𝟙𝟛. ℂ𝕠𝕟𝕗í𝕒 𝕖𝕟 𝕞𝕚

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📅 MÁS TARDE

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📅 MÁS TARDE

- De día es todavía más bonita que de noche, te lo aseguro.

Charles metió sus manos en sus bolsillos andando a la par de Karisa. La chica asintió a sus palabras mientras ambos caminaban por las instalaciones de Maranello. La cena había sido lo que Charles imaginaba. Para el monegasco, la joven rusa fue todo un descubrimiento. Aunque apenas habló de su vida. Algo escueto para no ahondar mucho en su desgracia. Él se encargó de llenar los vacíos de la conversación con aspectos de la suya. Tuvieron que terminar antes de lo que pensaban pues los fans se agolparon en la entrada esperando para ver al piloto.

Él decidió enseñarle algo de la fábrica para que Karisa por lo menos, supiera donde se encontraba. Algo que ella agradeció pues apenas salía de la casa de Carlos.

- Lo poco que he visto por las ventanas, me ha gustado –le contestó ella sin apenas alzar la voz.

- Eso no es nada. Tenemos hasta una montaña rusa -le confesó él con orgullo. 

- ¿En serio? –preguntó ella muy sorprendida.

- Si, aquí en Maranello todo está pensado para que sus trabajadores se sientan cómodos, y para que disfruten de sus instalaciones. 

- Me encantaría ver esa montaña rusa, y subirme en ella, claro –le confesó Karisa con emoción.

- Pues si quieres, mañana podemos ir -le propuso Charles feliz de que ella mostrara algo de interés por lo que fuera. 

- Bueno...tendré que preguntarle a Carlos si me deja –Karisa bajó su mirada hacia el suelo sintiendo algo de decepción. Esto de tener que pedirle permiso para todo no era nada nuevo para ella.

- No tienes porque hacerlo, Karisa. Carlos no es tu dueño –le dijo Charles con la voz algo irritada.

- En eso te equivocas, Charles. Y no me voy a poner a explicártelo, porque creo que tú ya lo sabes, sino, no estaría aquí contigo ahora.

La medio sonrisa de Karisa atrapó la atención de Charles. La chica era lista, de eso no había duda, y estaba seguro de que sería un verdadero quebradero de cabeza para Carlos, algo que él se merecía. Su móvil vibró en su bolsillo. Lo sacó y en la pantalla se reflejó el contacto de su amigo. Descolgó y se dispuso a atender la llamada.

- ¿Dónde estáis? –la potente voz de Carlos traspasó sus oídos produciéndole una mueca de fastidio.

- Hola a ti también. La cena ha estado muy bien. Karisa es una gran conversadora –le contestó el monegasco con mordacidad.

- Leclerc, no me toques los cojones, ¿Dónde estáis?

- En la fábrica, dando un paseo. Cerca de la plaza de Chumi.

- Voy para allá.

Charles le colgó el teléfono a Carlos y se lo guardó en su bolsillo. Karisa estaba absorta mirando la compleja estructura del centro de logística. Se sitúo a su lado observándola. La chica era muy guapa, de eso no había duda. Sus ojos grises hacían un brutal contraste con su melena castaña y esos gruesos labios eran toda una invitación a ser besados.

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