La sangre brota muy lentamente, se desliza manchando aquellas suaves telas blancas, él no puede detenerse, pues esa es su maldición, pero dentro de ella ha encontrado algo que no la hace tan mala.
✓ Adaptación Autorizada.
✓ Contenido homosexual.
✓...
El rizado se levantó de golpe, lo cuál asustó a su hermano y a sus 2 mejores amigos, los cuáles lo vieron preocupado, él miro a todos lados y luego a ellos.
- ¿Que pasó? - Preguntó.
- Cuándo llegaste te enfermaste. - habló el rubio.
- Que. - los vió.
- Traías fiebre. - habló su hermano. - además que estabas delirando.
El rizado se sentó en la cama y los vió tratando de entender todo lo que había pasado, suspiró y habló.
- ¿Cuántos días llevo aquí? - pregunta mientras toma el vaso con agua.
- Casi 1 mes. - dijo el rubio. - nos asustaste.
- Ya veo. - habló.
La puerta se abrió dejando entrar a una castaña, él sonrió y ella hizo lo mismo, los demás se levantaron y salieron, ella se acercó y se sentó en la silla.
- ¿Ya estás mejor? - le preguntó.
- Algo mareado. - respondió.
- Ya veo. - sonrió.
- Te ves rara. - dijo. - ¿ocurre algo?
- En unos días me iré a Londres. - lo vió.
- Saldrás de vacaciones. - habló.
- Mis padres se irán y yo con ellos. - suspiró.
- Eso quiere decir que tendremos que acomodar nuestros horarios para hablar. - dijo.
- Sabes que estando lejos conoceremos a más personas. - habló.
- Eso significa que terminamos. - la vió.
- Sí. - se levantó y me dió un beso en la frente. - espero y encuentres a alguien que te haga feliz.
Ella sonrió se despidió y se fué, él se quedó ahí pensando llevó su mano a su cuello y cerró los ojos, él buscó su celular y miró el número, lo marcó y esperó.
- Hola. - escuchó una voz.
- Joaquín. - sonrió.
- ¿Emilio? - dijo.
- Sí. - habló. - ¿aún estás en la CDMX?
- Sí. - se escuchó su risa. - decidí quedarme.
- ¿Volverás a la universidad? - Preguntó.
- No. - negó. - es lo mejor, así no tomaré tu sangre cada vez que te vea.
- Claro. - susurró.
- ¿Y tú cómo estás? - Preguntó. - Diego me dijo que enfermaste, aunque eso se debe a mí.
- Sigo mareado. - habló. - supongo que es por la sangre que decidiste sacarme.
- Claro. - rió. - aunque fué un accidente no debiste encerrarme en ese baño junto a tí.
- Creo que lo tomaré en cuenta la próxima vez. - sonrió el rizado.
- Dices que habrá otra. - habló.
- Supongo. - suspiró. - a menos que no quieras.
- ¿En dónde estás? - Preguntó.
- Centro médico Nacional Siglo XXI. - respondió.
- Estaré en 15 minutos ahí. - colgó.
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Él apagó su celular y cerró los ojos, estaba loco, debía de sentirse mal porque término con Camila ¿pero porqué se sentía feliz? Él negó muchas veces hasta que la puerta se abrió dejando entrar al castaño, el cuál venía con unas flores.
- Hola señor. - sonrió.
- ¿No debería decirte yo así? - Preguntó. - por lo que sé el viejo aquí eres tú.
- Me acostumbré a llamar a las personas así. - puso las flores en la mesa. - después de todo nunca paso de los 18 años.
- Entonces me debes respeto. - bromeó el rizado.
- Supongo. - sonrió mientras se sentaba en la silla cerca del rizado. - ¿Porqué me llamaste?
- Quería hablar contigo. - dijo.
- Si es por lo mismo no les haré daño. - habló. - es una promesa.
- No es por eso. - negó mientras tomaba la mano de Joaquín. - lo pensé y quiero conocerte más.
- ¿Y tu novia? - lo vió.
El rizado negó y Joaquín sonrió un poco, éste se quedó con él hasta que ya era tarde, se levantó y lo vió.
- Debo irme Eleazar debe de estar preocupado. - sonrió. - pero volveré mañana.
- Y si lo llamas. - habló.
Joaquín sonrió y asintió, se acercó al rizado, pero ésta vez se subió a la cama junto con él, puso su cabeza en el pecho del rizado, en el cuál podía escuchar el corazón latiendo, él llevó su mano a su pecho, pero no sintió nada.
Emilio por su parte notó lo que el joven castaño realizó, sonrió mientras llevaba su mano hacía la del castaño, éste levantó la vista y lo vió.
- ¿Qué ocurre? - Preguntó.
- Había olvidado cómo se siente el pulso, el latir de un corazón que está vivo. - se aferró más al rizado.
- Eso cambiará ahora. - le dijo y Joaquín levantó la vista.
Antes que pudiera decir algo el rizado se encontraba besándolo, en la puerta 2 chicos miraban la escena con una sonrisa.
- Ya es feliz. - lo vió.
- Lo sé. - habló. - pero él anda por aquí y tiene un ejército y sé de lo que es capaz.
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