❝Contigo❞

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Tuvo que dejar de pensar en haber estrechado la mano de Stanley sólo para que le dejasen en paz, pero no tuvo opción, y la pequeña sonrisa en el rostro de Jude le hacia pensar lo peor.
Es decir, la chica más popular con una del montón ayudándole a "disculparse", qué podrías pensar.
Así que, dejó de pensar en ello y suspiró con pesadez, los ánimos hoy le sobraban y no había nada que hacer, en realidad.
Tomó un cuaderno y tan rápido como su cerebro se lo imaginó, comenzó a dibujar, un pequeño trazo por aquí, y otro por allá, no era una obra de arte, pero para lo que podían hacer sus manos decían lo contrario, hizo unos pequeños dobleces, dejando la hoja en cuartos.
(...)
Para Antonella la situación también se le hizo un tanto extraña, y pensó lo mismo que su pelirroja novia, a excepción que le pareció un tanto raro que Stan estuviera sonrojada.
Las cosas para ambas, hasta ahora, iban bastante bien, desde aquel día que hicieron las "pases" Stanley no les ha molestado, y se le ha visto muy cerca de Jude, ¿porqué será? y sí, ha sido sarcasmo.
Las palabras dicen mucho más, por eso se encarga de ser directa, para no crear mal entendidos, y eso pasaba ahora, fue tan estúpida al estar de novia con Stanley, y el haberle terminado por la chica del cabello antes turquesa, hasta a ella le dolió, pero, temía hacerle más daño del que se causaba ya ella, pensando en que lo que hacía estaba mal, cuando miraba a Leonella, sus ojos brillaban, y cuando miraba a la castaña, sólo lo hacía con cariño, y de esa forma resultó lo que ahora: una pelirroja y una rubia totalmente enamoradas mutuamente.
Era de algo que nunca le contó a Leonella, y, sabía que en las relaciones supuestamente no se guardaban secretos, pero, ¿y si le cuenta a la pelirroja y ésta se enoja? El miedo a decir la verdad rondaba, ya que, nunca se dejó en claro la relación que establecían Antonella y Stanley, en ningún momento, ni lapso de tiempo se atrevió a decírselo, un día estuvo a punto, pero se arrepintió.

Las cosas entre ella y Stan nunca funcionaron del todo bien, eran un chilché totalmente estúpudo, como su relación con la pelirroja lo era, y sí, pero, ella podía ser tierna a veces, malhumorada, sarcástica y un sin fin, pero la castaña era tierna, y mentía.
Nunca se empeñó en demostrar quién era realmente, y quizá le pasaba lo mismo, el miedo a revelarse rondaba por doquier, y, la actitud de Stanley y no era nada agradable, hablando en términos realistas, es decir , su verdadera identidad secreta, o algo por el estilo que no quería admitir.
Hacía énfasis en los diminutivos y aumentaba la voz, y eso a Antonella le llegaba a incomodar hasta cierto punto, pero lo aceptaba a pesar de.
Sufría de insomnio constante, y cuando hacían pijamadas, le daba cierto miedo dormir, porque, le enojaba que te durmieras primero, y ella no dormía ni un jodido segundo.
Y si bien no es una lista de los defectos de su ex-novia, era algo que le molestaba frecuentemente de ella, habían más detalles, pero tan, pero tan pequeños que no valdría la pena mencionar, para qué. Pensó que tal vez Jude y Stanley fueran algo más que un clan de las "chicas populares" (y sarcásticas), quizá novias, o amigas con privilegios, aunque sonaba un tanto pervertido, por lo que descartó aquello.
¿Han escuchado a aquellos chicos que cambian por su novia? Pues eso era lo que creía que pasaba con Stan, es decir, técnicamente le controlaba, y si se aprovechaba de ello y la castaña no lo notaba, debería ser estúpida, si bien Jude tenía cierto carácter extravagante, no se veía alguien que jugara con los sentimientos de los demás, y eso le agradó.
El verle feliz con una chica, que no fuera ella, claramente, le hacía feliz.
Le veía más animada que...nunca, y sí, nunca la había visto feliz, solo en los breves meses de su relación y de ahí en más hasta ahora, sólo eso.
Jude tenía la certeza de que jugar con Stanley le sería difícil, porque lo había pensado con anterioridad, pero le empezó a atraer la chica, y ya no quizo jugar con ella, ni hacerle sufrir, quizo besarle, y hacerle feliz, porque nunca había sentido eso a lo que le llaman "amor" o quizá lo había sentido ya, pero no tan fuerte como ahora, no con el mismo ritmo ni rapidez con la que su corazón latía, definitivamente.
"Sólo quiero verte feliz", susurró y a la par limpió una de las lágrimas que resbalaba por la mejilla de su novia "aún así eso implique morir o cualquier daño hacia mi persona" Stanley sonrió, por primera vez en el día, y a causa de su novia, y hacía énfasis ahora, porque le enorgullecía.
"Eso ya lo haz hecho, no hace falta hacerme más feliz, con esto basta".
Y así terminó la frase, se acercó a los carnosos labios de Jude y los acarició con la yema de su dedo índice, tocando la suavidad de éstos, y ahí, la besó.
Sin duda no era su primer beso, pero se sentía como tal, las mariposas en su estómago revoloteaban felices por aquella sensación que les hacía bailar, probó cada rincón de aquel vaivén de gusto dulce, guardando su esencia en ella, impregnándola en sus labios ásperos y fríos, también probó muchas cosas a la vez, fresas, lápiz labial rojo, el universo, y nubes de algodón de azúcar.
Nunca, absolutamente, se había sentido como en ese mismo instante, en el que sus manos recorrían las caderas de su dulce novia, incitándola a recibir más contacto de la castaña.
Gimió, deleitando los oídos de Stanley, era como una melodía con violines y a la luz de la luna, sus caderas su sendero y sus piernas un tramo de éste, pero subió, llegando hasta el borde de la blusa de la rubia y la levantó con algo de timidez, a lo que la rubia rió, y eso hizo sonrojar a Stan e invitarle a seguir aquel recorrido.
Cuando finalmente quitó la prenda que cubría la espalda y de más de Jude, subió con júbilo e interés de descubrir más trozos de tramo, llegó a sus senos, y los acarició con lentitud, haciendo que la rubia sollozara de placer, literal. Quitó su bra, haciendo que sus senos quedaran al descubierto, y expuestos para ella, se dispuso a acariciarlos, mirando con detenimiento cada reacción por parte de la que recibía aquel dulce contacto, no se decían ni una palabra, porque ahora no las necesitaban. La mueca de placer de la rubia era su semblante fijo y la mueca que le insitaba a seguir a la castaña, bajó el tramo, encontrándose con un pequeño obstáculo, un pantalón, un botón y una cremallera, los cuales después se hallaban el es suelo, en alguna parte de la habitación llena de gemidos placenteros, acarició su pierna, comenzando una pequeña tortura, que no duró demasiado.
Bajó sus bragas hasta los tobillos, y con uno de sus dedos acarició la feminidad de la rubia, haciéndole gemir, metió uno de sus dedos con lentitud, esperando que a su novia le gustase y por consiguiente no le doliese, que fue lo contrario, ella gemía, impaciente por recibir más, removiéndose entre las sábanas, y lo consiguió, Stanley movía su dedo de afuera hacia dentro, hasta que introdujo otro, y con eso le bastó para conseguir una chica rubia sudando y pidiendo más, la situación se volvía aún más placentera, sacó sus dedos e inclinó su rostro a la feminidad de Jude, con su lengua acarició, y otras lamidas y caricias más bastaron para que un líquido blanco saliese y Stanley lo probara un poco, para terminar limpiando aquel área.
Se tumbó encima del cuerpo desnudo de su novia, y la besó, demostrándole así cuanto le amaba, pasó sus brazos por la cintura de la rubia, y ésta se quedó dormida en un corto tiempo, para ser seguida por spla castaña.
Ambas sabían que se amaban, y que aquello fue una muestra de tal, que le había encantado a ambas, y que seguro repetirían otro día o noche, en realidad no importaba, porque cuando estaban ahí en la habitación, el tiempo era lo de menos.

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