Capítulo 27. Era cómodo estar con él.

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"Sin embargo, caigo en la cuenta de que ningún amor así me espera en casa".
Jessica Thompson, "Esta no es una historia de amor".

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Me levanté de mi cama con un terrible dolor en mi mejilla izquierda, fui corriendo al baño, tenía todo el moflete amoratado y dolorido. No sabía qué podía hacer para ocultarlo, así que opté por maquillaje.

Después de pasarme bastante tiempo en el baño, no se notaba tanto, o eso creía.

Salí de casa y fui directa a la de Darrence. Llamé a la puerta y tuve que esperar un poco antes de oír unos lentos pasos suyos.
Abrió y me asusté, tenía los ojos hinchados y rojos. Se sostenía la cabeza tapando su ojo con su mano.

-¿Cómo te encuentras? -pregunté.

-Mejor, supongo, no sé -dijo-. ¿Qué crees?

Me encogí de hombros y entré.

-Lo siento mucho -dije después de no saber qué decir.

Se tumbó en el sofá y un horrible hedor se metió de lleno por mi nariz.

-¿A qué huele? -dije con la nariz tapada.

No me respondió y entré en la cocina, ¡oh dios! Tenía basura por todas partes y platos sucios a rebosar. Las hormigas lo invadían todo.

-¡Qué cojones! -exclamé asustada.

Intenté coger los productos de limpieza, pero me tropecé y caí entre la basura, chillé como nunca antes había chillado después de sentir un cosquilleo por mi cuerpo.

-¡DARRENCE! -le grité y vino con el ceño fruncido, luego se echó a reír-. ¡NO TE RÍAS Y AYÚDAME, DA PUTO ASCO, CERDO, APRENDE A LIMPIAR!

Rodó los ojos y me ayudó a levantarme.

-Tengo el cuerpo cubierto de hormigas -dije seria-. Date por muerto.

Me señaló la puerta sonriendo y me llevó al baño.

-Ahora te traigo algo de ropa -dijo saliendo.

Suspiré y me quité lo que llevaba encima dejándolo a un lado.

Entré en la ducha y rápidamente le di al agua, quitándome los insectos que aún tenía por el cuerpo.
Suspiré aliviada mientras por encima del agua, pude oír cómo la puerta se abría.

-Te dejo ropa encima del retrete y una toalla. Lavaré la tuya -dijo.

-¡No, espera! -dije al recordar que también dejé mi ropa interior.

-Sé cómo son unas bragas y un sujetador -dijo saliendo con mi ropa y riendo.
Murmuré un "estúpido" para luego echarme a reír.

Terminé de ducharme y envolví mi cuerpo en la toalla que me dejó.
Me quedé mirando la ropa, ¿enserio tendría que ponerme unos calzoncillos suyos?

Acabé poniéndome todas sus prendas y comencé a secarme el pelo con un secador que había encima de un mueble.

-Te queda bien -dijo señalando su sudadera y vaqueros oscuros que yo llevaba.

Hice una mueca y sonreí.

-¿Qué es eso? -dijo serio acercándose a mí.

-¿El qué? -arrugué la frente.

Me tocó la mejilla y aparté su mano.

-Me di un golpe -dije cerrando los ojos maldiciendo el momento en el que decidí ducharme.

Azulada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora