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Ya habían transcurrido varios días desde aquella reunión con sus amigas, donde recibió varios consejos sobre cómo manejar la situación con Leandro. Durante ese tiempo, Julieta había logrado evadirlo, un distanciamiento que le permitió analizar todo con más calma y reflexionar sobre sus sentimientos. Sin embargo, esa tranquilidad era solo superficial.

Aunque quedaba poco menos de medio mes de vacaciones en la playa, la joven anhelaba marcharse. Su humor se había vuelto sombrío y, como resultado, optó por aislarse del resto del grupo para evitar conflictos innecesarios. La tensión que sentía la llevaba a encerrarse en sí misma, alejándose de las risas y la alegría que solían acompañar esos días soleados.

Rodrigo se acercó a ella con preocupación en sus ojos.

—Dale, Juli, no te puedo ver más así. Tienes que volver a disfrutar el tiempo aquí. Después, cuando estemos en Madrid viendo el mismo panorama todos los días, te vas a querer matar —dijo, intentando inyectar un poco de optimismo en su actitud sombría.

La pelirroja suspiró, sintiendo que la energía que solía tener se le escapaba.

—Posta no tengo ganas hoy, Rodri. Anda vos no más —respondió, sintiendo que no podía ofrecer la misma alegría que él.

—Me venis diciendo lo mismo desde hace dos días —la observó con seriedad, cerrando el pote de protector solar que ella le había entregado. Luego, le pasó la mano por su espalda desparramando la crema. —Gracias.

—De nada, corazón —dijo ella, dándole unos golpecitos en la espalda como señal de que estaba listo para salir. —Si me siento un poco mejor, voy, ¿ok? Así vas tranquilo y me dejas tranquila.

—Está bien, compro —Rodrigo sonrió, achinando los ojos mientras se formaban hoyuelos en su rostro. —Si no venís, te vengo a buscar y te saco de la oreja, Julieta Azul Casales.

—Sí, sí, lo que digas, Rodrigo Javier De Paul —replicó ella, comenzando a empujarlo suavemente hacia la salida. Abrió la puerta, empujándolo al pasillo. —Pásala lindo, y acordate de renovarte el protector solar. No quiero escuchar quejarte si te quemas.

Le dio un beso en la mejilla a Rodrigo antes de cerrar la puerta y regresar a su cama. Una vez allí, tomó su celular y comenzó a navegar por las redes sociales. Se perdió en un mar de publicaciones, deslizando el dedo por Twitter e Instagram, dando "me gusta" a reels y compartiendo promociones donde aparecía.

Sin embargo, su atención fue abruptamente capturada cuando el programa de chimentos brasileño que tenía de fondo comenzó a mencionar a Leandro. Julieta soltó un suspiro, subiendo el volumen del televisor para escuchar mejor.

—Nas últimas semanas, o jogador argentino se envolveu com a recém-iniciada modelo Jimena Dourado... — pronunció la locutora con voz melodramática. Las imágenes de Leandro abrazando a Jimena, aquella que había visto días atrás en Twitter, aparecieron en la pantalla. La periodista continuó: —mas ele saiu negando qualquer possível relacionamento, esclarecendo que esta foto era de várias semanas atrás. Um período antes de se envolver mais com Julieta Casales, modelo argentina da marca espanhola Flawless. (En las últimas semanas el jugador argentino se vio involucrado con la recién empezada modelo Jimena Dourado) (Pero él salió a desmentir cualquier posible relación, aclarando que esa foto era de varias semanas atrás. Un periodo anterior a involucrarse más con Julieta Casales, modelo argentina de la marca española, Flawless)

El corazón de Julieta comenzó a acelerarse. No solo era un golpe emocional de volver a ver a Leandro relacionado con esa mujer, sino que además él había hablado de ella públicamente. Esa mención la hizo sentir un torbellino de emociones; por un lado, la incertidumbre y el miedo se apoderaron de ella, mientras que por el otro, una chispa de esperanza se encendió al saber que, de alguna manera, él la había mencionado como su oficial.

redhead - leandro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora