Hay personas dicen que la vida es una montaña rusa de emociones, entre felicidad, tristeza, euforia y melancolía. Tan cortas y a la vez complicadas, cada emoción puede destruir o iniciar eso que nos aterra probar, pero son en esos momentos de miedo cuando nuestras palabras pueden sanar y nuestras emociones consolar si dejamos que la sinceridad los guie.
—¡Chicos a almorzar! —Seco mi rostro al escuchar la voz de Miriam. —¿Ari todo bien? —Abro la puerta de los servicios higiénicos y mi mejor amiga me observa preocupada.
—Si, todo esta bien—Aunque se que no me cree solo asiente y me abraza. —Ay la pequeña Miriam está muy sentimental, ¿Franco te esta tratando mal? ¿O Quizás es Mauro?, los voy a matar—Ella me detiene y me da pequeño golpecito en la frente.
—Con Franco todo esta bien, Mauro es solo un amigo, no tengo dudas de ello, aunque creo que tú si, se que algo te pasa y aunque no quieras admitirlo, es por Enrique—La observo sorprendida y ella ríe ante mi gesto—Lo vimos fuera de tu casa antes de llegar.
—¿Gus también? —Pregunto y ella asiente.
—¿Todavía sientes algo por el idiota ese? —Su pregunta no me sorprende, pero me siento tan confundida que no sé qué debería responder ¿Aun lo quiero? —Se que dije que respetaría tus decisiones, pero... No lastimes a mi hermano—Y sin poder responderle sale del baño y aunque quiero seguirla siento que mi confusión puede lastimarnos.
El resto de esa tarde fue incomoda, aunque no logre preguntarle a Gustavo lo que Enrique me comento, solo decidí guardármelo. Las dos semanas siguientes pasaron muy rápido, entre los trabajos de la universidad y nuestras actividades de medio tiempo, no habíamos podido reunirnos como grupo fuera de la universidad y Enrique no volvió a buscarme.
—Suficiente Ariana, tienes que hablar con Gustavo—Me digo a mi misma, comienzo a teclear un mensaje de texto en mi celular, pero al imaginar su expresión al leer mi mensaje después de tantos días y decido borrarlo—Así no, iré a buscarlo—Sonrió ante esa idea, él casi siempre es quien suele hacerlo, esta vez lo sorprenderé yo.
Observo la hora desde el reloj en la pared y es casi medio día, ya debe estar en casa siendo sábado por la mañana. Me observo de pies a cabeza y al ver que llevo un short y un polo a rayas corto duro en salir a así mas cuando sigo con las pantuflas, pero siento flojera de cambiarme.
—Me ha visto en peores fachas, necesito verlo—Con ese pensamiento en mente salgo de casa guardando la llave de mi cerradura en el bolsillo de mi short y corro hasta la casa de mi novio. Lleva días sin llover, el cielo suele estar más despejado en estas semanas.
Respiro agitada cuando por fin he pasado la pequeña colina de tierra y he llegado hasta la puerta de su casa. Pero al ver un auto negro estacionado en la entrada de la calle ladeo la cabeza.
Aunque mi confusión aumenta cuando mi novio desciende del auto y agita la mano despidiéndose de la persona en el interior, la ventana del auto desciende despacio y al ver a una chica un poco mayor que yo de cabello castaño oscuro entrelazar su mano con la de él cruzo los brazos.
—Te espero mañana Gustavo, ten un buen día—Me agacho escondiéndome cuando ella le dice aquello, él solo asiente y el auto avanza segundos después.
—¿Quién es esa tipa? —Me pregunto y trato de observar las escaleras, pero ya no está —¿Dónde ha ido? —Me coloco de pie, pero por mas que lo busco no lo encuentro.
—Me buscabas mi ángel—Doy un brinco en mi sitio cuando él me susurra al oído. —¿Encontraste a alguien infraganti o algo así? —Pregunta con esa inocencia de su voz pero que esta vez me hace enojar—Ari no es lo que... ¡Ariana espera!—Por mas que lo escucho llamarme solo continuo escaleras abajo.
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A segunda vista
Teen FictionMuchas gracias por la bella portada @Prisci_z15 💖😍 Muchas personas suelen decir que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. A Ariana le asusta casi todo, aunque mas lo desconocido. Desde muy pequeña experimento la soledad, tras el aban...