Capítulo 17 - Ellas

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EVELYN

Es mi primer día en el instituto y no puedo estar más nerviosa. Pero sé disimularlo bien.

Llego temprano y hablo con todo el mundo que entra. Después me paso las tres primeras horas mirándolo todo y a todos. Y cuando salimos al recreo me acoplo a un grupo de gente donde me acogen bastante bien. Y son muy majos, pero esos nervios se han trasladado a mi barriga y a penas puedo dar bocado a mi bocadillo.

Al final, me disculpo con los demás y corro al baño. Está vacío. Creo que vomitaré. Cierro la puerta de un cubículo y me siento en el suelo, esperando a ver si sale todo.

Me suele pasar. No soy tímida, de hecho, alguna gente me dice que soy demasiado sociable, pero la mayoría de las veces sólo me ha servido para encontrar a gente que me meta en líos o que me cambie por gente aún más perfecta. Quiero que aquí sea diferente. Quiero encontrarme con esas buenas personas que siempre son los amigos en las pelis. Esas que no te clavan un puñal por la espalda y que siempre hablan bien de todo el mundo. Unos amigos que llevar a las aventuras, porque estarían dispuestos a pelearse contra un dragón por ti, pero también a los que contarles tus secretos en un fiesta de pijamas, como príncipes y princesas.

Y no puedo evitar enfadarme conmigo misma. Todo iba muy bien con la gente del patio. ¿Por qué me ha entrado miedo de repente?

Escucho pasos fuera.

- ¿Has visto a la chica rubia? - Pregunta una voz.

- ¿La delgada de ojos verdes? - Responde otra.

Delgada de ojos verdes. Ay, Dios mío, no.

- Sí, parece agradable.

- Y confiada en sí misma.

- Y valiente.

-  Y lista.

- Estamos diciendo todo esto porque nos saludó esta mañana en el pasillo, ¿verdad?

- No solo eso. Cuando habló hoy en clase parecía guay. Y que quieres que te diga, Val. Dicen que decides si te cae bien una persona en los primeros siete segundos.

- Choradas, Amy. Eso son chorradas. Si una persona te clava un puñal por la espalda al octavo segundo, después de decidir que te cae bien, ¿no te enfadas?

- ¿Crees que si viese a una persona con un puñal me acercaría tranquilamente? ¡Vamos, Val! No te pases. Sólo hablábamos de la nueva. - No puedo evitar sonreír.

Ni siquiera las conozco pero ya me parecen dos chicas maravillosas.

Sí, puede ser que se deba a que me están alagando, pero nunca me había pasado esto. La gente suele guardarse los cumplidos para cuando estás delante y las críticas para cuando ya no los puedes oír. Que se dediquen a resaltar lo bueno que han visto en mí en vez de lo malo a mis espaldas dice mucho de cómo son.

Se escuchan pasos y entra a la conversación una tercera voz. Esta me suena.

- Ya, la nueva. ¿Sabéis que salió corriendo mientras hablábamos?

- Sí - responde una cuarta voz, que también me suena -, es patética. Justo como voso...

- Perdona, Verónica, pero no deberías andar burlándote así de la gente, no cuando tú tampoco eres perfecta. Además, no sabes qué pudo haberle pasado. - Responde la que creo que es Val.

Y eso es... jo, nadie nunca me había defendido así, salvándome de un dragón. Los nervios desaparecen y por fin respiro tranquila.

- Ni la conocéis.

Tenemos un añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora