Cap. 5

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El rubio se despertaba cada vez que el castaño lo hacía sólo que fingía dormir, él sabía que salía de noche, pero ¿Qué iba a hacer? Y ¿Porqué se tiraba de la ventana? Cuándo Joaquín iba a salir el rubio lo detuvo.

— ¿Qué haces? — preguntó el rubio.

— Oye suéltame. — se quejó el castaño.

— ¿A dónde vas? — preguntó.

— Eso no debe importarte. — frunció su ceño.

— Si me importa. — habló.

El castaño vió al chico y suspiró mientras cerraba la ventana y se iba a su cama para sentarse, lo vió por un momento y suspiró.

— Yo estoy enfermo. — habló.

— Enfermo. — se sorprendió el rubio.

— Es difícil de explicar. — lo vió. — pero yo soy diferente a ustedes.

— No comprendo. — negó el rubio.

El castaño se levantó y tomó un lapicero y se lo enseño al otro, el cuál la vió, pero se asustó al ver cómo se lo clavó en su mano, pero se sorprendió al ver cuándo lo sacó y su piel se iba regenerando.

— Wow eres cómo wolverine. — sonrió.

— Que no. - negó.

— Es asombroso. — lo vió. — ¿eres un x-men?

— Más ó menos. — lo vió.

— Mi compañero de cuarto es un súper héroe. — lo vió.

— No, no lo soy. — habló. — soy un asesino.

— ¿Qué? — dijo confundido.

El castaño vió al chico, el cuál aún lo miraba confundido suspiró y habló.

— Has oído hablar de los vampiros. — lo vió serio.

— Si. — asintió.

— Soy uno de ellos. — dijo.

— Eso es imposible ellos ni siquiera existen. — rió.

El rubio vió cómo el castaño abría su boca y en ella comenzaba a marcársele sus colmillos, él otro lo vió y sonrió.

— Ahora me crees. — lo vió.

— Eres asombroso. — dijo. — ¿pero cómo pasó?

— Fué hace mucho. — se sentó en su cama. — fué cuándo tenía 18 años.

— Espera entonces no tienes esa edad. — lo señaló.

— Tengo mucho más. — dijo. — la verdad ya ni siquiera sé cuántos años tengo.

— ¿Fué por eso que tus padres te abandonaron? — susurró.

—No. — negó. — ellos debían dinero y venderme a mí fué la mejor opción.

— Eso es cruel. — habló. — ¿Qué clase de padres hacen eso?

— Los míos. — lo vió. — me obligaban a hacer cualquier cosa que el cliente pedía.

— Eso es horrible. — se acercó y se sentó a la par de él.

— Y lo fué. — lo vió a los ojos. — no fué hasta que llegó un tipo, el cuál a la hora de tener relaciones me obligó a beber de su sangre.

— Eso es enfermo. — lo abrazó.

— Luego de eso enfermé . — correspondió el abrazo. — me dí cuenta de lo que era él y de lo que me hizo.

Inmortal // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora