EVELYN
Cogemos el coche temprano y en a penas dos horas volvemos a estar en un hotel.
- ¿Y qué hacemos ahora? - Me pregunto si daremos una vuelta por la ciudad o quedaremos antes con alguno de los invitados.
- ¿No es obvio? - Alzo una ceja para dejarle claro que para mí no es tan obvio. - ¡Prepararnos! - Exclama y se mete en el baño.
¿Prepararnos? Quedan tres horas para la boda. ¿Quién se cree? ¿La novia?
Ruedo los ojos. Después saco un libro de la maleta y me recuesto en la cama. Van a ser tres horas muy entretenidas...
Damiano no es la novia porque no quiere. Vamos, porque está deslumbrante, aún sin ir de blanco. Además, es imposible que no destaque.
- Los hombres siempre tenemos que ir de esmoquin. ¡Ya basta! - No puedo evitar sonreír.
Su propuesta tampoco es muy arriesgada pero aun así me encanta. De hecho todo el look de Limite di tempo es maravilloso. Saben vestirse.
Por mi parte, he de admitir que no supe qué iba a ponerme cuando Damiano me dijo de irnos de boda. Cuando me mudé aquí traje sólo dos vestidos que podrían valerme para la situación: mi vestido de graduación que compré con mi madre y lucí con Val y Amy, y un vestido que llevé a la comunión de mi primo. Eran demasiado susceptibles de matarme a base de recuerdos.
Así que no tuve más opción que irme de compras con Sandra y Luca. Un vestido verde, liso, con tirantes, además de una chaqueta roja para cuando refresque.
Y sí, no os voy a dejar con más intriga. El que puedo llamar sin tapujos mi novio, lleva unos pantalones negros de campana, un chaleco del mismo color y una camisa blanquecina que le quitaría ahora mismo.
- Psicópata - me dice con ese acento italiano y ese tono dulce que me vuelve loca -, te va a sangrar el labio.
Me toco el labio, sorprendida. ¡Madre mía! Tengo que relajarme un poco.
- ¿Vamos? - Pregunto, saliendo de la habitación para que no vea mi cara roja.
Voy tan a lo mío que no me doy cuenta de por dónde ando hasta que casi me tropiezo en las escaleras con el vestido.
- Eh, psicópata, ¿por qué no cogemos el ascensor? - Sugiere atrapándome justo antes de que me caiga.
- ¡Sí! ¡Sí! Buena idea.
Esperamos a que llegue el ascensor en silencio.
En serio, Evelyn, relájate. Tengo que hablar con Damiano antes de volverme loca, pero por ahora vayamos a la boda de... ¿de quién?
- Oye, ¿de qué conoces a los novios? - Pregunto mientras entramos.
- ¡Ah! Pues...
DAMIANO
Evelyn hace preguntas muy interesantes. Sí, demasiado.
- Pues ella y yo éramos compañeros en el instituto. - A ver, mentira no es.
- ¿Compañera de: "hola, buenos días" o más de hacer trabajos juntos? - No ha dado la opción de compañera más bien novia así que no puedo responderle a eso.
- Bueno, hicimos algún trabajo juntos, sí. Nos veíamos mucho en química.
- ¿Teníais química? - Ay, mierda... Vale, estamos yendo derechos a su boda.
Supongo que no puedo mentirle más.
- Pues sí, teníamos química. - El golpe que da el ascensor al llegar a la planta baja casi parece una predicción de la gracia que le va a hacer.
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Tenemos un año
RomanceUn año, doce meses... ¿suficiente para enamorarse? Sí, pero ¿y si ese no fuera el problema? Desde que casi se mata en un accidente de coche, Evelyn no es la misma. Se lo toma todo demasiado en serio y es más responsable de lo que lo ha sido jamás...