Capítulo 9. Encantada de conocerte mi ángel.

3.6K 235 46
                                    

"En ocasiones, las cosas bonitas llegan a nuestra vida como salidas de la nada." -Francesca.
Lauren Kate, "Oscuros: el poder de las sombras".

______________

Darrence conducía algo nervioso.
Y lo veo normal, pero no me gustaba.
Más bien me sentía un poco asustada y mareada.

Me encogí en el cómodo asiento mientras cogía mi móvil del pequeño bolso oscuro que April me dejó. Eran la 01:00 a.m.

Pasamos por un túnel algo estrecho, al salir ya se veía el hospital.
Darrence aceleró un poco más mientras sentía que el corazón se me salía del pecho.
Su madre estaba mal y a él le dolía.
Podía verle el dolor en los ojos.
Y sentía algo. Algo parecido a la angustia o la impotencia por no poder ayudarlo y apoyarlo como debería.

«Lo siento», pensé queriendo susurrar.

Él apretaba la mandíbula en un débil intento para no echarse a llorar. Estaba sufriendo mucho.

Aparcó bruscamente en el estacionamiento más cercano al edificio de colores oscuros por la oscuridad que todo lo invadía.
Las luces de recepción estaban encendidas y las verdes pareces hacían el lugar un poco más pesado y frío de lo que ya era.
Una señora que rellenaba informes se hallaba detrás del ordenador que teníamos enfrente.

-Hola, soy Darrence Woods -comenzó diciendo mientras se rascaba el cuello-, me llamaron hace media hora o así por el estado de mi madre; Olive Woods.

La mujer de la cabellera negra y corta tecleó en el ordenador y lo miró entrecerrando los ojos.

-Bien -dijo lentamente-, el doctor te espera en la habitación de tu madre. Ya sabes cuál es.

Él asintió y fuimos hacia el ascensor.
No había mucha gente por los pasillos. Solo gente que iba a la máquina expendedora a tomar algo con cafeína para despejarse o tan solo salían a tomar el aire.

Llegamos a la habitación y un señor vestido con una bata blanca salió antes de que pudiésemos llamar a la puerta.

-Darrence -dijo mientras le estrechaba la mano-. Tu madre está bien, está dormida.

Él se relajó ante la información del doctor.

-Pero antes pensamos que la perderíamos, se debilitó de golpe. Podría haber muerto -dijo bajando la mirada-, aunque deberías estar acostumbrado a vivir con ese miedo, ya que el cáncer la...

-La está matando, lo sé -dijo fríamente. Yo le agarré la mano y apoyé mi cabeza en su hombro izquierdo. Intentando hacer que sepa que lo apoyaba en todo y que estaría ahí para lo que fuese. Su cuerpo se volvió a relajar ante mi tacto.

El doctor se sentía apenado. O eso describía su mirada.
Tampoco me gustaría dar ese tipo de malas noticias.

-Podéis entrar un segundo a verla -dijo-, sé que no es horario de visitas, pero nadie se enterará. Solo intentad no despertarla, necesita descansar.

Sonreímos y le dimos las gracias antes de entrar.

La habitación estaba a oscuras, Darrence encendió una pequeña lámpara al lado de la camilla.
Su madre dormía tranquilamente respirando por la nariz. Era muy bonita.

Se parecían mucho. La piel algo pálida y una figura pequeña y delgada. Una nariz chata y la cara alargada. Solo le faltaba la larga cabellera rubia que no tenía.

Se veía débil.

Había un jarrón con margaritas, decidí cambiarle el agua mientras él se sentaba en la orilla de la cama.

Azulada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora