La sangre brota muy lentamente, se desliza manchando aquellas suaves telas blancas, él no puede detenerse, pues esa es su maldición, pero dentro de ella ha encontrado algo que no la hace tan mala.
✓ Adaptación Autorizada.
✓ Contenido homosexual.
✓...
Emilio iba saliendo de su clase cuándo vió al castaño ahí sentado en una banca, sonrió y se acercó.
- Joaquín. - dijo y éste levantó la vista.
- Oh Mailo hola. - se levantó y lo abrazó.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó.
- Vine de paso. - respondió. - además iba saliendo de mi clase.
- Volviste. - lo vió.
- No podía dejarlo sólo. - habló mientras comenzaba a caminar. - además Eleazar y Sian están fuera del país.
- Y volver fué la mejor opción. - habló.
- Eleazar habló con el director y le explicó la situación que tuve. - lo vió.
- Ya veo. - asintió. - ¿y sigues compartiendo la habitación con Diego?
- Él se alegró que volviera. - sonrió. - también yo de volver aquí.
Ambos iban hacía la habitación del castaño, éste abrió la puerta y dejó su mochila en el suelo y se acercó a la mesa.
- Parece que tengo la habitación para mí sólo. - le enseñó la nota.
- Así parece. - sonrió el rizado.
- ¿Tiene hambre? - preguntó. - puedo hacer tacos para los dos.
- Creía que los vampiros comían. - habló. - Sólo sangre.
- Al pasar los siglos nos fuimos adaptando. - lo vió. - lo único que no cambia es reflejarse en espejos y cámaras.
- Es triste. - lo vió.
- ¿Por? - dijo mientras sacaba lo que iba a utilizar.
- No saldrás en la foto de graduación. - dijo.
- Nunca voy a los eventos. - negó. - no me gusta.
- ¿Y porqué estudias? - lo vió.
- Conocer personas. - habló. - el amor.
- Así que buscas un amor. - se acercó al castaño.
Joaquín sonrió, Emilio no se fijó y puso su mano en dónde estaba algo filoso ganándose una cortada, una pequeña gota de sangre cayó en la mesa, ambos se vieron a los ojos, Joaquín sonrió y le puso una toalla a la mano del rizado.
- Has presión. - dijo mientras se alejaba.
Él lo hizo, luego de unos segundos apareció el castaño con el botiquín. Ambos se sentaron y él le quitó la toalla, comenzó a limpiar a paso lento la herida leve, desinfectó y la cubrió. Lo que usó lo puso en un plato y lo quemó para evitar tentaciones.
- Eres bueno curando. - lo vió.
- Fuí voluntario en la primera y segunda guerra mundial. - sonrió. - fuí enfermero y luego doctor junto con Eleazar.
- Vaya sabes mucho de la historia. - lo vió.
- Supongo. - se encogió de hombros.
- Joaquín. - lo llamó y él lo vió.
- Si Emilio. - lo vió y sonrió.
- ¿Aquel hombre que vino la vez pasada? - hizo una pausa.
- Su nombre es Mauricio. - habló. - él fué el primero lamentablemente.
- Ya veo. - asintió.
- Sólo tenía 11 años. - dijo. - me volví su obsesión ya que al final consiguió que sólo él me tocara.
- ¿Crees que esté aquí por tí? - preguntó.
- Así es. - respondió. - por eso también volví.
- Que planeas hacer. - dijo.
- Él sabe de tí. - vió al rizado. - sabe lo que yo quiero.
- Mi hermano y Diego están en peligro. - se levantó, pero Joaquín lo detuvo.
- No los tocará. - negó. - el que estará en peligro eres tú.
- Porque tan seguro. - habló.
- Tú eres el que impide que yo sea suyo. - lo vió. - querrá matarte.
- Matarme. - se volvió a sentar.
- Necesitas plata. - lo vió. - eso lo mantendrá alejado.
- La plata los mata. - dijo.
- Un castigo agregado por la traición de Judas. - habló.
- La traición. - lo vió y Joaquín asintió.
- Sabes Eleazar me dió el nombre de Joaquín. - sonrió, pero dejó de hacerlo. - fué por el hijo que perdió y dijo que yo se lo recordaba.
- Espera. - habló el rizado. - ¿pueden tener hijos?
- Estamos muertos. - suspiró. - podría hacerlo muchas veces con una chica sin condón, pero nunca se embarazaría.
- Y su hijo. - lo vió.
- Es una larga historia. - sonrió. - si tiene tiempo se la puedo contar.
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