La sangre brota muy lentamente, se desliza manchando aquellas suaves telas blancas, él no puede detenerse, pues esa es su maldición, pero dentro de ella ha encontrado algo que no la hace tan mala.
✓ Adaptación Autorizada.
✓ Contenido homosexual.
✓...
— Ya está nuestro pacto. — los vió. — no se puede romper.
— Karol está aquí. — habló. — con un ejército.
— Lo sé Eleazar. — dijo. — cómo sé que vá tras Emilio, me lo hizo saber.
— ¿Él lo sabe? — preguntó.
— No. — negó. — y es mejor en lo que planeo cómo librarme de ella.
— Hay algo más. — dijo.
— ¿Qué ocurre Eleazar? — los vió preocupado.
— Ella está con Mauricio. — respondió. — creemos que planean crear una masacre aquí.
— No pueden. — negó.
— No sabes, pero es lo más probable. — habló el moreno.
— Cientos de estudiantes morirán. — dijo. — Diego, el hermano de Emilio.
— Seremos 3 peleando con ellos. — habló el pelinegro.
— Quieres decir. — vió al ojiazul.
— Convertiré a Sian. — habló. — y tendrás que pelear.
— Lo haré. — se levantó. — Diego él.
— Hablaremos con él. — dijo. — pensaste en convertir a Emilio.
— Él morirá siendo humano. — dijo serio. — es mi decisión y si debo morir defendiéndolo lo haré.
— Bien. — asintió. — nos vemos en la noche.
— Claro Eleazar. — lo abrazó.
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Los chicos se fueron y él regresó a la habitación, mientras se sentaba en su cama sólo serían 3 y si convertían al rubio serían cuatro, él levantó la vista al ver al rubio, iba a ser egoísta, pero sólo así podía salvarlo de una muerte segura.
— Diego. — dijo.
— ¿Qué ocurre? — se acercó.
— Te voy a contar algo, pero júrame que no le dirás nada a Emilio. — lo tomó de las manos.
— Claro. — susurró.
Joaquín le contó todo al chico, el cuál asentía levemente a lo que le decía.
— Si no quieres no te obligaré. — habló.
— Voy a ayudarte. — lo vió. — si eso me asegura que Mateo estará a salvo.
— Lo estará. — lo vió. — Sólo debes marcarlo cómo tuyo.
El chico asintió, al caer la noche la ventana fué tocada, Joaquín la fué a abrir dejando entrar al pelinegro con un maletín.
— Ya estoy aquí. — habló viendo a los dos chicos.
— Él está listo. — dijo el castaño.
— Antes que nada. — se acercó y lo vió. — ¿Estás completamente seguro porque no habrá vuelta atrás?
— Lo estoy. — dijo. — si es para proteger a Emilio y a Mateo sí.
— Bien. — miró a Joaquín. — pon seguro a la puerta.
— Listo. — dijo para cerrar la ventana.
— Escucha te vá a doler, pues sentirás que te vá a quemar por dentro. — mientras ponía un vaso en la mesa. — morirás por 3 minutos.
— Entiendo. — habló.
— Tendrás sed, así que traje sangre para tí. — habló. — Joaquín te ayudará con lo demás.
El rubio vió al castaño y éste le sonrió mientras asentía, él vió cómo éste se hacía una cortada en su mano para dejar caer la sangre en el vaso, al terminar se lo dió.
— Es mejor que te sientes en la cama. — dijo.
El rubio lo hizo y le entregó el vaso, él lo vió y luego a Joaquín lo llevó a su boca y comenzó a beberlo, al terminar el mayor de los tres tomó el vaso, el chico comenzó a sentirse mareado al punto de caer recostado en la cama y comenzar a convulsionar. Joaquín lo tenía agarrado hasta que el chico dejó de moverse.
— Crees que fué bueno. — vió al rubio. — me siento egoísta trayendo mis problemas a los demás.
— De igual forma estando con Emilio ó no él lo iba a hacer. —dijo mientras miraba su reloj. —mataría a cualquiera por tí, a veces me arrepiento de haberle salvado la vida.
— Pero eso hizo que tú me salvaras. — habló.
Ellos vieron que el chico comenzaba a moverse hasta que abrió sus ojos, los cuáles estaban rojos luego de unos parpadeos volvieron a ser verdes.
— ¿Cómo te sientes? — se acercó el pelinegro.
— Tengo sed. — lo vió.
— Tranquilo. — sonrió mientras le daba un nuevo vaso. — las primeras semanas sí tomarás sangre humana, la tengo aquí y es mejor que no salgas después de que acabe.
— Yo lo cuidaré. — hablo Joaquín.
— Vendré cuándo pase la semana. — dijo. — tómate esa sangre y duerme, Joaquín, mañana le explicas todo.
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