Capítulo 23 - Venecia

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DAMIANO

AÚN DOS MESES, TRES SEMANAS Y DOS DÍAS EN EL FUTURO

Aparto la mirada de mis amigos para rellenarme un vaso de agua.

Lo necesito después de esta noche loca.

Esta noche que lleva cociéndose meses, sin que ninguno nos diéramos cuenta, porque, ¿cómo íbamos a hacerlo? Las señales no empezaron hasta hace cosa de ese mes, cuando Eve estuvo tan rara.

Aunque hubo un parón. Es obvio que fue a causa de la ruptura de John y Luca. Nuestros amigos tenían sus propios problemas así que nos tocó dejar los nuestros de lado y ayudarles.

Aquí fue donde comenzó a cocerse la segunda advertencia, aunque no terminaría de cocinarse hasta que nos fuimos aquella noche a mi amada Venecia.

PRESENTE

EVELYN

Esta noche, como todas en la última semana, Damiano se queda con Sandra. Me iría con ellos, pero siento que ya me he quedado allí muchas veces estos días y tampoco quiero estorbar.

Así que, disfrutaré de mi soledad con un libro. Suspiro. Adoro este tipo de soledad.

Apago la luz del salón para encender la del pasillo y caminar hasta mi habitación.

Estoy a punto de entrar a la cama cuando oigo mi móvil sonar desde el salón.

Suspiro.

¿Quién será el idiota que se interpone entre mi libro y yo?

Como sea uno de esos vendedores, lo siento, pero que no espere que vaya a ser muy amable.

Cuando llego al salón veo que no es ningún vendedor, es Luca.

Nunca llama. Eso me asusta. ¿Le habrá pasado algo?

Descuelgo tan bruscamente que casi se me cae el móvil.

- Luca, ¿qué pasa? – Pregunto. Escucho un sollozo al otro lado de la línea. Vale, está claro que ha pasado algo...

- Pu... ¿puedes venir? – Vale, ¡¿qué ha pasado?!

Supongo que solo lo sabré hasta que llegue a su casa.

- Sí, claro – hay un silencio tenso en el que nadie cuelga -. Estaré allí en media hora. Respira.

Hace un sonido extraño que interpreto como un "vale".

Cuelgo y corro a por un abrigo. En serio, ¿qué ha pasado?

Llamo al timbre de su casa mientras me tambaleo sobre mis pies para no congelarme. El pijama que llevo es calentito, pero no lo suficiente al parecer.

Miro el móvil y me llega un mensaje de Damiano.

<< ¿Cómo está mi bella psicópata? ¿Disfrutando del libro? >> Aunque sea solo texto, puedo imaginarme ese muy marcado acento italiano que usa cuando me dice bella.

<< No exactamente. >> Respondo.

<< Lo siento, pero me alegro. Temí que fuese mejor en la cama que yo. >> No puedo evitar reírme.

La carcajada retumba por la calle vacía de una forma que me da bastante mal rollo así que me callo.

Justo entonces Luca abre la puerta sin siquiera preguntar quién era.

Llamadme paranoica pero eso me preocupa mucho, así que me decido por decirle a Damiano donde estoy. Por si alguna de las tres mil suposiciones que ha hecho mi cabeza sobre lo que ha podido pasar es cierta.

Tenemos un añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora