Al final... Lo que tocó fue volver a meterse por el sistema de ventilación. No lo hicieron todos, eso sería una pérdida de tiempo, ¿no? No, en realidad ese no era el caso. Decidieron finalmente separarse pero por algo más simple que lo de antes. Los fantasmas irían a por las motos y ellos a por Sanzu. Este resultado era sin duda el mejor aunque no todos estuviesen de acuerdo.
Takeomi: Yo quería ir a ayudar a mi hermano...
Emma: Demasiada gente, lo siento. Eso sí, aúpame.
Bueno, no ayudaría como salvador pero sí como escalera. Metió a los cuatro humanos por el conducto y luego, cerró. Siempre podían llamarles si pasaba cualquier cosa. Y así fue como los cuatro se metieron dentro del frío, duro y, sobretodo, pequeño conducto gris. Al meterse, les dio incluso un escalofrío. Mikey fue primero.
Emma: ¿Adónde vamos, Mikey?
Mikey: Digo yo que habrá que seguir recto todo el rato, ¿no?
Draken: Yuzuha es lista, seguro que se ha metido en un cuarto de estos con él.
Lo dijo mientras señalaba para abajo. Las rendijas por las que cruzaban hacía que, sobretodo Draken, se estremeciese ya que se había caído ya una vez y se había hecho muchísimo daño. Incluso al gatear le iba doliendo. Suspiró con cara de asco. En cambio, quien intervinió ahora fue Takemichi, que levantó la vista.
Takemichi: A mi me da también mucho miedo los agujeros para arriba. ¿Quién querría subir eso? Y, además, ¿adónde llevan...?
Mikey: Al cielo.
Takemichi: Eso lo daba por hecho... Pero, no sé, ¿para qué sirven?
Draken: ¿Para el humo? Al menos, eso creo.
Emma: Sí, porque si eso llevase a un cuarto escondido arriba del todo...
Suspiraron y siguieron gateando. Eso hasta que se quedaron paralizados. Bueno, Mikey no. La cadena se paró empezando por Draken, quien miró atrás con cara de sospecha.
Draken: ¿Qué acabas de decir, Emma...?
Emma: Que si hubiese un cuarto escondido arriba...
Takemichi: ¡Ah! ¡¿No se le habrá ocurrido?!
Mikey: ¿Qué pasa?
Se giraron a él para explicárselo rápidamente. Lo entendió al momento y asintió. Entonces, pudo notar incluso como se le iluminaban los ojos. Sonrió, decidido a proponer su hipótesis.
Mikey: Ken-Chin, antes, cuando estábamos aquí arriba también, había un agujero arriba y otro abajo.
Draken: Sí, es así todo el rato, Mikey.
Mikey: Sí, pero Yuzuha le dijo que se moviese un poco para ponerle justo encima del agujero de arriba. ¿No lo notaste?
Eso hizo que a los otros tres se le iluminasen los ojos, aparte de abrirlos y también la boca. Levantaron la vista hacia el agujero de arriba con una sonrisa. Ya sabían como iban a encontrar a Sanzu. Ahora venía el siguiente problema...
Takemichi: ¿Cómo se puede subir por ahí...?
Mikey: Haciendo fuerza contra las paredes, ¿no?
Draken: Mikey, prueba eso a ver cuanto tardas en cansarte.
Mikey: ¡Hecho! Anda, quita.
Se movieron para dejar espacio a Mikey. Se puso de pie y, como bien había dicho, puso sus manos para hacer fuerza contra las paredes y poder subir. Lo diremos rápido para ahorrarnos detalles, fue capaz de subir medio metro y fue saltando antes de que una de sus zapatillas resbalase y cayese con toda la espalda de nuevo al conducto, que hizo que se moviese todo él. Suspiró, soplando el pelo en su cara.
Mikey: Yo paso.
Draken: Pues, propón ideas.
Emma: ¿Y si me hacéis de escalera como ha hecho Takeomi con nosotros?
Mikey: Jo... ¿Por qué a ti?
Emma: Porque soy la única chica y punto. Ale, ayudadme.
Se rió mientras le dejaban esta vez a ella espacio para levantarse. Tras eso, Takemichi se movió hasta ponerse debajo de ella y levantarla desde sus hombros. Se quedó literalmente sentada sobre ellos. Entonces, le preguntaron.
Emma: Casi, casi llego. Draken, tu eres más alto...
Draken: Jo, siempre me toca a mí.
Pues sí. Se intercambiaron los puestos y Draken subió a Emma hasta lo más alto del todo. Entonces, ella hizo un poco de fuerza y, de repente, se levantó ella sola. Se había agarrado a lo más alto del todo y terminó por hacer fuerza con los brazos para subir del todo. Increíble, ¿no? Al menos eso pensaron todos. Pero, ¿y ahora qué?
Emma: ¡Jolines, hay otro conducto enorme!
Mikey: ¡¿Solo...?! ¡Así no nos vamos nunca, jo...!
Emma: Ah, no, espera... Aquí hay algo...
Esperaron aún en silencio para escuchar qué era. Entonces, un sonido metálico sonó sobre sus cabezas, donde estaba Emma. Se pusieron en guardia cuando, de repente, desde lo alto, Emma dejó caer una compuerta de metal que había sacado. Los otros tres se llevaron un susto y se echaron hacia atrás.
Takemichi: ¡Emma, ¿qué demonios...?!
Mikey: ¡Emma, más cuidado!
Emma: ¡Perdón, perdón...! Ahora en serio. Necesito que subáis. He encontrado a Sanzu.
A todos se les abrieron los ojos. Siempre podían usar la misma táctica que con Emma, pero solo con Takemichi y con Mikey. Draken estaba condenado a quedarse abajo a menos que saltase, pero eso no iba a hacer.
Draken: Es que me duele la espalda. Yo os subo, vosotros os las arregláis solos.
Mikey: ¡Hecho! Yo primero.
Takemichi: Pero... No es seguro que te quedes...
Mikey: Takemichi, ¡aquí ya!
Suspiró. Los dos pudieron subir sin dificultades. Al mirar abajo, Draken les saludó con la mano, sentándose contra la pared del conducto. A partir de ahora, estaban ellos tres solos. Delante de ellos, Emma señaló abajo. Había quitado la trampilla para dejar ver una habitación a oscuras, pero ni rastro de Sanzu.
Emma: A ver... Lo he dado por hecho.
Takemichi: Nos vamos a morir... Lo tengo claro.
Los tres bajaron de un salto en el más absoluto silencio. Estaba todo oscuro pero se podía ver que había varias cajas o cosas apiladas a los lados. No supieron decir qué era exactamente. Había ropa, libros y demás. Era como un desván, pero del tamaño de una habitación. Solo había una ventana y encima no se veía nada. Se veía más dentro que fuera, de hecho. Miraron a los lados antes de que Mikey empezase a saltar de la alegría.
Mikey: ¡Sanzu, Sanzu...!
Emma: Tsk... Susurra, Mikey...
Takemichi: ¿Dónde está Sanzu...?
Señaló al otro lado de la habitación. Cuando hicieron algo de fuerza con los ojos, comprobaron que tenía razón. Había una persona allí sentada. Se acercaron no muy convencidos, pero Mikey había dado de lleno. Era Sanzu. Pero, aunque fuese él, estaba cambiado por algo. Tenía una venda puesta en los ojos y otra en la boca, mordiéndola con sus dientes. Y, luego, tenía en los brazos heridas. Al menos se veía que tenía manchas en la chaqueta. El pelo tampoco lo llevaba muy ordenado que digamos... Pero no nos meteremos en los detalles. Mikey le arrancó la venda de la boca, lo que hizo que se asustase.
Mikey: Soy yo, Sanzu.
Sanzu: Mikey... ¡No veo nada!
Emma: Eso es porque tienes los ojos tapados.
Takemichi: Bueno, tampoco se ve mucho más, ¿no?
Sonrieron mientras Mikey le arrancaba la de los ojos. Cuando le miraron, los tres se quedaron congelados. Sus ojos volvían a ser verdes, sin más. Pero, ¿eso importaba ahora?
Emma: Tenemos que salir de aquí primero... Luego ya veremos si sigues teniendo un ojo feo o los dos.
Sanzu: ¡Oye...! Los tuyos son incluso peores, eh.
Emma: Lo que sea, vamos.
Takemichi: Sanzu, ¿dónde está Yuzuha?
Se quedó callado, pero subió los hombros. No sabía donde estaba. Normalmente, al final del videojuego aparece el malo cuando rescatas a la princesa, ¿no? Pues no era el caso. Mikey le levantó y los cuatro salieron de allí. Por suerte, como había cosas apiladas, las usaron para subir. Una vez subieron los cuatro, Emma cerró y suspiraron. Miraron a Sanzu con alegría.
Emma: Menos mal...
Sanzu: ¿Menos mal...? ¡He estado con una loca! ¡Me ha atado, herido y me ha hecho cosas raras...! ¡Ya podíais haber tardado menos, idiotas!
Mikey: Sí, es Sanzu.
Se acercaron al borde para avisar a Draken. No habían tardado nada, era un logro de rescates. El problema ahora era ir a por las motos. Bajaron de un salto y empezaron a gatear.
Draken: ¿Y Yuzuha?
Sanzu: ¡Qué no lo sé...!
Emma: No estaba. Que raro.
Bueno, lo pasaron por alto. Volvieron a su pasillo de antes. Bajaron, ayudando a Sanzu, y empezaron a andar.
Sanzu: Tsk... Como me duelen las rodillas de gatear.
Emma: ¿Puedes no ir quejándote todo el rato?
Sanzu: No.
Sonrió con cara de pillo. Los otros suspiraron y fueron andando más rápido. Se sabían por lo menos el camino hacia el que tenían que ir. El paseito fue rápido, increíble que no hubiese sorpresas. Además de que fueron todo el rato en silencio. Al final, encontraron a los otros tres tratando de abrir una puerta. Taiju, mejor dicho.
Taiju: ¡No se abre, maldita sea...!
Mikey: ¿Has probado a girar el pomo?
Taiju: ¿Me tomas por tonto?
Mikey: No... Un poco.
Trataron de ayudar a abrir la puerta. Era la última puerta, luego ya solo quedaba la ventana. Cuando se dispersaron, Takeomi abrió los ojos y la boca al ver a Sanzu medio ileso. Salió corriendo hasta darle un abrazo.
Takeomi: ¡Ay, Sanzu...! ¡Menos mal...!
Pero, para su sorpresa, no obtuvo rechazo, sino que le ignoró. Siguió mirando hacia adelante como si allí no estuviese Takeomi preocupado por su hermano. Sanzu se sentó en ese momento, poniendo una mano para sujetar su cabeza.
Sanzu: ¿Se puede saber qué estáis haciendo...? Abrid ya.
Mikey: Prueba tu.
Takeomi: Pero, Sanzu... ¡Oye, te estoy hablando, Sanzu...!
Ni caso todavía. De hecho, se acercó a la puerta y trató de abrir él. Hakkai a su lado le sonrió y trató de entablar conversación.
Hakkai: ¿Sabes abrir las puertas?
Se quedó callado. ¿También ignoraba a Hakkai? ¿Y eso por qué? Ahora fue Taiju quien actuó. Se puso delante de él y le detuvo con la mano.
Taiju: Oye. Haz caso.
Pero, para la sorpresa de todos, le traspasó hasta ir directo a la puerta. Trató de abrirla él, pero nada, estaba cerrada. Se dio la vuelta como si nada, suspirando. Cuando volvió a sentarse, se dio cuenta de que todos le estaban mirando.
Sanzu: ¿Qué queréis de mi, idiotas? No soy el más fuerte del mundo, ya lo sabéis.
Takemichi: Oye, Sanzu. ¿Por qué ignoras a tu hermano?
Sanzu: ¿A Takeomi? Y... ¿En dónde está?
Miró hacia atrás, pero devolvió una mirada de duda. ¿No veía a Takeomi? ¿Ni a Hakkai, ni a Taiju? Entonces, Emma abrió la boca y le señaló.
Emma: Es cierto... Ya no ves fantasmas...
Takeomi: ¿Ya no?
Sanzu: ¿Cómo...?
Emma: Tus ojos han vuelto a la normalidad, ya no ves fantasmas.
Lo que decía era de verdad. Mikey entonces intervino, tirando de la camiseta a Takeomi. Él podía hacer que los viese, ¿no? Pues así lo hizo, Sanzu también se puso la pegatina y pudo volver a verlos a todos. Cuando vio a Takeomi, su cara fue inexpresiva, mientras que, cuando vio a los otros dos fantasmas, se echó hacia atrás.
Sanzu: ¡Ah, Taiju...!
Taiju: ¿Me echabas de menos, Sanzu?
Sanzu: ¡Ni loco! ¡¿Por qué estás aquí, idiota?!
Bueno, le contaron un poco por encima lo que había pasado mientras trataban de abrir la puerta. No había caso, no abría, nada funcionaba. Al final, Taiju suspiró.
Taiju: Voy a romper la puerta y ya está.
Takeomi: Me parece correcto.
Mikey: ¡Yo ayudo, yo ayudo!
Mientras los otros rompían la puerta, Draken levantó a Sanzu. La puerta no duró nada en pie, se partió. Entonces, todos pasaron. Pero, cuando Sanzu dio un paso, cayó al suelo tosiendo. Los otros le miraron con cara de asco.
Taiju: ¿Ahora qué...?
Emma: ¡Esa es mi frase...!
Sanzu: Agh... No es nada, me he caído...
Taiju: Pues deja de perder el tiempo, pequeña rata, o se quemará todo el edificio sin que podamos salir...
Le puso de pie a la fuerza. Nada más tocar sus pies con el suelo, Sanzu volvió a caer haciendo la croqueta por él. Todos se le quedaron mirando mientras él miraba al techo sin expresión.
Sanzu: ¿Qué demonios les pasan a mis piernas...?
Draken: ¿No puedes ponerte de pie?
Sanzu: No.
Taiju: Pues te llevo, maldita sea.
La siguiente fase era ir por la ventana. Era una ventanita muy mona, pequeña y estrecha puesta en una de las paredes La abrieron, bueno, mejor dicho, la rompieron al abrirla para dar más espacio para pasar ya que Taiju era muy alto y grande. Y, con lo de Sanzu, no iba en broma. Le cogió de la capucha y le pasó el primero. Le lanzó dentro y él hizo la croqueta rebozada.
Sanzu: ¡Au...! ¡Imbécil, que no soy un maldito muñeco, idiota...!
Hakkai: Se ha enfadado, eh.
Takeomi: No me extraña, le ha lanzado...
Los otros pasaron con cuidado. Detrás de esa habitación, estaba el garaje. Y en el garaje estaban las motos que necesitaban. Sanzu ya las estaba mirando cuando pasaron. De hecho, había dos. Eran enormes, una roja y la otra azul, pero tenían la misma composición. Tenían un manillar como cualquier moto al principio mientras que estas eran largas y anchas. Había dos esquís en una de las partes en las que debía de haber una rueda mientras que en el otro lado había pinchos, pero esto sí que era algo así como una rueda. Había más cosas como coches de nieve, motores y ruedas. Pero, a ellos les interesaban las motos. Enseguida se montaron. En la roja, la primera, se montaron Taiju y Hakkai con Draken y Mikey, mientras que en la otra se montaron Takeomi, Emma y Sanzu. Sabían conducir motos, conducir una de estas no sería difícil del todo, ¿no?
Taiju: Yo conduzco, abrid la puerta.
Suspiraron, pero obedecieron. Una vez abierta la puerta, se montaron, se agarraron y le dieron inicio al viaje en moto. Como supusieron, era como una moto normal, solo que por nieve. Nada más salir, pudieron ver el árbol ardiendo. Primero debían ayudar a Senju y luego volverían a cerrar el portal. Mejor estar todos juntos, ¿no?
Hakkai: Yo lo veo más seguro de la otra forma, ¿no?
Taiju: No me niegues. Y, tu, Takeomi, ve más rápido, idiota, que no da tiempo.
Suspiró y tuvo que meter la siguiente marcha. Él conducía, luego iba Emma y Sanzu detrás, agarrado a Emma. De hecho, ella estaba notando algo raro.
Emma: Oye, ¿te encuentras bien?
Sanzu: No sé. Veo todo borroso.
Emma: ¿Borroso...? Oye, Takeomi, ¿eso es normal?
Takeomi: ¿No? Ni idea... Pero, por lo menos sé, que no es buena señal. ¡Oye, Taiju...!
Tal vez la velocidad o el que hubiese tanta oscuridad donde podrían residir millones de fantasmas... Aún así, cuando Emma se fue a girar para hablar con él, se dio cuenta de que ya no la estaba agarrando. Se giró y no fue capaz de verle. Se le heló la sangre, agarrándose a Takeomi.
Emma: ¡Para...!
Takeomi: ¿Qué demonios, Emma...?
Pero, obedeció. Paró. Para su sorpresa, Sanzu no estaba con ellos. Miró a los lados, dejando la moto parada.
Takeomi: ¿Dónde está...?
Emma: ¡¿Y si se ha caído?! ¡Estaba raro, ha podido perder el control y...!
La hizo callar. No porque estuviera diciendo tonterías, sino porque había dado en el clavo. Soltó la moto y echó a correr. Tal vez no se había caído, pero sí le habian tirado o así... ¿Quién sabe? El caso es que estaba ahí, en la nieve. Por lo menos no se había hecho daño... O eso pensaban.
Takeomi: ¡Emma, tiene los ojos en blanco...!
Emma: Dije que estaba raro.
Pero, el tema de los ojos se resolvió. El color a los ojos le volvió, pero algo hizo que se preocupasen. Empezó a toser y, al hacerlo, se giró a un lado, dejando ver en su cuello un tipo de escamas verdes, como una planta. Emma y Takeomi se miraron aterrados.
Sanzu: Agh... Maldita Yuzuha...
Takeomi: ¿Yuzuha por qué...?
Sanzu: Dije antes que me había hecho cosas raras... Me metió en la boca algo que no sabía a nada... Seguro que es por eso por lo que toso...
Siguió tosiendo en el momento en el que Taiju aparcó su moto junto a ellos con cara de enfado e impaciencia. Los otros dos le miraron sin saber qué cara poner. Takeomi se levantó con Sanzu en los brazos.
Taiju: ¡¿Qué demonios, Takeomi...?!
Takeomi: Taiju... Le han envenenado.
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Viaje fantasmal (Senju 4)
Fantastique¡Senju ha vuelto...! Pero esta vez, más humana que nunca. La culpa de perder a todos sus amigos mientras ella era una fantasma asesina la reconcome por dentro. Usando sus técnicas especiales y varios contactos, Senju trata de hacerlos volver. En cam...