Hubo un tiempo en el que fue el ángel de la Fórmula Uno. Siempre correcto y amable. Educado y sincero. Lo adoraban y querían ser como él.
Hasta que tuvo que ser la única opción para salvar a su familia. Lo que le llevó a convertirse en ese diablo q...
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📅 MIÉRCOLES 9 DE MARZO DE 2022
📅 UNA SEMANA DESPUÉS
📍 CIRCUITO INTERNACIONAL DE BAHREIM
Carlos pasó su tarjeta por el lector que le daba acceso al circuito. Le indicó a Karisa como hacerlo y segundos después, el torno se abría para que ella pasara. Buscó su mano entrelazando sus dedos con los de ella pues percibió que estaba bastante intranquila. La atrajo hacia su cuerpo intentando calmar esos nervios y darle toda la confianza que creía que iba a necesitar una vez se adentrara en la vorágine del paddock.
- Estás nerviosa –le dijo él intentando tranquilizarla.
- Es algo que no puedo evitar, lo siento –se disculpó sintiendo su corazón latir bastante agitado.
- No pidas perdón Karisa. Es normal sentirte así, pero, estaré a tu lado en todo momento y cuando no lo esté, no estarás sola. Arthur estará cerca de ti.
Karisa apretó su mano afianzándola aún más a la suya. Era temprano, pero, ya había muchos aficionados en las gradas así como en el paddock. La gente saludaba a Carlos y él les respondía alzando su mano sin soltar la de la chica. La prensa les hizo unas cuantas fotos que seguramente harían las delicias de todo el mundo en cuanto se publicaran. Bajo sus gafas de sol, la castaña temblaba considerablemente. Todo esto era nuevo para ella, y si, le abrumaba y hasta le daba algo de miedo.
- ¡Por fin llegó lo más bonito del mundo! –la alegre voz de Pierre les recibió en mitad de su camino hacia Ferrari. Karisa le dio una genuina sonrisa, la primera desde que llegó aquí.
- Gracias amor -.le respondió Carlos guiñándole un ojo.
- No es a ti, idiota –Pierre se acercó a Karisa dándole un cariñoso abrazo que ella correspondió. Se habían conocido en Mónaco y en esas pocas horas, el francés decidió que la adoraba. Algo que era mutuo- ¿nerviosa?
- Bastante –le respondió con una débil sonrisa. Dejó escapar un suspiro e intentó de nuevo sonreír, pero, sentía las cámaras pendiente de ella y casi no podía ni moverse.
- Anda, ven, déjame que te enseñe todo esto, aquí el idiota de tu prometido te llevará a Ferrari y pretenderá encerrarte, y te vas a perder lo mejor del paddock.
Karisa desvió su mirada a Carlos esperando su aprobación. Él subió su mano hasta su cuello y la giró hasta tener su boca a pocos centímetros de la suya.
- Si quieres ir con Pierre, ve –sus dedos trazaban ligeras caricias en su nuca consiguiendo que su piel se erizara. Solo un pequeño toque, y Karisa ya estaba a su merced.
- ¿No te importa? –su mirada se quedó fija en los labios del piloto. Estaba deseando probarlos de nuevo, y si, a poder ser perderse de nuevo entre sus brazos.
