❝Busca debajo de la cama❞

3 1 0
                                    

Aún no podía dejar en claro lo que eran aquellas dos, ya que les veía muy juntas (aún más que antes, por su puesto).
El hecho de verles juntas se le hacia un tanto extraño, es decir, hace unos días, Stanley estaba con ella, y le hacía la vida imposible a Leonella, pero esta no le prestaba atención y eso le frustraba a la castaña, ya que quería satisfacerse con el sufrimiento de la pelirroja.
Leonella, estos días ha dejado de ser visitada repentinamente por su mejor amigo, Curtis.
Que si bien algunas veces aparecía en el armario y después se echaba a reír, pero, ¿sabría él que estaba muerto?
El hecho le parecía triste, se le veía feliz y decirle que había muerto le dolería, era de esas veces que eres incrédulo de lo sucedido, ¿porqué Curtis murió? ¿cómo? Y ahí va la intriga.
"No te cuestiones tanto, fresa" la voz perteneciente a Curtis inundó sus oídos, y se levantó con agilidad hasta el armario, lo abrió.

No estaba ahí.
"Curtis, esto no es gracioso, ¿dónde éstas?" el hecho no era gracioso, para nada, pero aún así Curtis rió, "Estoy muerto, así que...-hubo un pequeño silencio, lo estaba pensando- en el cielo" y la risa sarcástica que soltó le estremeció.
"Eres tan estúpida, ¿cómo has podido ser mi amiga? piensa con cautela" ¿cautela? al parecer sí, meditó un lapso de tiempo breve, y supuso que el pelirrojo le escuchaba pensando en voz alta cuando le daba pereza pensárselo en silencio, ahora, ¿dónde estaba Curtis?
Y debajo de su cama, se removió algo, ahí estaba. "Oh, sé a lo que juegas, pero en éste juego me incluyo también, ¿seré estúpida como tú dices? Alguien podría hacérmelo saber, pero tú no, ya lo dijiste" me hayaba en su pequeño juego sarcástico, en el que con unas probabilidades del 79% Curtis perdería.
"Leonella, si que eres lista-rió de nuevo, pero después sollozó-saber que perdería con eso, woah, touché diría en tu lugar"
"Si que sabes como engañarme, pequeño y dulce diablo, irónico, antes tan dulce y pelirrojo, ahora tan negro como un abismo"
Reí en mis adentros, era una psicópata, que aún se mantenía con algo de autocontrol, me debatía entre su golpearlo o no.
"El estúpido, y no se puede negar, para nada-hice énfasis en las últimas dos palabras-eres tú, aunque, ambos somos estúpidos, pero, en un rango del uno al diez, tú ganarías" apunté debajo de la cama y lancé una mirada fugaz a la penumbra de tal lugar "Kyu duerme ahí, así que, hazle un pequeño espacio", me acerqué a la cama y me tumbe en ésta despreocupadamente, me cubrí con la pequeña frasada que se hallaba con un extremo por el suelo, Curtis la tomó, e hizo que me descubriera.
"Leonella, leonella, ¿estás despierta" lo ignoré, y mantube mis ojos cerrados.
"ya me iba, Kyu maulló, le tengo pavor a los gatos" y en eso, desapareció, la pequeña presencia de su cuerpo se dejó de sentir y pude hacer que mis músculos se relajaran, Curtis me daba pavor, como el pavor que el le tenía el a los gatos.

Narrado desde el punto de vista de Leonella (anteriormente también).

A la mañana siguiente, desperté con un dolor de cabeza que causaba náuseas, mis ojos estaban rojos y mi nariz ligeramente sonrosada.
La gripe era notoria en mí, pero, era algo repentina.
Algo malo pasaba, y eso también era notorio.

Lonely.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora