12. Un corazón contrariado

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Dicen que cuando el corazón se siente confundido es porque tiene un vacío interno que no se puede llenar, ni con regalos o detalles económicos, quizás el dolor que siente es tan grande que una sola persona no basta, es entonces que quizás los amigos o la familia toda junta puede poner su granito de arena y llenar ese vacío con su amor.

Pedimos a la población que mantenga la calma en sus hogares. Este evento catastrófico se vino informando desde finales del año pasado. A pesar de eso, la imprudencia y la poca preparación con artículos de emergencia de gran parte de la población del país está causando más estragos que los que deja el "Fenómeno del niño". Llamemos a la calma a nuestra población limeña, recuerden que la prevención siempre será su mejor seguridad.

Apago la radio y me siento en el sofá sin dejar de observar las calles de mi vecindario desde la ventana. Desde hace tres meses que no ha dejado de llover a lo largo del país. El desborde los ríos en los departamentos de nuestras tres regiones a lo largo y ancho del país han destruido todo a su paso.

Escuchar la radio o ver la televisión crea incertidumbre en toda la población, el escuchar las pérdidas materiales y la gran cantidad de personas que pierden la vida diariamente crea zozobra en los que aún no sabemos cómo despertaremos al día siguiente.

Suspiro agobiado sin dejar de preocuparme, pero al ver aquel recuadro que descansa en la pequeña mesa de noche de la sala de mi casa me hace tener una nimia sonrisa.

Los recuerdos de aquellas fiestas de fin de años siguen muy recientes en mi mente, las risas, el llanto al recordar a las personas que perdimos en estos años mientras crecíamos y aprendíamos a vivir, el jugar con los fuegos artificiales y tratar de tomarnos fotografías con la cámara de Mauro me hace abrazar aquel recuerdo.

—Lo único que pido es que ustedes estén sanos y jamás me falten—susurro limpiando una pequeña lágrima que amenazaba con caer por mi rostro. Me acurruco entre mis sabanas recostándome en el sofá mientras sigo sobre pensando todo lo que ha estado pasando en tan poco tiempo.

La distancia que marco Enrique hizo que lo extrañara, aunque la cercanía de Gustavo, su amabilidad y sus palabras de ánimo fueron de gran ayuda en estos meses que iniciaba un nuevo año.

Mi celular vibra ante la llegada de un nuevo mensaje y doy un brinco en mi sitio al no acostumbrarme a un, al tener uno conmigo.

Pero al ver el destinatario sonrió como tonta y me acomodo en el sofá.

Gustavo: Entonces... ¿Nos vemos en la noche?

Yo: Claro, lo tenemos planificado.

Gustavo: Listo, entonces iré a buscarte a las ocho.

Yo: ¿Vendrás a recogerme?

Gustavo: Si no te incomoda, ahora regreso Miriam acaba de dar el grito en el cielo, dame cinco minutos.

Cinco minutos...

Cierro los ojos sintiendo nervios, él siempre es puntual con la hora que suele decir. En estos tres meses lo he llegado a conocer más de lo que me gustaría. Después de aquel abrazo, cuando el año finalizo, algo entre nosotros comenzó.

La transparencia de sus palabras y lo sincera que se sienten sus expresiones cuando comenta sobre algo que le agrada o lo que le hace sentir orgulloso de sí mismo es increíble y admirable.

Es algo en lo que no somos similares.

A mí aún me cuesta sentirme orgullosa de mis pequeños logros, pero siempre que Gustavo dice "Sean pequeños o los más grandes que tu corazón a anhelado es digno de celebrarse, tienen tu esfuerzo, tus lágrimas y tus risas, entonces es más que perfecto, ¿No lo crees?

A segunda vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora