18: La complicidad de tu mirada

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Empezar una nueva etapa en tu vida es importante, dejar atrás eso que fue importante para ti y que te daño debería ser sencillo, pero cuando aún no estamos listos para continuar nada es fácil, incluso hasta el mínimo recuerdo puede desencajar las piezas que creías completas.

—¡Entonces todo eso paso en un día! —Oculto mi rostro ante los gritos de mi mejor amiga y ella chilla al verme asentir—¡Que emoción!, Franco y yo sabíamos que querían tiempo a solas, pero no creí que tanto.

Ella me observa insinuante y yo me sonrojo ante su sonrisa pícara.

—No exageres, solo caminamos un poco, entregamos nuestros regalos de fin de año, la playa es muy bonita en días feriados. Silenciosa y tranquila. —Sonrió al recordar el inicio del año. Miriam y Franco durmieron hasta tarde al igual que los padres de nuestro amigo. En cambio, Gustavo y yo decidimos "Fugarnos por así decirlo"

Les dejamos una nota en la pequeña mesa de madera de la cocina y luego de dar un paseo en bicicleta por nuestro vecindario, aprovechando lo silencioso que suele estar mi ciudad el primer día del inicio de año. El tener una cita en la playa y comer todo lo que encontrábamos en venta por las calles fue un momento agradable sin dudarlo de inicio a fin.

El año dos mil ya iniciaba con su segundo día y todo en mi país retomaba su curso. Siendo el primer mes del año la economía decayó y agradezco al menos seguir teniendo trabajo en la biblioteca, aunque cada vez sean menos días.

La salud del señor Fausto ha ido empeorando y aunque mi novio a estado asistiéndolo en sus ratos libres, ya que logro conseguir trabajo de medio tiempo tres veces por semana en un pequeño hospital no muy lejos de nuestras casas al salir de la universidad. Y el resto de tiempo lo hacia en pequeños oficios que encontraba al paso, en las noches estudiaba y realizaba sus tareas y aunque suele tener días ajetreados siempre tiene tiempo para compartirlo conmigo.

Miriam comenzó a trabajar en el puesto de periódicos de los padres de Franco medio tiempo al salir de la universidad y Franco en un pequeño taller de mecánica al igual que Mauro, aunque él solo lo hacía tres veces por semana.

Y de Enrique no volví a saber nada desde aquel día.

Y siendo hoy domingo dos de enero todos estábamos libres de cierta manera. Aunque ya teníamos planes o al menos Miriam y Franco lo tenían.

—Seguro Tavo no tarda en llegar, mejor me quedo contigo hasta que él lo haga—Miriam acomoda su vestido y se sienta a mi lado en el sofá.

—Tu casa es segura, estaré bien. Vere la televisión mientras espero. —Hago lo que le indico y sonrió al ver que inicia la novela nueva que ambas comenzamos a ver. —No entraran a robar aquí, ahora ve con tu chico.

—No es seguro, no le abras la puerta a nadie que no sea Tavo—Asiento cuando ella sostiene mis hombros y me observa entrecerrando los ojos, le abrazo y me corresponde con recelo—Con tus cariñitos no me convencerás.

Últimamente la delincuencia a aumentado y la mayoría de personas solemos vivir con temor incluso en nuestras casas. No es justificable, pero si antes nos encontrábamos en caída por el poco apoyo del gobierno, ahora con el caos en la política todo está en alza.

—Todo esta bien yo esperare que... ¡Hola guapo! —Exclamo al ver que cierto chico de cabello castaño y sonrisa hermosa me observa de reojo desde el borde la puerta principal con dos bolsas de compras.

—¡Hola guapa! —Exclama sonriendo. Me coloco de pie y corro a su encuentro, deja las bolsas en el suelo y corresponde a mi abrazo y me saluda con un beso corto en los labios.

—¡Ay dios sigo aquí! —Exclama Miriam cruzando los brazos. —Sigan con lo suyo, extraño a Franco—Susurra y ambos nos separamos observándonos.

—Hermanita, mi cuñado ya llego, vi que sus maletas estaban en...

A segunda vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora