La sangre brota muy lentamente, se desliza manchando aquellas suaves telas blancas, él no puede detenerse, pues esa es su maldición, pero dentro de ella ha encontrado algo que no la hace tan mala.
✓ Adaptación Autorizada.
✓ Contenido homosexual.
✓...
- Tener más de mil años aquí sí. - habló. - pero me mantengo promedio.
- Mmm. - lo vió. - ¿eres castaño natural ó teñido?
- Natural. - habló. - cómo lo son mis ojos, por eso fuí vendido a un alto precio en el prostíbulo.
- Ya veo. - dijo.
- Si. - suspiró. - pero al menos soy bonito.
- Tengo una duda. - habló.
- ¿Cuál? - se acomodó mejor.
- ¿Cómo funciona lo del banco de sangre? - preguntó.
Joaquín lo vió y se sentó en el regazo del rizado y llevó su mano a la marca que le había hecho, éste sólo lo miraba sin decir nada.
- Cuándo te convierten esa fecha ahora es tu nuevo cumpleaños. - habló. - nos descontrolamos y podemos matar personas.
- ¿Moriré? - lo vió.
- Los bancos de sangre nos mantienen cuerdos. - habló. - puede que suene tonto, pero logramos crear un lazo.
- ¿Lo tenemos? - habló.
- Así es. - sonrió. - desde que te marqué la vez en que soñaste conmigo.
- ¿Entonces sí fuiste tú? - habló. - entonces el sueño.
- Fué una ilusión mía. - dijo.
Emilio lo vió y lo acercó a sus labios para besarlo. Joaquín sonrió mientras cerraba sus ojos y seguía el beso, pero se separaron cuándo la puerta se abrió dejando ver al rubio, el cuál al verlos abrió su boca y luego la cerró.
- ¿Qué? - habló el rizado.
- Tú, él. - dijo. - ¿Cómo?
- Es una larga historia Diegochas. - sonrió el castaño.
- Ya veo. - dijo. - yo sólo vine por un libro.
Ambos vieron cómo tomó el libro y salió rápido de ahí , se volvieron a ver y sonrieron para volver a acercar sus labios para volver a besarse, era un suave movimiento que ambos se daban, se alejaron y Joaquín ocultó su rostro en el cuello del rizado inhalando el aroma que éste emanaba.
- Veo que te gusta mi cuello. - sonrió mientras le acariciaba la espalda.
- Su aroma. - habló.
- ¿Te gusta mi aroma? - lo vió.
- Es relajante cómo té de manzanilla que relaja. - se alejó y lo vió a los ojos.
- Ya veo. - habló.
- Emilio. - susurró.
- Si Joaquín. - lo vió.
- ¿Se quedará conmigo? - preguntó. - ¿no me dejará?
Emilio lo tomó de ambas mejillas y le dió un corto beso, el cuál Joaquín volvió a aceptar. Se alejó y le sonrió mientras le daba otro beso en la frente, para unirlas después.
- Siempre. - susurró. - cuidaré de tí siempre.
- Yo igual. - lo abrazó. - lo cuidaré también.
Ambos se quedaron ahí hablando dónde Joaquín le contaba lo que hizo en algunos años, también que consumía sangre animal, podía consumir comida humana, pero a veces la terminaba vomitando por eso recurría a cocinarla con sangre para que no le fuera tan tóxica.
- Tomaré eso en cuenta. - sonrió.
- En las noches voy al bosque que está por el campus. - dijo. - sabía que hay un pequeño río.
- No lo sabía. - negó.
- Ya se. - se levantó. - ahora en la noche lo llevaré.
- ¿Seguro? - lo vió.
- Si. - sonrió emocionado. - sería cómo un picnic, pero de noche.
- Bien prepararé algunas cosas. - le dió un beso en la mejilla. - debo irme, mi próxima clase será dentro de unas horas.
- Está bien. - caminó a la puerta junto al rizado. - lo veré en la noche.
- En la noche será. - se despidió.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
