Sanzu: Cuatro sotas. He vuelto a ganar.
Mikey: ¡Jo...! ¡Cuando juega Sanzu, siempre pierdo...!
Sanzu: Y sin un ojo, eh.
Entonces, se le desvío la vista por detrás, hacia la ventana. De pronto, vio como se abría sola y entraba un viento del polo norte. Se quitó el parche del ojo con cuidado para ver una sombra que la retenía abierta. Una sombra bajita y delgada. Sabía que si sabía su nombre, la vería sin complicaciones. Pero, hubo algo que le llamó la atención. Aparte de su constitución, llevaba algo en la mano. Un palo enorme que le llegaba del brazo hasta el suelo. Frunció el ceño, tratando de averiguar quién era, justo antes de recibir un golpe en la espalda. Miró arriba para ver la cara de Mikey enfadada.
Mikey: Te toca a ti, Sanzu...
Sanzu: Ah, sí, sí... A ver mis cartas... Tres ases, dos reyes, tres caballos y... Cuatro sotas.
Todos: Agh...
Sanzu: Idiotas pringados.
Se dio aires de bueno, pero se le bajaron al ver de nuevo la sombra. Cuando le pidieron las cartas para barajar, se acercó para hablar en susurros.
Sanzu: Oye... ¿Alguno de los pringados que ya se murieron llevaba un palo o así...?
Mikey: ¿Un palo...?
Emma: Eso, ¿un palo...?
Draken: No me suena.
Mikey: Hombre, Mitsuya llevaba una especie de palo, ¿no?
Draken: No, Mitsuya llevaba una muleta para andar.
Sanzu: ¡¿Mitsuya?!
Miró delante. La ventana, abierta de par en par y, a su lado, una sombra. Y esa sombra empezó a desaparecer al momento. Dejó ver una piel muy pálida, transparente y una mirada de odio y de tristeza a la vez. El palo del que hablaba era, sin duda, una muleta. Eso le horrorizó. Casi le mataba con ese objeto. Mitsuya, frente a él, no notó su mirada y se alejó de allí. No debía llamar la atención.
Mikey: ¿Qué pasa con Mitsuya...?
Sanzu: ¿Mitsuya...? ¿Quién ha dicho Mitsuya...?
Les guiñó un ojo. Todos asintieron, antes de notar el frío. Emma se levantó y la cerró, pero ahí Sanzu habló.
Sanzu: Oye, Emma, acércate un poco a la izquierda y da una patada.
Emma: ¿Cómo? ¿Así?
Obedeció a sus órdenes y lo hizo. Cuando dio la patada, para Sanzu fue como si le diese a la muleta de Mitsuya. Sorprendentemente, para el fantasma se materializó y terminó cayéndose. Sanzu, por su parte, se echó a reír.
Sanzu: Bien, Emma, bien... Bueno, barajad, que tengo ganas de ganaros otra vez...
Todos: ¡Jo...!
Sanzu: Por cierto... ¿Qué hay en la caja? ¿Ninguno de vosotros lo ha mirado, idiotas?

Viaje fantasmal (Senju 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora