4- Algunos secretos

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Muchas personas dicen que guardar secretos no es tan malo, menos cuando estos lastiman y si son para proteger a la persona querida, con más razón

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Muchas personas dicen que guardar secretos no es tan malo, menos cuando estos lastiman y si son para proteger a la persona querida, con más razón. No estoy de acuerdo, siento que decir la verdad sin importar lo dolorosa que sea, siempre será mejor que una mentira o excusa tonta.

—Vuelva pronto, muchas gracias—La señora con su hija frente al mostrador agradecen mientras se retiran de la librería "Bertrandt", con un libro de matemáticas en sus manos.

—Señorita, ¿tendrá el atlas del mundo? —Asiento mientras camino por el interior de una librería con una pequeña niña de cabello negro de aproximadamente diez años.

—¿Lo leerás aquí? —Le pregunto, ella asiente. —Bien, entonces puedes sentarte en estas mesas—Me sigue y ambas caminamos por el pasillo angosto entre los libreros, llegando a un espacio de cinco mesas de maderas con sus respectivos asientos. —Cuando estés por retirarte, vienes al mostrador con el libro para poder revisarlo. —Ella asiente y yo sonrió.

Amo este lugar, creo que es mi lugar favorito, al menos en mi país. Hace unos meses entre a trabajar aquí y me siento cómoda entre tantos libros.

Comienzo a ordenar en su sección algunos libros que están sobre sillas de madera.

—¿Esto es historia universal como termino en el área de literatura? —Me cuestiono sosteniendo un libro algo grueso sobre el tema. Acomodo mis lentes de lectura y lo regreso a su sitio. El espacio tiene tres pasillos separados entre letreros amplios de unos cuatro metros de ancho y dos de alto. Todos estos repletos de libros por donde sean visibles. En los alrededores de la librería más estantes y libreros, con obras literarios de distintos géneros. Al centro las mesas de lectura con pequeños logos con frases para ampliar la concentración. Imágenes de algunos autores reconocidos y algún póster de obras que estaban siendo tendencias en este mes.

Regreso a la entrada y me siento en el asiento detrás del mostrador. Enciendo el computador y comienzo a registrar la cantidad de libros que se prestaron, el tiempo de devolución, el aforo actual de personas en la librería y los que fueron vendidos, los paquetes nuevos que llegaron y los que fueron pedidos para la siguiente semana.

—Señorita tendrá el libro que dice "Cuando irá por otro helado conmigo"—Alzo la mirada confundida al escuchar una voz extraña —Debes ver tu cara Ari, es la única manera de llamar tu atención. —Cruzo los brazos molesta al ver a Enrique, él ríe, sin dejar de observarme.

— ¿Cuál?—Pregunto observándolo.

—Hablarte de libros—Indica con una sonrisa ladina y aunque estoy un poco molesta no puedo ignorar esa sonrisa. — ¿Sigues enfadada conmigo?—Pregunta colocando sus brazos sobre el mostrador.

—Enrique ve a casa, estoy trabajando—Indico regresando la vista al mostrador, pero él niega con la cabeza acomodando su chaqueta marrón. — ¿No se supone que te irías de viaje a quien sabe dónde?—Pregunto observándolo de reojo.

A segunda vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora