𝟜𝟘. ℚ𝕦𝕚𝕖𝕣𝕠 𝕛𝕦𝕘𝕒𝕣

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📅 LUNES 1 DE AGOSTO DE 2022

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📅 LUNES 1 DE AGOSTO DE 2022

📅 SEMANAS DESPUÉS

📍 LAGO LUNGERN, SUIZA

- Karisa, ¿qué te queda?

Carlos se asomó al baño para ver a la castaña pintándose los labios de un suave color cereza que hizo las delicias del piloto. Aún estaba en ropa interior, y si no fuera porque no quería llegar tarde a la fiesta sorpresa de Sebastian, la tomaba ahora mismo en el baño. Bueno, el único sitio donde parecía que aún no lo habían hecho, porque desde que llegaron anoche al pequeño hotel rural, casi habían visto amanecer enredando sus cuerpos uno con el otro.

- No me mires así que va a ser que no –le dijo ella con la barra de labios usándola para señalarlo. Ya conocía las expresiones de Carlos y sabía perfectamente lo que él quería.

Carlos se río pero acabó acercándose a ella. Se colocó justo detrás pasando uno de sus brazos por su cintura para atraerla hacia su pecho. El espejo les devolvía la imagen de ambos mirándose, cada uno de ellos con el mismo anhelo sobre el otro. Una de las manos del moreno subió muy lentamente por su costado hasta llegar a su hombro.

- Eres jodidamente preciosa, Karisa.

Un beso fue dejado en el hombro de la chica que la hizo estremecer. Se mantuvieron la mirada durante unos segundos hasta que Carlos vio algo en su rostro que le preocupó.

- ¿Qué te pasa? –le preguntó él acariciando su desnudo brazo sin querer apartar su mirada de la suya.

- Escuché una cosa en el paddock que no me gustó –Karisa hizo una mueca de desagrado apretando sus dientes.

- No hagas caso a los chismes del circuito, sólo son eso, chismes.

- Dijeron que soy tu novia-florero –la castaña repitió las palabras que George dijera de ella y que por desgracia, no era la primera vez que las escuchaba. Carlos dejó de abrazarla y le dio la vuelta para quedar su rostro justo enfrente del suyo.

- Me suda la polla lo que la gente crea Karisa. Solo tú y yo sabemos lo que hay entre nosotros. Pero eso no es lo que te preocupa –Carlos ya la iba conociendo. Se sabía perfectamente los gestos que ponía cuando algo la molestaba o cuando estaba nerviosa, y esos comentarios, eran algo más.

- ¿Siempre voy a depender de ti?

Carlos alzó una de sus cejas mirándola algo sorprendido. La chica se mordió el labio superior, el cual le temblaba ligeramente. Llevo uno de sus dedos a su barbilla y se la alzó para que pudiera mirarlo.

- Deja de dar rodeos, Karisa, y dime de una vez que es lo que quieres –demandó Carlos pero usando el mismo tono suave de voz.

- Me gustaría...yo...quiero estudiar Carlos... -bajó sus ojos una vez dichas sus palabras pensando en que no había sido una buena idea decir en voz alta sus deseos.

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