EVELYN
Es una noche fría y sin estrellas.
Me recibe una brisa fría y una noche sin estrellas. La escena perfecta para...
- Mira, mi bella psicópata - Damiano me rodea por la espalda, dándome algo de calor -. No hay estrellas, las has eclipsado todas. - Me giro para poder mirarlo.
Nunca antes alguien había interrumpido ese pensamiento, ni lo había hecho trizas de esa manera.
- ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara? - Va a sacar un espejo de mano, pero lo detengo antes de que pueda llegar a él.
Me llevo las manos a su cuello y digo:
- Sí, justo aquí. - Son pocas las veces que consigo sorprenderle con un beso, así que la disfruto.
- Muy buena esa, psicópata. - Admite, antes de sorprenderme con otro.
- Enamorados. Que rollo - dice Val al pasar a nuestro lado -. ¡Al menos podríais dejar de comer delante de los pobres!
- Anda, déjalos en paz. - Amy tira de ella hacia dentro de la discoteca, ayudada por Luca.
- ¿Deberíamos entrar? - Pregunto.
- No. - Responde con total seriedad antes de arrinconarme contra una pared.
DAMIANO
Para cuando entramos en la discoteca la mayoría de nuestros amigos ya están... contentillos.
El único que se libra es Luca, que se ha mantenido fiel a su promesa de no beber. Es el primero que nos lanza una mirada sugerente del tipo: "cuánto habéis tardado en entrar". Puede que ese tipo de miradas sean la razón por la que sólo paramos a saludarlos un momento antes de ir nosotros también a por algo de beber.
Nos acomodamos en unas banquetas y pedimos dos chupitos y un cubata. Evelyn y yo hemos llegado a un acuerdo para que pueda divertirse pero sin que ninguno nos excedamos. En resumen, sólo podemos pedir otro cubata para compartir.
Mientras esperamos a que nos lo sirvan, Evelyn tira de mí hasta tenerme de pie de espaldas al resto de la gente.
- Bésame. - Susurra.
Guau. Eso no es algo muy propio de mi psicópata. ¿Habrá bebido algo ya?
- ¿Qué?
- Que me beses, joder. - Evelyn tira de mí, esta vez hasta que consigue que nos besemos.
Por un momento, creo que se ha vuelto loca de verdad y que lo de psicópata va a ser cierto. Pero entonces escucho la autentica voz de la locura a mis espaldas.
No puedo evitar reírme. Eve resopla contra mis labios y trato de tomarme el beso más en serio.
Escucho a la mujer hacer un comentario sobre lo desesperados que parecemos antes de largarse.
Esperamos unos segundos, porque nunca se es lo suficientemente prudente. Sólo por eso...
El barista carraspea y nos separamos.
- Ah, no se corten, parejita. Pagad y desapareceré como la nieve en primavera. - Suena muy surrealista escuchar una metáfora como esa, aquí.
Por suerte no estamos borrachos y no nos reímos.
Evelyn insiste en pagar las bebidas, al igual que la gasolina y la comida, puesto que yo estoy pagando el alojamiento.
En cuanto tiene su dinero, el barista desaparece.
ESTÁS LEYENDO
Tenemos un año
RomanceUn año, doce meses... ¿suficiente para enamorarse? Sí, pero ¿y si ese no fuera el problema? Desde que casi se mata en un accidente de coche, Evelyn no es la misma. Se lo toma todo demasiado en serio y es más responsable de lo que lo ha sido jamás...