Capitulo 23

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Shoyo despertó sin tu presencia, palpó varias veces la zona en la que juraba que habías estado, llegó a creer que era un sueño y justo cuando sentía que su corazón se hacía chiquito, la puerta se abrió.

—Traje la cena para ti —Le llevaste a la cama.

Se levantó y te abrazo, elevaste la bandeja para que te abrazara, tuvo que hacerse de lado ya que la panza no le dejaba.

—Creí que era mentira —froto su rostro contra tus pechos.

—Definitivamente estoy aquí.

Hinata comía y a la vez lo observabas, cada vez te miraba le sonreías, él apenas se sonrojaba, entonces en el tenedor tomó un trocito de carne y lo extendió a ti, estaba con los cachetes llenos de comida y te estaba regalando un poco de la suya

—Gracias... —la comiste.

—¿Ya cenaste? —te preguntó y asentiste.

—pero no quería rechazar tu comida.

Hinata siguió comiendo y entonces le preguntaste que haría mañana.

—Ir al médico, luego al parque, después visitar a los chicos y luego descansar.

—¿Te gustaría que arreglaramos una habitación para los bebés?

A Hinata le brillaron los ojos.

—¡Si!

En eso el teléfono de Hinata comenzó a sonar, contestó de inmediato y tenías curiosidad, al parecer alguien estaba molesto.

—Lo siento... —se disculpo varias veces —. Lo siento mucho mamá, lo había olvidado, mamá en serio me estoy cuidando.

Estaban hablando de una reunión, su hermana al parecer estaba al teléfono, estabas atenta, con ganas de saber más, pero para cuando colgó la llamada no dijo nada, no menciono ni un poco.

—¿Y quién llamó? —Te toco preguntar para saber.

—Era mi mamá, había olvidado contactarme con ella, puede que la visite.

—¿Qué tal si vamos mañana? —necesitabas conocerlos ya.

—Pero mañana... ¿El trabajo?

—Puedo ir y solo una horas y regresar al trabajo.

Hinata supo que estabas muy decidida a ir, por su puesto se trata de tu suegra, obviamente querías verla.

El único que durmia a gusto era Hinata, todavía estabas de nervios con lo de mañana, verías a tu suegra, el solo pensar en las ideas que podía formarse de ti te hacia sentir intranquila.

«¿Me odiara si se da cuenta que he embarazado a su hijo? » estabas pensando «Debería llevar algo... ».

Hinata se levantó y te saco de tu nube.

—¿sucede algo? —le preguntaste.

—Creo que tienen hambre los pollitos —frotó su ojo y con otra mano tocaba su panza.

—¿Que antojo tienes? —te sentaste a su lado.

—Quiero helado de vainilla y quiero galletas de chocolate...

Hiciste memoria de lo que podía haber en casa, pero no había nada de eso, a las una de la madrugada podía ser imposible encontrar eso.

—¿Cada cuanto tiempo tiene antojos? —Te levantaste a buscar un abrigo para salir.

—No siempre, una vez por semana, la semana pasada quería takoyaki, Takeo los consiguió...

Eso fue un golpe bajo, saber que Takeo parecía más padre que tú, si Takeo podía conseguir ese tipo de comida a cualquier hora, ¿por qué tú no?

—Iré a traer helado y galletas.

—No creo que haga falta, puedo comer cualquier cosa de la cocina —quiso impedir que salieras.

—No, si los pollitos quieren, yo les traeré, siempre que tengas ganas de algo dímelo, haré lo que sea para cumplirlo.

Le diste un beso en la frente.

—¿Y si vamos juntos? —tomó tu mano.

—Quédate a descansar mejor.

Hinata había quedado con la idea de que te irías, así que negó varias veces con la cabeza.

—Quiero ir, no quiero estar solo.

Su carita no te dejo negarte así que tuvieron que ir juntos, Hinata se acomodo en el auto, a la vez le llevaste una manta, querías toda la comodidad para él, bajaste un poco el asiento, a él le gustaba ese trato.

Comenzaste a buscar alguna tienda mini super para comprar helado, buscaste por un par de minutos, para cuando encontraste una abierta, Hinata estaba durmiendo.

Fuiste a la tienda y por supuesto solo habían galletas, la segunda opción te llevó al otro lado de la ciudad, donde si había helado, para desgracia solo había en porción grande de galón, igual lo llevaste.

Hinata se había despertado y al no verte se asusto, pero cuando te vio por la ventana acercarte suspiro, se volvió acostar sobre el asiento.

Se hizo el dormido y entonces escuchó que le hablabas cerca del rostro.

—Shoyo... Shoyo —Sintió un beso en sus labios y no evito corresponder —. Ya traje el helado y las galletas.

—Hum... —volvió a juntar sus labios a los tuyos.

—Shoyo... ¿Vas a comer tu helado antes de que se descongele?

El asintió, de camino estaba usando las galletas de chocolate como cuchara para el helado de vainilla, se miraba tan satisfecho, tomó una galleta y la lleno de helado para ponerla cerca de tu boca, le diste un mordisco y no sabia mal.

—Gracias —te dijo Hinata.

Ya en casa, seguía comiendo, al parecer el antojo era muy grande, se quedó viendo el helado y se enrojecio de la nada.

—¿Qué pasa? —querías saber.

—Huh... Nada... Sólo pensaba.

—¿Qué cosa? —sonreíste —. ¿Algo erotico?

Hinata trago profundo y asintió.

—Oh... —desviaste tu mirada —. Ya veo.

—Sí... —tocó tu mano.

«Y me gustaría hacerlo pero... No se si es muy raro »pensó.

〖𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐘𝐎〗 「Mi pequeño omega」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora