𝟚𝟞. 𝕋ú 𝕟𝕦𝕟𝕔𝕒 𝕡𝕚𝕕𝕖𝕤 𝕡𝕖𝕣𝕕ó𝕟

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📅 MÁS TARDE

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📅 MÁS TARDE

📍JIMMY'Z

A Carlos, las luces de colores y las burbujas casi lo cegaban. Pasó su mano por el rostro y se la restregó un par de veces. Maldecía la hora en la que Max, Charles y Pierre lo convencieron para salir esa noche, cuando él lo que quería era ir a casa de Pascale y ver a Karisa. Con el paso de los días se había dado cuenta de que la echaba más de menos de lo que pensaba, y si, aunque él nunca pedía perdón, a lo mejor esta vez tenía que hacerlo.

Apartó su mirada de la pista de baile al sentir el brazo de Pierre alrededor de sus hombros. 

- ¿Esa no es tu novia? –le preguntó el francés señalando con su vaso hacia una de las zonas de la barra de la parte de abajo. 

Carlos siguió la dirección que su amigo le señalaba y el estómago le dio un vuelco. Efectivamente, Karisa estaba ahí mismo, riéndose a carcajadas con algo que Arthur le susurraba al oído. Divisó también a Karolo a una distancia prudencial y sintió la rabia como se abría paso por todo su cuerpo. Tendría que haberle dicho que vendrían aquí, y así él se hubiera negado, claro.

- ¡Me cago en la puta! –bramó girándose para salir de la zona Vip donde estaba y dirigirse a la planta de abajo.

Karisa lo iba a oír. Llevaba todo el día ignorándolo y ahora aparecía aquí como si nada. Aunque bueno, él llevaba muchas semanas haciendo lo mismo y a ella parecía no importarle. O lo disimulaba demasiado bien.

En cuanto estuvo a pocos metros de ella, se permitió mirarla bien y lo que vio le quitó el aliento. Llevaba un vestido de corazones rosas con un profundo escote, del cual no podía apartar su mirada. En sus pies, unas sandalias que estilizaban aún más sus piernas. Su melena suelta estaba recogida y aunque no llevaba nada de maquillaje, esos labios lo estaban matando. Bueno, los labios, el vestido y lo que había debajo de éste, pues vislumbraba un tanga rosa que estaba disparando su imaginación. 

- ¡Cariño! ¡no sabía que estabas aquí! –Carlos se acercó a ellos con una efusividad que hizo rodar los ojos de Karisa

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- ¡Cariño! ¡no sabía que estabas aquí! –Carlos se acercó a ellos con una efusividad que hizo rodar los ojos de Karisa. Besó las mejillas de la chica, aunque ella recibió esos besos con algo de desagrado. 

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