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Con una cuchara repleta de helado en la mano, Julieta se lo llevó a la boca y, sin pensarlo dos veces, le dio un golpe juguetón en el brazo a Rodrigo. Él soltó una risa contagiosa y, en respuesta, la empujó suavemente con el hombro.

Ya habían transcurrido cinco días desde el inesperado encuentro con Paredes en la playa. Julieta había estado tratando de seguir el consejo de su mejor amigo, aunque no sin dificultad. Ignoraba a Leandro, y, para su sorpresa, él parecía estar haciendo lo mismo. Mientras tanto, había estado saliendo con Ney, quien se había convertido en su segundo mejor amigo, y mantenía conversaciones con Lisandro, quien había notado el cambio en su comportamiento y decidió respetar su necesidad de distancia.

—Dios, es muy buena esta serie. Agradezco que me la hayas recomendado —exclamó Rodrigo, disfrutando del momento.

—¿Viste? Y vos no confiaste en mis gustos —respondió Julieta, soltando una risa cuando un comentario ingenioso de Phil Dunphy hizo su aparición en la pantalla. Luego el tono de la conversación cambió. —Che, al final no me contaste nada más sobre tu relación tan melosa. ¿Cómo van las cosas?

—Re bien, por suerte —admitió él, pensando en lo que le esperaba—. Aunque todavía hay algunos temas que quiero discutir con Camila, pero prefiero que saqué de en medio a los nenes primero.

—¿Cuándo los vas a tener? Extraño a Fran y Bau —dijo ella, haciendo un puchero que la hizo sonreír—. Además, todavía tengo que darles sus regalos de Navidad, hace un montón que no los veo.

—Después de volver a España, solo a Fran. La segunda semana, viene conmigo y se queda dos semanitas —explicó, colocando la mano en la pierna de Julieta y apretándola con cariño—. Va a poder pasar tiempo con la tía Shuli.

Julieta no era particularmente amante de los niños, pero sus dos sobrinos eran la notable excepción a esa regla. Desde aquel verano de 2021, cuando se ofreció a cuidarlos durante una semana, los pequeños la habían adoptado como su tía sin dudarlo. Cada vez que los veía, se llenaba de alegría al recordar esos días llenos de risas y juegos.

—Che, decime que no estoy loco, pero están raras las cosas entre Leandro y Lisandro, ¿no? —preguntó Rodrigo, interrumpiendo sus pensamientos.

—Mmm, la verdad no sabría decirte, porque no estoy atenta a ellos —respondió Julieta, encogiéndose de hombros.

—Espero que estos boludos no estén peleados ahora —dijo él, robándole un poco de helado a su amiga antes de llevarse la cuchara a la boca. Con una sonrisa traviesa, le manchó la punta de la nariz antes de continuar—. No puedo creer que vos, que sos fanática del chisme, no sepas nada.

—Prometo, juro, que no sé nada —replicó ella, levantando las manos en señal de inocencia.

Julieta asintió y, al ver que su amigo parecía intrigado, tomó el control remoto y le dio play a otro episodio de Modern Family. Se recostó sobre el respaldo de la cama, buscando una posición más cómoda para disfrutar del capítulo y dejar que el humor de la serie la distrajera un poco.

De repente, el sonido del celular interrumpió la tranquilidad, iluminándose con la notificación de un nuevo mensaje. Dejó el pote de helado en la mesita de luz y, sin dudar, agarró el teléfono para ver de quién se trataba.

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redhead - leandro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora