La sangre brota muy lentamente, se desliza manchando aquellas suaves telas blancas, él no puede detenerse, pues esa es su maldición, pero dentro de ella ha encontrado algo que no la hace tan mala.
✓ Adaptación Autorizada.
✓ Contenido homosexual.
✓...
— Joaquín podemos hablar. — hablo el rizado mientras lo alejaba.
— Mailo está bien. — dijo. — ya les dije.
— Prometiste ser honesto conmigo. — lo tomó de una mejilla.
— Sé lo que prometí. — lo vió a los ojos. — pero ésta vez no puedo.
— Ó me dices ó lo averiguo. — frunció su ceño.
— Estás en peligro. — lo vió. — Mauricio vendrá y lo querrá matar y a mí me llevará con él.
— Lo mataré antes que él a mí. — dijo.
— No. — negó. — tú deberás de estar lejos.
— Estamos juntos en ésto. — tomó su mano y la besó. —prometí cuidar de tí y eso haré.
— ¿Incluso si muere? — preguntó preocupado.
— Incluso si muero. — lo besó.
Joaquín lo abrazó, sentía que podía ser su última vez juntos, no lo sabía, pero debía de estar alerta, se alejó y lo vió con una sonrisa.
— Lo veré a las 6 en el lugar de siempre. — le dió un corto beso mientras se iba.
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Al entrar a la habitación vió al rubio, el cuál lo miraba atentamente sin decir ni una sola palabra, él dejó su mochila y cerró la puerta con seguro.
— ¿Cómo te sientes? — se acercó a él.
— Ya casi no me duele la cabeza. — dijo.
— Eso es bueno. — sonrió. — oh los chicos preguntaron por tí.
— Ya falta poco para que los vea. — habló.
— Si. — lo vió. — gracias por ayudarme.
— Los amigos se ayudan. — lo vió con una sonrisa.
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Joaquín asintió luego de decirle que si pasaba algo lo llamara, el otro asintió, él llevaba unas cosas, llegó antes que el rizado, alistó las cosas y se sentó a esperarlo, al verlo llegar se levantó y corrió a abrazarlo.
— ¿Porqué tanto amor? — sonrió el rizado mientras lo abrazaba.
— Quería contarle dos cosas. — habló.
— Bien. — dijo caminando con el castaño a la tienda.
— Primero ya estoy en mi cuarta sesión con la psicóloga. —sonrió. — y la segunda ya me siento seguro de mí mismo.
— Me siento muy feliz. — sonrió el rizado. — que vayas poco a poco superándolo.
Joaquín sonrió y se subió encima del rizado, el cuál sonrió también, el castaño llevó su boca al cuello del rizado y besó la marca aún visible, se alejó y lo vió a los ojos, éste le acarició la mejilla.
— Estoy listo. — susurró.
— ¿Seguro? — lo vió. — no quiero que te sientas mal otra vez.
— Confía en mí. — habló.
Emilio asintió y besó a Joaquín despacio, éste fué recostándolo para quedar encima del chico mientras se besaban se alejaron para quitarse sus ropas.
— Eres hermoso Joaquín. — Habló el rizado. — me siento feliz de haberte conocido.
— Igual yo. — habló. — siento que he vuelto a nacer gracias a tí.
Joaquín se recostó en la manta mientras el rizado se subía encima de él, pero sin aplastarlo, le besó la frente y luego cada parte de su cuerpo, la respiración de Joaquín se fué entrecortando, el miedo volvió a él, pero al escuchar al rizado se calmó. Se dió cuenta de que sólo eran ellos dos, no debía de tener miedo porque sabía muy bien que el rizado no lo lastimaría.
— No pienses en esos malos recuerdos. — besó su frente. —ellos no te tocarán porque yo estoy aquí para cuidarte.
— Lo sé Mailo. — habló. — confío en tí.
Emilio sonrió y lo volvió a besar, quería ir despacio, pues sabía que Joaquín lo iba a superar poco a poco y él le iba a ayudar a que tuviera confianza de sí mismo, los pedazos rotos él los iba a volver a unir.
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