6- Las antesala del concierto

75 14 21
                                    

Suponer diferentes cosas del resto de personas es muy fácil, a veces no somos conscientes de lo dañinas que pueden ser nuestras palabras ni del gran dolor que un fuerte rumor puede ocasionar en la persona recriminada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Suponer diferentes cosas del resto de personas es muy fácil, a veces no somos conscientes de lo dañinas que pueden ser nuestras palabras ni del gran dolor que un fuerte rumor puede ocasionar en la persona recriminada.

—Cuídese Don Fausto, lo veo el día miércoles—Me despido de mi jefe y conecto mis audífonos en mi MP3, comienzo a caminar por las calles de mi distrito mientras disfruto mis canciones favoritas. Coloco mis manos en los bolsillos de mi short sintiendo el aire fresco de este inicio de tarde sobre mi rostro.

— ¡Con cuidado, señorita!—Escucho un fuerte grito, pero antes de reaccionar, siento que alguien me empuja y tropiezo con mis pies cayendo sobre el piso, contengo un quejido cuando mi trasero cae sobre la pista y observo los pequeños raspones en mi pantorrilla.

—Genial—Susurro retirando mis audífonos, guardándolos en mi bolsillo, acomodo mi cabello que está sobre mi rostro y me coloco de pie sosteniendo mi mochila.

—Esos delincuentes ya están haciendo de las suyas—Vuelvo a acomodar mi cabello y observo a la mujer que está de pie a mi lado— ¿Le robaron algo? —Pregunta, niego muy rápido. —Qué alivio, a la muchacha de allá le acaban de robar su cartera, Lima está cada vez peor—Me giro cuando la escucho, una chica de aproximadamente mi edad, está sentada sobre una vereda al pie de la plaza mientras cubre su rostro y algunas lágrimas comienzan a caer sobre su pantalón. —Pero claro, "El chino" no hará nada, solo observará mientras los terroristas siguen quitándonos la poca paz que tenemos.

— ¿Se refiere al presidente Fujimori? —Pregunto observándola, recién logro notar que lleva una bolsa de mercado algo pequeña y el vestido de flores por debajo de sus rodillas la hace ver como una ama de casa dulce, aunque no lo parezca al expresarse. Asiente acomodando sus compras—Bueno, muchos han votado por él, quizás no es tan malo como parece—Indico acomodando mi mochila.

— ¿No es tan malo? —Pregunta con ironía—Los jóvenes como tú tienen la vida fácil, sus padres les pagan sus gastos, no conocen lo que es trabajar o llegar tarde a casa mientras rezas por que un grupo terrorista acabe con tu vida o sobre piensas en como llevaras el sustento de tu familia, seguro debes estar por ingresar a la universidad, ¿Qué estudiaras? —Pregunta, la observo molesta por la manera en como supone conocerme sin dejar de juzgarme.

—Seré educadora—Respondo muy segura, observo que ríe con descaro, lo cual me hace observarla cruzando los brazos.

—Otro terrorista más, tus padres están gastando dinero en vano, todos los maestros son parte de "Sendero Luminoso", otra bola de aprovechadores, es normal, los jóvenes no escuchan noticia en estos días ni leen un libro, no sé por qué me molesto es escucharla, adiós señorita—Comienza a caminar, pero no suelo quedarme callada, sin pensarlo la sigo muy rápido y me detengo delante de ella, quizás es una desconocida que no volveré a ver en mi vida, pero eso no significa que dejaré que me juzgue sin siquiera dejar que me defienda.

A segunda vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora