𝟚𝟚. 𝔼𝕣𝕖𝕤 𝕞í𝕒

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📅 LUNES 4 DE ABRIL DE 2022

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📅 LUNES 4 DE ABRIL DE 2022

📅 CASI TRES SEMANAS DESPUÉS

📍 MARANELLO

Karisa era una buena cocinera. Algo que tanto Pierre como Charles atestiguaban, después de repetir otro plato de asado. La castaña estaba complacida, porque por primera vez en su vida había algo que se le daba bien. Carlos la miraba sonreír abiertamente a su pareja de amigos. Verla así, tan tranquila y calmada era lo que tanto había ansiado desde que la trajo aquí. 

Carlos puso una mano en su muslo de manera despreocupada mientras seguía conversando con los dos chicos. Apretó un poco su agarro consiguiendo que ella ladeara su cabeza para cruzar su mirada con la suya. Le sonrío a Carlos a la vez que mojaba sus labios ligeramente. 

- Definitivamente, me vengo a vivir con vosotros –anuncio Pierre, saboreando el postre de mousse de limón que la castaña había preparado con tanto esmero para sus invitados.

- No, gracias –negó Carlos dejando la mano que tenia en el muslo de Karisa para pasarla por sus hombros y así poder atraerla hacia su pecho.

- ¡Pero si apenas doy ruido! –protestó el francés intentando convencerlo. 

- Cuando estás solo no, pero tu novio y tú en la misma habitación sois dos malditos animales salvajes –les dijo Carlos agitando un dedo en su dirección.

- No le hagas caso Karisa –le aconsejó Pierre a su amiga- se llama envidia porque él no follaba en condiciones hasta que te conoció a ti. 

La castaña apretó sus labios algo nerviosa. Todos daban por hecho que ambos se acostaban, cuando sus encuentros sexuales se limitaban a darse placer mutuamente con sus manos y con sus bocas. De ahí no habían pasado. Sintió sus mejillas arder y como el cuerpo de Carlos se enderezaba algo tenso, pero, ocultándolo a sus amigos.

- ¿Irás a Australia, Kar? –le preguntó Charles hundiendo la cuchara en el maravilloso postre que la chica había cocinado.

- Claro –le contestó ella sin necesidad de tener que mirar al madrileño- Carlos ya se ha subido al pódium en las dos carreras anteriores. Dice que le doy suerte.

La risa de la chica contagió al resto. Giró un poco su cabeza para ver como Carlos la miraba de una forma totalmente diferente a como lo hacía al principio de ella llegar. Y Karisa tampoco era la misma. Sonreía con más facilidad, sobre todo, si era él quien le provocaba esa sonrisa.

El teléfono de Charles sonó en ese momento interrumpiendo tan incómodo momento. El monegasco miró la pantalla y volvió a darle la vuelta con cara de asco.

- ¿Quién es, amor? –le preguntó Pierre al percatarse de su desagrado.

- Es Lorenzo –le contestó esbozando una pequeña sonrisa.

- Creí que lo tenías bloqueado –le recordó el francés casi sin sonreír.

- No lo he hecho para así no tener que cogerle el teléfono si me llama desde otro número.

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