EVELYN
- ¡Venga vamos! - Me escucho gritar. - ¡Un poco de rumbita para el cuerpo!
Veo a Val bostezar en la barra y Amy me dedica una sonrisa cansada.
- Venga chicas, ¡un poco de alegría para el cuerpo!
Sonríen pero niegan.
Bueno, ellas se lo pierden.
Me doy la vuelta y como muchas otras veces analizo la pista de baile en busca de alguien con quien bailar.
Entonces mis ojos topan con una cabellera rubia y, momentos después, cuando él se da la vuelta como si supiera que le estoy mirando, me topo con sus enigmáticos ojos marrones.
Tan sólo unas semanas atrás hubiera sonreído como una boba ante esa mirada, pero hoy me dedico a darme la vuelta y unirme a Val y Amy en la barra.
- Creo que me voy a ir. - Les informo mientras noto que él viene detrás mía.
- Vale, te llevo. - Me dice Val.
- No hace falta, en serio. - Digo yo.
- Eve, no dudamos de tus habilidades de conducción, pero vas borracha. - Eso no puedo rebatírselo.
- Puedo llevarla yo. - Dice mi ex a mis espaldas.
- No, la llevaré yo, gracias. - Contesta Val antes de que ni siquiera pueda abrir la boca.
Después Amy y ella me cogen cada una de un brazo y salimos del bar.
Revivo el viaje en coche con Val, ya que Amy va en su moto, y aunque estoy segura de que llegamos sanas y salvas esa noche, no puedo evitar que el accidente se superponga con el viaje y acabe imaginándonos estrellándonos, como aquella otra vez.
Esta vez conduce Val.
Sigo sin saber quién fue, pero tampoco es como que pueda hacer algo por descubrirlo, más que ver cómo me estrello una y otra y otra vez.
Me doy la vuelta cuando me despierto, atontada.
Llaman a la puerta.
Lo siento, pero sea quien sea el que esté llamando se va a quedar fuera.
Tampoco creo que sea ninguno de los chicos o Damiano.
Ahora que se ha vuelto a su piso tengo recuerdos todas las noches.
Ojalá alguno me revelase algo nuevo.
Siguen llamando y yo gruño. ¿Quién será a las...? Miro el reloj. ¿A las siete de la mañana?
Hoy trabajo.
DEJADME EN PAZ.
Vuelven a llamar. Esta vez me levanto, pisando más fuerte de lo normal y sin parar de gruñir.
Además, no es sólo que estén interrumpiendo mi sueño o que esté recordando. Hoy mi novio y los únicos amigos que tengo por aquí se van a Roma a presentar su nueva canción en un programa en directo.
Así que me tocará pasar el viernes noche sola.
O sea, de normal me parecería bien. Me pondría una serie, o a escribir, incluso a leer un libro, aunque mi yo antiguo hubiese preferido una buena fiesta. Pero es que han interrumpido mi sueño. ¡Es que, ¿qué necesidad?!
- ¿Quién es? - Le gruño a la puerta mientras me ajusto la bata que he cogido entre alguno de mis gruñidos.
- Me ofende que me preguntes.
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Tenemos un año
RomanceUn año, doce meses... ¿suficiente para enamorarse? Sí, pero ¿y si ese no fuera el problema? Desde que casi se mata en un accidente de coche, Evelyn no es la misma. Se lo toma todo demasiado en serio y es más responsable de lo que lo ha sido jamás...