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capítulo dieciocho.

capítulo dieciocho

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los habían separado en diferentes partes, aeri tenía sus ojos vendados al igual que sus manos y piernas pero podía hablar perfectamente.

— te vas a quedar aquí. no podrás ni oír ni ver nada, no sabrás la hora ni quienes entran o salen. hasta que tu visa se acabe y caiga el láser. —un tipo le hablaba, sin embargo, no sabía quién era y no podía reconocer su voz.

— ¿y si me liberas las manos para poder estrangularte? —como siempre, aeri no se quedaba callada ni en las peores situaciones.

sintió un fuerte golpe en su mejilla derecha y cuando estuvo a punto de quejarse alguien tapó su boca con cinta adhesiva.

— niragi nos advirtió de que eras una habladora.

seguido de eso, sintió como las personas que estaban ahí se alejaban y cuando la última pareció salir de la habitación cerraron la puerta con seguro.

trató de oír algo a su alrededor pero realmente parecía estar completamente sola, por lo que comenzó a tratar de liberarse.

no podía imaginarse en que situación estaban arisu y usagi, pero suponía que en la misma de ella, por lo que desesperadamente comenzó a tratar de liberarse con presión para ayudarlos, hasta que escuchó como nuevamente sonaba el seguro de la habitación y se abría la puerta.

— vaya, no saben como tratarte, muñeca.

el cuerpo de aeri se congeló al reconocer la voz de niragi y enseguida comenzó a rezar en silencio para que por favor se fuera.

sintió como le quitaba la cinta de la boca sin lastimarla y luego la de los ojos, dejando que por fin viera en donde estaba.

era una habitación pequeña y oscura, casi la mitad de la que solía ser su habitación antes, pero ni siquiera la pudo analizar bien cuando niragi comenzó a desatar sus pies.

— vas a portarte bien, ¿me escuchaste? —preguntó a lo que aeri asintió en silencio, no por obedecer, sino que por tener un arma apuntándola en todo momento.

niragi se movió hasta atrás de la silla y desató sus manos, las cuales temblaban por la presencia del chico.

— en la cama. —le ordenó niragi. aeri comenzó a pensar en algún plan para escaparse mientras se levantaba al sentir la punta del arma en su cabeza y se sentaba en la cama.— ¿que haría arisu si supiera lo que estás a punto de hacer?

le asqueada la forma en la que niragi hablaba como si ella estuviera ahí voluntariamente, cuando la realidad era que no tenía escapatoria. pero debía dejarse usar un poco para poder escapar sin problemas.

— aguni al fin me dio permiso de hacerte lo que quiera, que bueno que nos traicionaste. —le decía niragi mientras la obligaba a recostarse en la cama.

𝗜𝗟𝗟𝗨𝗦𝗜𝗢𝗡 | 𝘢𝘳𝘪𝘴𝘶 𝘳𝘺𝘰𝘩𝘦𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora