Capítulo 24. ¿Dejarlo todo atrás?

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"¿Había creado Dios el amor para que el dolor fuera incluso peor?".
Lauren Kate, Oscuros: la primera maldición.

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Salí de casa, yo tampoco sé por qué, solo caminaba por las vacías calles de mi barrio. Estaba todo oscuro, y es que el cielo estaba nublado.
Acabé en el parque, seguía sin ver a nadie, era muy extraño, divisé una fuente y decidí sentarme en el borde, con las manos en forma de cuenco; las llené de un poco de agua.
También recogí un pequeño pez que intentaba nadar más allá de lo que abarcaban mis manos. Lo solté y rápidamente nadó hasta que lo perdí de vista.
Seguí caminando hasta que vi la silueta de una persona, me acerqué, más por curiosidad que por otra cosa, y a medida que me iba acercando la iba viendo mejor. Era una mujer extraña y daba algo de miedo, vestía todo de negro y un velo tapaba su cara.

-Hola, ¿sabes por qué no hay nadie? -pregunté pero la mujer ni se inmutó.

-Será mejor que no sigas -respondió.

-¿Que no...? -dije y desapareció, dejándome sola; otra vez.

Abrí los ojos y me levanté de la cama un poco acalorada. Subí la ventana dejando que entrara un poco de aire. Estaba harta de esos sueños, no los entendía lo más mínimo.
Toqué algo y me sobresalté, era la pierna de Scott.

Lo miré con el ceño fruncido. No sabía qué hacer con mi vida, me sentía tan confusa. Y esos sueños tan extraños acabarían conmigo.

«¿Qué coño es eso de que no siga?», pensé.

-¡Buenos días! -dijo un Darrence animado desde su ventana.

Me asusté, no podía dejar que viera a Scott. Nadie debía saber que estaba en mi casa.

-Hola -sonreí algo nerviosa-. ¿Por qué tan de buen humor?

Scott se estaba despertando lentamente.

-No lo sé, la verdad -dijo y empezó a reír-. Iba al hospital a ver a mi madre. ¿Quieres venir?

Iba a responderle pero se oyó un golpe dentro de su casa, él se tensó.

-¿Qué es eso? -pregunté.

-Oh, nada, algo que habrá caído, en fin, nos vemos luego -dijo entrando en su casa y cerrando la ventana. No le di importancia.

Miré hacia el chico que ocupaba casi toda mi cama y lo moví para despertarlo.

-Buenos días -dijo al abrir los ojos. Sonreí a modo de respuesta y se rascó la nuca.

Desayunamos en silencio, la verdad es que no se me ocurría nada que decirle.

-Y, bueno -dijo para romper el hielo-. ¿Cómo está April?

-Bien, estamos casi siempre juntas -dije elevando las comisuras de los labios levemente.

Hizo una mueca y suspiró.

-Mira, he venido para una cosa solamente. ¿Quieres venir a vivir conmigo en Londres?

Volví a quedarme en shock.
¿Dejarlo todo atrás?

-Yo...

-Lo sé, tienes tus amigos aquí, tu familia, tus cosas y eso -dijo-. Pero no sé, ¿aunque sea por un tiempo?

Me lo pensé por un momento. Él siempre fue el amor de mi vida, pero me hizo mucho daño, aunque no sabía cómo siempre acababa sintiéndome atraída. Pero, ¿y Kellin? Él no tenía la culpa de todo esto, no debía sufrir.

Azulada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora