5- Una hermandad

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Un mejor amigo (a), es como un hermano que el corazón eligió, quien tiene tu entera confianza y suele conocerte demasiado, incluso más de lo que podemos hacerlo uno mismo, es ese ser que con sus ocurrencias alegra tu vida y la hace más amena y más...

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Un mejor amigo (a), es como un hermano que el corazón eligió, quien tiene tu entera confianza y suele conocerte demasiado, incluso más de lo que podemos hacerlo uno mismo, es ese ser que con sus ocurrencias alegra tu vida y la hace más amena y más llevadera.

Me siento en el sofá de mi casa y apoyo los brazos en el borde de la ventana, observando como las grandes gotas de lluvia caen incesantes empapando las calles a su paso. Por el fuerte viento, las copas de los árboles se sacuden y pequeñas gotas contenidas en las ramas caen sobre los asientos de madera.

Algunas gotas de lluvia chocan sobre mi ventana. Me acurruco en la sabana a cuadros que me cubre del frío. Aún era de tarde, pero desde que Enrique se marchó de casa, ya hace dos horas no ha dejado de llover.

Juego con mis pies mientras le doy un sorbo a mi chocolate caliente. La música que resuena en la radio me hace mover la cabeza, aun observando ese escenario tan tétrico. Me gusta la lluvia, ver a personas jugar en los charcos que deja esta o ver parejas compartiendo paraguas mientras intercambian pequeñas sonrisas.

Aunque me encanta contemplar este fenómeno meteorológico, jamás me he atrevido a salir cuando ocurre. Muchos menos observar lo que ocurre después, cuando está por finalizar con las últimas gotas que caen con presura, cierro las ventanas y me subo a mi habitación mientras escribo todo en mi diario o me escondo en la biblioteca de mi casa, en el sótano.

Es mi lugar favorito.

Cierro las cortinas floreadas de la sala, sostengo mi radio y bajo a toda prisa al sótano. Abro con cuidado las puertas y sonrió al encontrar mi lugar seguro. Corro muy rápido aún arropado con las sabanas. Sostengo algunas obras literarias que observo de reojo sobre mi estante y me siento en el centro de la biblioteca. Unas pequeñas sillas de madera sobre una alfombra rosada y cojines que yo misma hice, hacen que el lugar se vea más cómodo y cálido.

No sé cuántas horas llevo aquí, pero me estoy divirtiendo demasiado. Sonrió avergonzada cuando una escena subida de tono aparece en uno de los libros y ruedo por la alfombra cuando cambia a una escena romántica.

Pero mi bello mundo de imaginación se ve interrumpido por un escandaloso chillido del teléfono en la primera planta de mi casa.

— ¡Ya va!—Grito como si alguien pudiera escucharme. Subo muy rápido hasta el primer piso y atiendo la llamada.

— ¡Ari ya tienes todo listo para las clases en la universidad!—Alejo un poco el teléfono al escuchar la voz enérgica de mi mejor amiga, no la detesto, en realidad la quiero demasiado, pero a veces como ahora desearía que se haga bolita y se encierre en su habitación.

—Aún no—Susurro mientras vuelvo a abrir mi libro e intento leer donde me quede—Si te estoy escuchando, Miri estaba leyendo, aún tenemos tiempo para comprar todo ello, nos queda un mes.

—Cuatro meses—Recalca y escucho que está apretando algo muy rápido, quizás el borrador de algún bolígrafo. Aunque se escucha muy cerca—Cierto, estoy fuera de tu casa, ábreme que tengo frío—Me giro aún con el teléfono en el oído.

A segunda vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora