Capítulo 5. Qué cliché.

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"Existe el olvido. Existe el quizá. Existe el recuerdo que nunca jamás tendrás."
Porta, "Aprecia lo que tienes."

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April se tumbó en su cama con el pelo mojado mirando en techo sin expresión alguna.
Me duele mucho verla así, de verdad.
Siempre es ella la que me ve sufrir a mí. No sé cómo lo aguanta.

-Siento que me hayas visto así -dijo rompiendo el silencio frotándose la cara con una sonrisa forzada.

Me senté en la cama a su lado y le agarré la mano izquierda.

Sus ojos volvieron a mostrarse vidriosos.

Tenía los ojos rojos de tanto llorar minutos antes.

***

-¿Qué pasa? -dije después de abrazarla y mirarla a los ojos.

-Él, Adam... Me rechazó. Tiene novia. ¡Soy tan estúpida! -sollozó.

Acariciaba su pelo mientras se aferraba a mí.
Mis ojos se cristalizaron y brotaron algunas lágrimas.
Cherry nos acariciaba con su hocico mientras lloraba levemente.
Se quedó sentada mirándonos.

-Oye, ya pasó. Está todo bien. No eres estúpida. Solo te interesaste por el chico equivocado. Suele pasar, duele, pero no hay nada más que puedas hacer. Solo olvídale. Seguro que hay chicos mucho mejores que él aunque te parezca el mismísimo Adonis en persona.

Se sorbió la nariz mientras me miraba tristemente.

-Anda, deja ya de llorar y vamos a tu casa -dije-. Necesitas relajarte con un baño.

-Tú y tu teoría de relajarse con los baños -rió.

***

Se levantó y subió al escritorio de madera para abrir la claraboya y asomarse.

Me hizo señas para que la acompañase. Y así hice.

Un ligero viento acariciaba su melena rubia y mi cabellera azulada.
Era casi de noche, solo se veían tonos rosados y azulados en el horizonte.

Y varios coches pasaban por la carretera que teníamos en frente.

-Eh -dijo para llamarme la atención-, gracias por estar aquí, consolándome.

Rió levemente mientras me daba un suave codazo.

-No tienes por qué darlas -sonreí.

***

Me quedé a dormir.
Estaba en la cama pensando en Scott. Yo también me siento estúpida por seguir amando a alguien que no intentó ni siquiera mantener una relación a distancia.

Tenía el estómago lleno de «consuelo», mayormente conocido como helado de chocolate.

April dormía ocupando toda la cama; típico de ella.
Yo me levanté y subí al escritorio para asomarme por la claraboya abierta.

Debían de ser las 4:00 o 5:00 a.m. Y sinceramente no tenía sueño.
Y las estrellas me reclamaban.
No había muchas, ya que estábamos en la ciudad y en la segunda planta de una casa habitual, pero aún así era lindo mirar las pocas que se lograban atisbar.

***

Por la mañana, -y cuando digo "por la mañana", quiero decir una hora más tarde-, logré despertar a mi amiga muy difícilmente.
Nos hicimos el desayuno, fui a por Cherry que durmió en la terraza con su chihuahua blanca: Honey. Y nos fuimos por caminos diferentes.
Ella con la mochila en el hombro hacia el instituto y yo a mi casa en patines a prepararme rápidamente.

Azulada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora