Espectro al descubierto

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El día seguía frío, normal. Estaban en una nueva sala, esperando. Estaban los cinco sentados mirando a lados distintos cada uno. Tras el golpe de Draken, les habían mandado a aquel sitio y estaban esperando. Llevaban un rato en silencio y, de nuevo, sin mirarse. Ya llevaban bastante allí y de ese modo. En verdad, era un aburrimiento total. Unos segundos después, salió un hombre de la puerta que estaba justo en la esquina derecha de la habitación. Todos se pusieron firmes en ese momento al verlo. Suspiró y les hizo una señal con la cabeza, que todos entendieron. Unos suspiraron, otros cogieron aire sorprendidos y alguno sonrió.
Mikey: ¡Sí, toma! ¡Sobrevivió!
Emma: ¡Mikey...! No grites aquí, que es una sala médica...
Mikey: ¡Me da igual! Ken-Chin ha sobrevidido, ¡hay que celebrarlo!
Sin decir nada más, corrió hacia la misma puerta de la que había salido el hombre. Pasó con emoción por todo el cuerpo y sonriendo. Emma y Takemichi también se levantaron pero, antes de pasar ellos, miraron a los otros.
Emma: ¿Os quedáis?
Senju: Sí, los dos... Y, por cierto, Emma, tu tampoco deberías de ir. Es una recomendación, eh...
Sanzu: No me suena eso a recomendación, es más una orden... Pero yo me quedo, ya le veré más tarde...
Subieron los hombros y se decidieron a pasar también, Emma indecisa. Abandonaron la sala dejándoles solos. En cuanto pasaron un par de segundos, Senju se aseguró de que no volverían y miró a Sanzu con los ojos muy abiertos y una sonrisa enorme que hizo que Sanzu se echase a un lado.
Senju: Bueno, hermanito... ¿Quieres que te enseñe lo que puedo ver...?
Sanzu: No me apetece estar loco, sinceramente.
Senju: Venga ya... Solo sería pasarte un poco de poder... Nada más.
Sanzu: Solo para que no me seas pesada... ¿Qué maneras hay de que vea a tus amigos imaginarios?
Senju: La forma más fácil sería...
Se señaló un ojo sonriente. Luego, le señaló a la cara a su hermano.
Senju: Intercambiarnos un ojo.
Sanzu: ¡¿Qué que...?! ¡Ni loco!
Se echó hacia la esquina del todo, lo más lejano de Senju posible. Se tocó sus ojos, apreciando cada una de sus partes con lástima. Nunca, nunca haría un intercambio tan escalofriante como un ojo. Senju subió los hombros.
Senju: Pues vale... Buscaré otra forma, sino.
Sanzu: ¡Qué no quiero ver a tus malditas alucinaciones! ¡Estás loca!
Senju: Pues... Si tu llamas estar loca a mi poder, lo admito, lo estoy.
Sanzu: ¡Tú poder es ser esquizofrénica! ¡Loca!
Senju: Mi poder no es ver a personas... Es ver a los muertos.

Los otros tres entraron en la sala dirigida. Mikey, el primero, sin duda. En la sala médica se podía ver a no mucha gente, pero sí todos, o casi todos, tenían fracturas en varias partes del cuerpo. Probablemente, cayéndose por la nieve se las habían conseguido hacer. En cuanto a Mikey, él había bajado haciendo la croqueta rebozada por toda la cuesta y estaba más bien que ninguno de todos allí. Además de pequeña, la sala era cutre. Se diferenciaban los cuartos por telas y camillas, por nada más. Al llegar, Mikey esperó a los otros dos y, los tres juntos, quitaron la tela.
Mikey: ¡Ken-Chin...! ¡Has sobrevivido!
Para su gran sorpresa, Draken estaba bien. No había muerto como había dicho Senju y tampoco tenía heridas graves. Estaba entre tumbado y sentado en la camilla tocándose el pie cuando Mikey se le abalanzó en un abrazo, que respondió sin muchas ganas.
Draken: Pues claro que sí. ¿Por qué?
Takemichi: ¡Senju había dicho que ibas a morir!
Emma: Por eso te estábamos gritando que girases.
Draken: ¿Senju...? ¿Ella... Sabe el futuro...?
Takemichi: No creo, pero ha adivinado ya un par de cosas... Por si acaso, ¡no podíamos dejar que te dieses contra el árbol!
Mikey: ¡Al final, has hecho la croqueta como yo...!
Draken: Sabéis que aquí no se puede gritar, ¿verdad...?
Los dos se quedaron callados al momento. Emma suspiró. Mikey se alejó de él para dejarle más espacio. No tenía heridas graves, pero tenía heridas, empezando por el tobillo.
Draken: Como me arranqué uno de los esquís del pie y luego lo apoyé para no darme, me lo he torcido completamente... No voy a poder hacer más esquí durante nuestra estancia aquí...
Mikey: ¡Bajaste haciendo volteretas, no fastidies!
Draken: ¿Crees que me parece gracioso haber bajado una cuesta de unos cincuenta metros haciendo volteretas...?
Mikey: ¿Sí?
Suspiró, pero sonrió. Tenía, aparte del pie, un par de heridas en varias otras partes del cuerpo, como en los brazos. Seguramente, se había dado con el otro esquí ahí al bajar rodando. Pero, por lo demás, todo bien.
Emma: Pensábamos que te habías muerto... ¡Menos mal...!
Mikey: Shh, Emma. Que estamos en una sala médica.
Draken: Eso mismo, Emma. Muy mal.
Se rieron, pero las risas duraron poco. Un grito hizo que todos se quedasen congelados y mirasen desde donde había venido; desde la otra sala. De hecho, reconocieron su voz.
Draken: Ay, madre mía... ¿Qué le habrá hecho ahora Senju...?
Takemichi: Voy a mirar yo.
Mikey: ¡Yo voy contigo!
Emma: Pues yo también. Lo siento, Draken.
Les hizo una señal con la cabeza y les sacó la lengua antes de que los tres echasen a correr por el pasillo hasta volver a la primera sala. Nada más pasar y ver lo que les venía encima, se sorprendieron pero para mal. Senju estaba subida sobre Sanzu y le estaba abriendo el ojo con sus dedos. Los dos estaban en el suelo, pero, aún así, no tenía sentido. Entre Mikey y Takemichi arrancaron las manos de Senju de la cara de su hermano y la cogieron para llevarla a un lado. En cuanto a Emma, se puso de cuclillas al lado de Sanzu mientras él se ponía una mano en el ojo.
Emma: ¿Estás bien...?
Mikey: ¡Pues claro que no está bien!
Emma: Te callas, Mikey.
Senju: ¡¿A quién llamas loca, eh, Sanzu?!
Entre los dos le taparon la boca. Cuando Sanzu abrió los ojos para mirarla, se notó las miradas de todos y un dolor punzante en la parte del ojo. Desvío la mirada.
Sanzu: Me ha intentado sacar un ojo...
Takemichi, Emma y Mikey: ¡¿Qué...?!
Senju: No es nada personal, cosas de hermanos.
Mikey: ¿En una sala médica...?
Senju: De nuevo, es una cosa de hermanos. ¡Él quiere hablar con Sanzu y con...!
Takemichi: Senju... Para.
Mikey: Sí, mejor para.
Emma: Lo siento, Senju... Pero, no... Oye, a ver el ojo, Sanzu.
Mientras Emma le quitaba la mano de la cara, los otros soltaron a Senju. Se quedó sentada en el suelo mirando a los lados con mucha sorpresa en la cara.
Senju: ¿De verdad... Pensáis que me lo invento...? ¿Qué estoy loca...?
Se quedaron callados, no la iban a responder, estaba claro. ¿Cómo decir que sí a eso? Suspiró, levantándose. No dijo nada más antes de marcharse. En cuanto a Emma, les llamó para que viniesen. Los dos chicos se agacharon hasta el punto de poder ver los ojos de Sanzu. Tenía rasguños por toda la parte de la cara, pero nada más especial. ¿Nada... Nada?
Emma: ¿Soy yo o... No notáis un ligero color azul en este ojo?
Sanzu: ¿Qué dices, Emma...?
Takemichi: Ahora que lo dices... Un poco. Pero, así son sus ojos, ¿no?
Sanzu: No... Son solo verdes, malditos daltónicos.
Emma: Entonces, ¿esta parte...?
Suspiró y se quitó las manos de su cara. Accedieron, ayudándole a levantarse y a sentarse en la silla. Tras el susto del ojo, le contaron como estaba Draken.
Sanzu: Eso quiere decir que... ¿Senju se equivocaba?
Emma: No, lo evitamos.
Sanzu: Pero nadie ha evitado que se me eche encima, ¿no? ¡Idiotas!
Emma: Te gusta mucho ese insulto, ¿no crees?
Sanzu: Idiotas todos... Por cierto, Senju me ha dicho que tiene un tipo de poder maldito que, a nadie le interesa pero aún así, dice que puede ver a los fantasma.
Todos le miraron raro, pero puso cara de asco, diciendo que era verdad. Bueno, no le creyeron en un principio. El único que hizo un movimiento fue Mikey que se echó hacia atrás con cara de gato.
Mikey: ¿Ver a los fantasmas, eh...? Y, ¿puede ver a cualquier tipo de fantasmas?
Sanzu: ¡¿Para qué me preguntas a mí, si no tengo ni idea?! Pregunta a Senju, tonto.
Mikey: Hecho... O tal vez... ¡Voy a ver a Ken-Chin otra vez!
Y, sin decir nada más, se dio la vuelta y echó a correr por el pasillo para ir a ver a Draken. Abrió la tela sin esperar más para ver a su amigo con cara de aburrido, mirándose y tocándose el pie. Al ver a Mikey, sonrió.
Draken: ¿Y bien? ¿Qué le ha pasado a...?
Mikey: ¡Ken-Chin! ¡Senju dice que ve fantasmas...!
Draken: Ah, ¿y qué?
Suspiró. Le tuvo que recordar la aparición de ese espectro negro del día anterior. Draken asintió, ya sabía lo que tenía en mente desde el principio.
Draken: Está bien, pero sabes que si quieres hablar con él, vas a tener que ir solo porque yo no puedo andar.
Mikey: Pero, ¿tengo que ir solo enserio...?
Draken: Es lo que te acabo de decir...
Mikey: ¿Y cómo lo voy a encontrar yo solo?
《Llamándome. 》
Los dos pegaron un grito al momento. Detrás de la cortina había hablado una voz conocida. Mikey la descorrió para ver qué allí estaba, frente a ellos, la sombra del día anterior, con esa pupila morada tan bonita. Le dejaron pasar y cerró.
Mikey: ¿Qué haces aquí?
《Pregunta errónea. 》
Draken: Ay, ya empezamos otra vez...
《Tsk, oye, no es mi culpa, ¿sabes...? Bueno, en verdad sí, me gusta molestar a veces... Bueno, siempre.》
Draken: ¿Y qué quieres de nosotros?
《Pregunta errónea.》
Draken: Yo paso.
Mikey: Por lo menos ya no hace el ruidito ese.
《Ah, es que se me ha olvidado cual era.》
Suspiraron, mirando como el fantasma se sentaba en el suelo. Draken rodó sus ojos y se tapó con la manta mientras hablaba sin mirarle.
Draken: Mira, espíritu. Si no vas a hablar, paso de ti y de tu juego. Hoy me he reventado un tobillo y poco más y tengo que descansar. Así que coge al microbio de Mikey y llévatelo por ahí para que pueda quedarme solo.
Mikey: ¡Oye!
《¡Okay! Ven, Mikey.》
Le cogió del brazo. Increíblemente, no lo traspasó. Le llevó fuera mientras se despedían de Draken y cerraban la habitación con la tela. Pero, antes de salir del todo, Draken les llamó de nuevo. Los dos volvieron pero solo se refería a la sombra.
Draken: Por cierto, ¿cómo puedo hacer para que aparezcas?
《Llamándome por el nombre. A cualquier espíritu se le puede invocar si le llamas tres veces por el nombre.》
Mikey: Pensé que la realidad fantasmal había desaparecido y la alternativa estaba inactiva, ¿no?
《¿Realidad...? Estoy un poco perdido en ese tema, en verdad... Pero, yo soy un fantasma seguro no, lo siguiente. Sé lo que son las realidades, pero vivo en esta desde hace mucho tiempo...》
Mikey: ¡¿Millones de años?!
《Semana y media.》
Mikey perdió esperanzas y Draken se rió por lo bajo. En cuanto a lo que había dicho, dio algunas ideas a los dos. El tema de decir el nombre tres veces era muchísimo mejor que andar buscándole por el hostal. Pero, antes de preguntar por él, Mikey intervino.
Mikey: ¡¿Y puede ser a cualquier fantasma?!
《Eh... ¿Digo yo?》
Draken: Osea, que no tienes ni idea.
《Oye, no soy un novato pero tampoco soy un experto. Morí hace poco, tampoco me juzguéis tanto...》
Mikey: ¡Yo pruebo primero!
Draken: Pero, el nombre...
Mikey: ¡Izana, Izana, Izana...!
Se quedó callado tras eso, con una sonrisa triunfante en la cara y con las manos subidas como hablando al cielo. Pasó un segundo... Dos... Tres... Sesenta... Y a Mikey se le fue bajando la sonrisa al ver que no pasaba nada. Luego, bajó los hombros y miró a los otros.
Mikey: ¡No ha funcionado!
《Dije que no era un experto... Je, je...》
Draken: Bueno, os podéis ir yendo ya. Dime el nombre.
《Mi nombre es... Mi nombre es... Eh... ¿Cuál era mi nombre...?》
Los otros suspiraron fuerte. ¡Ni se acordaba! ¡Menudo fantasma les había tocado! ¡Qué inutilidad! Tras sus palabras, Draken les echó con más ganas de la pequeña sala.
Mikey: ¿Cuándo podemos volver, Ken-Chin?
Draken: ¡Luego! Pero, ahora, déjame dormir, por favor... Mikey...
Mikey: Agh, vale...
Cerró esta vez sin mirar atrás. El fantasma había desaparecido, seguramente para no ser visto por los demás, aunque dudaban que le viesen. Una vez fuera, ya volvió a aparecer frente a Mikey y empezó a caminar detrás de él.
《¿Adónde vas?》
Mikey: Me voy al cuarto. Si va a dormir, yo me voy a molestar a Sanzu.
《Ah, pero ellos no están en el cuarto.》
Mikey: ¿Ah, no? ¿Cómo lo sabes?
《Simplemente, lo sé.》
Mikey: Ya, te lo habrá dicho Senju o así, ¿verdad?
《No, ella lleva sin hablar conmigo un par de días. Me ha dicho que no contacte con vosotros pero yo...》
Al momento, se dio cuenta de lo que estaba diciendo. Se tapó la boca corriendo. Mikey ya le miraba con los ojos entrecerrados y la boca muy abierta, sonriente. El fantasma notó una sensación nueva viniendo del cuerpo de Mikey y se echó hacia atrás, un poco nervioso. En cuanto a él, se acercó hasta lograr tocarle, aún con esa cara de pillo.
Mikey: Vaya, ¿Senju decía la verdad entonces...?
《¿Cuál... Verdad? Yo no... No he hablado con Senju...》
Mikey: Ya, ya... Eso es lo que quieres aparentar. Pero, creo que te he descubierto, ¿no crees...?
Abrió los ojos y apretó los dientes, echándose hacia atrás. Se soltó para ponerse con los brazos cruzados, negando. No quería mostrar su nerviosismo.
《No... No conozco a ninguna Senju... No, no...》
Mikey: ¿De verdad...? Tal vez, debería ir a preguntarle a ella si...
《¡No! ¡No le digas nada de nada! ¡No puede enterarse de...!》
Vio la cara que tenía puesta Mikey y le recorrió un escalofrío por la espalda. Quiso escapar de allí, pero sería muy sospechoso. Bueno, ya daba igual, ya le había descubierto, ¿no?
Mikey: ¿Sabes cómo lo he hecho? Yo no soy muy inteligente ni nada de eso, pero se te nota a kilómetros. Tu apariencia y modo de ser... ¡Te tengo!
《¡Déjame en paz!》
Y, sin aguantar ni un segundo más, echó a correr por el pasillo con la mirada de Mikey detrás. En cambio él, empezó a caminar a su cuarto con tranquilidad. Esperó a que el fantasma cruzase la esquina para poner una cara de gato y sonreír.
Mikey: Izana, Izana, Izana...
Nada más decirlo, como si tuviese una cuerda, le atrajo hasta él. Por primera vez, la sombra fantasmal dejó de ser oscura. Se cambió a una que fuese más fantasma, transparente. Sin duda, era su hermano Izana. Él se mordió el labio y puso cara de sufrimiento absoluto.
Izana: ¿Cómo demonios...? ¡Mikey, no me vendas así!
Mikey: Tranquilo, sabía que eras tú. Eres la única persona que conozco que habla así de mal y es así de pesado... Ah, y te sabías además mi nombre antes de conocer a la sombra... Todo eso me llevaba a pensar... Que eras Izana. Además, cuando dije la invocación hacia él, no pasó nada cuando debía de pasar algo. ¿Qué te parece? ¿Te sorprende mi inteligencia?
Izana: Tsk... Maldito Mikey... Pero, no le digas a Senju.
Mikey: ¿Por favor?
Izana: ¡Por lo que más quieras...!

Viaje fantasmal (Senju 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora