(Se recomienda escuchar la canción que está en multimedia)
Tenía una guerra con su cabello, no sabía si teñirlo de azul de nuevo o de rojo, por Curtis.
Le escribió una carta, de nuevo sin esperar respuesta del pelirrojo.
Decidió teñirse el cabello de color rojo, y no es que estuviera feliz, pero debía cambiar un poco, después de lavarse el tinte que quedara en la ducha, se puso sus converse negras algo desgastadas y sus jeans de mezclilla algo ajustados, hay un día que a Leonella le gusta, y eran los martes, Curtis, cumplía años.
Las luces de neón pegaban contra su cabello, haciéndolo ver morado, azul, de todos colores, le causaba gracia, no hubiera teñido su cabello al saber que eso pasaría, por razones indefinidas Antonella había asistido a esa fiesta también, que fue en un pequeño restaurant-bar donde había pequeñas luces de neón en las esquinas, una barra donde pedías varios tragos y si les daba en gana te los daban, ella se encontraba en uno de los sofá de piel negros, indiferente, fumándose un cigarrillo, tenía una cajetilla que estaba por acabarse y realmente no le importaba, si la fiesta se trataba de "disfrutar" fue un vil fracaso, ¿quién organizó la fiesta? Stanley, y ella asisitió sólo por ver como estaba con SU chica, Antonella.
"¡Hey! Llegó el momento que tanto esperaban", guiñó un ojo, agh, algo malo vendría, pero no tenía idea de que lo malo iba para ella.
"Tengo en exclusiva el diario de Leonella, antes de que se volviera así, fría e idiota", mencionó cada palabra con una pequeña sonrisita macabra.
"Comencemos con el primer "Querido Diario"", dejó de fumar su cigarrillo y se levantó decidida, pero unos chicos más altos que ella la sostuvieron, dejándola sin escapatoria alguna.
Querido diario, hoy fue un día fantástico, conocí a un pelirrojo, y jugamos bromas sobre que somos hermanos y los demás las creen.
Querido diario, una rubia me habló hoy, es rubia y extremadamente linda.
Me pidió ayuda en un trabajo de matemáticas.
Hoy la vida me volvió en la playa, me dijo su nombre, Antonella.
Georgie, se ha ido, y mi alma con ella.
Sus compañeros estallaron en carcajadas, los chicos que la sostenían llamaron a otros, y éstos comenzaron a golpearla, le dieron en las costillas, uno en la mandíbula y otro en el pómulo, la soltaron al llegar a los veinte golpes, ella lloraba, pedía auxilio y nadie la escuchaba, nadie la ayudaba, corrió con las pocas fuerzas que le quedaban, sangrando, pero realmente no le importaba, llegó a la obscuridad de su casa y no dejó que esta vez la invadiera, se echó a llorar en la habitación de Georgie, por ésta noche la entendió, entendió lo que sufría y por lo que había pasado.
Antonella vio todo, pero Stanley le dijo que era una pequeña broma, vio las lágrimas derramadas por los golpes de aquellos idiotas, y Stanley era una idiota también, huyó de aquel restaurant-bar y llegó a su casa, llorando, Stanley había mentido, las apariencias engañan.