Capítulo 24 - Reseteando

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DAMIANO

UN MES EN EL FUTURO

O sea, ya teníamos una nueva advertencia: Alberto.

Al principio, no le di más importancia que a un fantasma del pasado. Pero ahora... ahora me doy cuenta de que jamás ha sido un fantasma. Alberto es muy real. Y es lo que menos necesito en mi vida.

Y sin embargo, no puedo echarlo.

Vuelvo a girarme hacia mi psicópata.

Aunque ya tuvimos una segunda advertencia, la primera volvió, chillándonos que le prestásemos atención.

Eve se encerró en sí misma durante varios días, gritando auxilio en silencio. Como si aquello fuese el preludio de todo lo que vendría después.

PRESENTE

Maldita sea, hemos perdido a Evelyn. ¡Hemos perdido a mi psicópata! ¡Dios! Mierda, mierda, mierda.

- ¡Damiano, respira joder! - Me grita Sandra.

Justo entonces escuchamos llantos.

- Mierda. Le despertamos - me echa una mirada enfadada -. Anda, date una vuelta y despéjate.

Entra de nuevo en el coche y trata de calmar al pequeño.

No he vuelto a hablar con Evelyn desde que nos fuimos del hospital. Y no será porque no lo he intentado.

Ni siquiera me abrió la puerta cuando me presenté en su casa con flores.

No contestaba a mis mensajes, ni a mis llamadas y los demás tampoco han podido hacer mucho más. El único que ha conseguido hablar con ella, sorprendentemente, es John. Aunque terminó con un mensaje de whatsapp para pedirnos espacio, así que no salió tan bien.

Pero eso da igual, porque esta no es mi Evelyn. Ella no desaparecería así sin decirnos nada más. Pero, ¿qué sabré yo? No paro de pensar en nuestra discusión en el hospital, cuando le dije que no la conocía, porque, ¿hasta qué punto la conozco realmente?

¿Ha sido todo esto mi error?


EVELYN

DOS SEMANAS ANTES

- Luca, por favor, para un poco, ¿vale? -  Luca se gira hacia mí.

De normal puedo seguirle el ritmo, pero desde que John y él "rompieron" suele perderse en sus pensamientos y acelerar sin recordar que sigo atrás.

- Perdón. - Dice mientras mira por encima de mi hombro.

Me giro justo para ver una figura desaparecer por una esquina.

- ¿Pasa algo? - Pregunto.

- No... no es nada. Sigamos.

Durante un cuarto de hora vamos callados, cada uno sumido en sus pensamientos pero con una cosa en común, no dejamos de mirar hacia atrás.

Y en ningún momento el hombre deja de perseguirnos.

- Vale, vamos a aumentar un poco el ritmo - dice Luca y yo asiento. Él es el que sabe, al fin y al cabo -. Quédate cerca de mí.

Y antes de que pueda inspirar una vez más, aceleramos.

Giramos la primera esquina. Antes de desaparecer tras ella vemos que la persona que venía detrás nuestra ha acelerado también.

Mierda, va a ser verdad que nos sigue.

- ¡Evelyn! - Me grita Luca desde un poco más adelante.

Corro hacia donde me espera y nos damos de la mano para no perdernos.

Tenemos un añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora