Capitulo 11

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—levanta la cabeza Shoyo —le pediste y lo hizo —. ¿Por qué?

—Estoy enfermo —dijo en un hilo —. Necesito la marca para estabilizarme.

Alzaste una ceja, ya habías escuchado del desequilibrio y su tratamiento permanente.

—¿Sabes lo que haces? —Le preguntaste para que reflexionara.

Asintió.

—Lo necesito, quiero seguir jugando, quiero aun poder estar en las canchas, no tengo opciones, haré lo sea necesario —te miró determinado con lágrimas en sus ojos.

—Shoyo... —te agachaste a él por detrás —. Lo que harás es más grande de lo piensa, no es solo una marca.

—¡Lo se! —Sollozo —. Pero no tengo de otra.

—Con tu permiso te diré algo —tocaste su nuca y fue justo como aquella vez, pero aún se resistía a caer completamente en celo —. Esta marca no desaparece a menos que muera, estará el resto de tu vida, me pertenecerás.

Hinata sentía un cosquilleo en su trasero, se estaba mojando, estaba excitado con tu voz, pero tenía que aguantar.

—No podrás estar con nadie más que yo —colocaste una mano en su cuello y con el dedo pulgar tocaste su nuca —. Cuando venga tu celo estarás pensando en mí, al enamorarte de otra persona no podrás pensar en ella en aquel momento.

La respiración de Hinata se agitaba más, a la vez expulsaba feromonas.

—Tendrás que tener sexo conmigo para mantenerte en las canchas, tendrás que estar conmigo un determinado tiempo hasta que te estabilices un poco, ¿estas seguro de eso?

—Si... —se escuchaba cansado.

No podías negarte, pero si no lo hacías sería la última vez que lo verías, porque alguien más ocuparía tu lugar.

Abriste tu boca mostrando aquellos colmillos que lo marcarían, Shoyo escucho eso y se estremecido, pero no fue una marca, fue un beso en su nuca.

—Vuelvo a preguntar... ¿Estas seguro de que es lo que quieres? —metiste tu mano bajo su camisa hasta sus pezones, los acariciaste con gentileza —. ¿Estas seguro de aguantar esto con alguien que no amas? —le decías al oído.

Hinata gimió y se cubrió la boca, le hiciste la misma pregunta y asintió.

«Ella me esta tocando » sus ojos estaban perdidos.

—No habrá vuelta atrás —le recordaste —. Aunque te enamores de mí puede que yo no, ni siquiera seríamos pareja.

Eso era mentira, Hinata te tenía enamorada, pero debías asegurarte, Hinata lo sabía y se sentía dolido por que su vida se frenaria, pero la tuya podía seguir.

— Si... —entendió.

En parte estaba excitado por aquel momento, pero no se sentía tan bien como lo imaginabas, te levantaste de inmediato dejando a Hinata fatal en su celo.

Tomaste el teléfono y llamaste a Takeo.

—Despeja la salida, saldré en unos minutos —le ordenaste.

Fueron menos de cinco minutos para que Takeo despejará.

Te llevaste Hinata en tus brazos, entraron al auto y el conductor les llevó, Hinata estaba preocupado de que esto le afectará al conductor pero el hombre era un beta, tenía la cabeza en tu regazo y seguía preocupado.

«¿Dónde me lleva? »Hinata no tenía idea, llegaron a una residencia lujosa, que tenía el toque solitario.

Pasaron por el vestíbulo hasta las escaleras y él solo podía ver el momento, hasta que cruzaron la puerta de tu habitación y lo dejaste en la cama, él supo lo que le pasaría.

«Ella me esta bajando el pantalón »incluso hasta ayudaba él mismo en eso.

—Shoyo, ¿Sabes perfectamente donde voy a poner mi pene?

El asintió, ya lo sabía, nunca se metió un objeto ahi solo sus dedos, tener algo de alguien más era otra cosa.

—Será duro, rápido y me correré las veces que quiera aquí adentro —tocaste su vientre —. ¿Estas bien con eso?

Hinata armo llanto, no por la pregunta, sino por que le dolía mucho su cuerpo, lo que más quería era deshacer ese dolor.

—A-ayúdeme por favor —pidió.

—¿Estarías bien incluso si dejo mi semilla aquí? —Hinata asintió varias veces, ya no le importaba, no podía soportar el dolor —. ¿Tendrías a mi hijo solo por querer seguir en las canchas?

Hinata exhalo con fuerza, siguió rogando, pidiendo que le ayudaras.

Sacaste tu miembro, el chico estaba temblando, quería que lo metieras, pero él sabía que lo que hacía no estaba bien, no estaba pensando en sentimientos, solo en deseos.

Con tu dedo pulgar acariciaste su pequeña entrada húmeda, estaba tan cálido y resbaloso.

«Que vergüenza » pensó él.

Cuando la punta hizo contacto con su entrada su voz transmitió un quejido, su arito se expandía por haber recibido apenas la punta, el apretaba varias veces seguidas aquello que le penetraba.

Colocaste sus piernas en tus hombros, pegaste tu pelvis directamente en sus nalgas, fue tan rápido que no le dio tiempo de ahogar un gemido.

Sentías perfectamente su angustiado interior palpitante de haber tenido un orgasmos en seco.

Le quitaste la camisa aún adentro de él, cuando te movias gemia con fuerza, solo pudo ver una vez tu rostro lleno de placer, porque el resto parecía triste, para que no te observará más hacer aquella expresión le diste la vuelta, le tomaste de la cintura y le dabas con todas tus fuerzas, tanto que sus rodillas se chimarian con las sábanas.

Sintió una cantidad de feromonas intensa que le chocaba en la nuca cuando fue marcado, le dolía demasiado pero estaba suspendido en placer que era pasable.

〖𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐘𝐎〗 「Mi pequeño omega」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora