𝟚𝟡. 𝕍𝕒𝕚𝕟𝕚𝕝𝕝𝕒

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📅 JUEVES 26 de MAYO DE 2022

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📅 JUEVES 26 de MAYO DE 2022

📅 TRES DÍAS DESPUÉS

📍 MARANELLO 

La puerta de la calle se abrió con algo de estruendo y se cerró de igual manera. Los pasos de Karisa resonaron por el suelo de mármol algo más impetuosos de lo normal. Atravesó la puerta de la cocina y lo primero en lo que él se fijó fue en su cara de fastidio. Y en que estaba preciosa enfadada. Bueno, siempre estaba preciosa. 

- ¡Odio a mi profesor de cocina! –se quejó ella poniendo encima del mármol un recipiente de plástico con no mucho cuidado.

- ¿Quieres que lo mate? –le preguntó Carlos bebiendo despacio de su taza de café.

- ¡Nooo! –le contestó ella con una mueca divertida. 

- Puedo hacer que parezca un accidente, chiquita –Carlos alzó una de sus cejas manteniendo la seriedad en su rostro, y  consiguiendo que ella se riera.

- Entonces, déjame que lo piense.

Karisa se acercó a Carlos y besó su mejilla, pero, el español no tenía suficiente con eso. La agarró de la cintura y estampó su boca con la suya en un ansioso beso. Sus labios repasaron los suyos chocando sus dientes con los de ella. Sus manos se perdieron en la parte baja de su espalda arrancándole un buen gemido que se perdió en la boca de Carlos.

- Venga, cuéntame que te ha pasado con ese horrible profesor –Carlos la sujetó de las caderas y la alzó hasta tenerla sentada justo encima de la encimera. Sus manos se posaron encima de sus muslos. Alzó su mirada para prestarle atención a cada una de sus palabras. 

- Me ha dicho que mis natillas no saben a nada y que son insípidas –Karisa curvó su boca hacia abajo apretando sus labios mientras hablaba. Carlos intentó no reírse, pero le costaba cuando ella lo miraba de una forma tan adorable. Para ella eran muy importantes sus clases de cocina y cuando algo no le salía bien, se mostraba bastante irritada. 

- A ver, ¿quieres que las pruebe y te digo? -le sugirió él intentando de esta manera que Karisa dejara de estar tan ofuscada. 

- Si, por favor –le contestó medio rogándole.

Karisa se dio la vuelta y cogió el recipiente donde estaba su creación de esa mañana. Carlos buscó una cuchara en uno de los cajones de al lado y se preparó para probar lo que su chica había hecho. Lo abrió y hundió la cuchara en él. En cuanto su lengua lo probó tuvo que admitir que el profesor tenía razón. No sabían a nada.

- ¿Cómo están? –le preguntó ella mordiendo su labio.

- ¿Tú estás segura de que le has echado azúcar? –le preguntó Carlos con mucha sutileza, dejando de nuevo el recipiente en la encimera.

- Pues...la verdad es que no lo recuerdo... -frunció sus labios pensativa y entonces fue cuando Karisa recordó que no lo había hecho- ¡oh, mierda!

Su cara de disgusto y de circunstancias fue algo que Carlos encontró muy divertido. Adoraba verla así. Tan inocente. Y con su preciosa rostro sonrojada.

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