La sangre brota muy lentamente, se desliza manchando aquellas suaves telas blancas, él no puede detenerse, pues esa es su maldición, pero dentro de ella ha encontrado algo que no la hace tan mala.
✓ Adaptación Autorizada.
✓ Contenido homosexual.
✓...
El rizado sólo lo vió, no estaba seguro de eso, quería a Joaquín, pero temía lastimarlo porque ya había sufrido mucho por culpa de unos bastardos que se aprovecharon de su inocencia.
— ¿Estás seguro? — preguntó. — sabes que lo hemos hablado.
— Lo sé. — respondió. — lo pensé y si sigo así jamás lo superaré, es momento de poner fin a mi pasado e iniciar uno nuevo junto a tí.
— Me siento orgulloso. — sonrió. — sé que eres fuerte y te juro que yo mismo me encargaré de crear buenos recuerdos en tí que serán los únicos que tengas en tu memoria.
Joaquín sonrió ante esas palabras, se acercó y se subió encima del rizado para besarlo lentamente, Emilio le siguió el beso acariciando suavemente su espalda, quería hacer sentir cómodo al joven castaño, quería hacerlo pensar que ésta sería su primera vez, aunque lamentablemente no lo fuera, pero lo sería para Joaquín, al menos eso quería que sintiera.
Joaquín cerró los ojos al sentir cómo el rizado le daba suaves besos en su cuello para dirigirse otra vez a su boca, lentamente fueron quitándose la ropa piel bronceada y pálida se juntaron, Joaquín llevó su boca a la marca que tenía el rizado y le pasó su lengua provocando un gruñido por el chico.
— Si te sientes inseguro ó incómodo me dices. — besó su frente. — sí.
— Si Mailo. — asintió.
Emilio lo volvió a besar mientras lo recostaba en la manta, Joaquín cerró los ojos al sentir los besos del rizado en su cuello, pero los abrió y vió a esa horrible persona, lo que hizo que él comenzara a llorar y Emilio se alejó preocupado.
— Joaco. — susurró.
— Por favor no. — lloró.
Emilio no dijo nada sólo lo atrajo a él para abrazarlo y arrullarlo y tratar de calmarlo.
— Perdóname. — se alejó. — arruiné el momento.
— No importa. — negó.
— Tengo miedo, pero quiero superarlo. — dijo. — debo de hacerlo.
— ¿Joaquín no has pensado en ir a un psicólogo? — dijo. — la mamá de Textos es una.
— No quiero ser juzgado. — negó.
— No lo harán. — le sonrió. — ella es muy buena persona.
— ¿Podría acompañarme? — tragó saliva.
— Claro. — besó una de las manos del castaño.
— Gracias. — habló.
— No es nada. — besó su frente. — ahora durmamos.
— Mailo. — habló. — ¿Tú querías hacerlo?
— No importa. — lo abrazó.
— A mí sí. — dijo cabizbajo.
Emilio se giró y le sonrió mientras le daba un beso en su nariz y lo atraía hacía él, Joaquín se escondió en el cuello de éste.
— Si. — habló. — pero me importa más que te sientas cómodo y sin miedo, podemos esperar.
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— El humano no sabe mucho sobre éstos temas. — dijo. —además es muy débil.
— Perfecto, Karol. — sonrió.
— Eleazar y el humano que ha marcado cómo su banco de sangre están en Toluca. — habló. — ya mató a 6 de los nuestros.
— Lo sé. — la vió. — y eso es bueno.
— Señor. — lo vió.
— Así no sabrán que estamos en la CDMX. — mostró sus colmillos. — podrás tener al humano de Joaquín y yo a él.
La ojiazul sonrió, pues al ver al chico rizado le gustó mucho y lo quería hacer suyo, pero al ver quién lo tenía, le dieron ganas de matarlo, pero al parecer su nuevo maestro tenía otros planes para ese chico y el trato puesto no lo podía rechazar, pues su venganza sería tener lo que Joaquín ama y eso sería al humano llamado Emilio Osorio.
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