Capítulo 23

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Meredith.

La simpleza con la que Nick me cuenta sobre su encuentro con Ryan me sorprende. Aunque supongo que lo hace más el saber que esta vez no le rompió la cara.

Independiente de poder hacerlo, no pensé que contendría su enojo al ser agredido. Tiende a ser muy impulsivo y esta vez no lo fue como en otras ocasiones.

__ En retrospectiva, deberías tener seguridad todo el tiempo. - aconseja comiendo de las papitas que unta con salsa. - Vi a Ryan ser un hijo de puta. No a mi nivel. Eso tenlo por seguro.

__ ¿Porque te gusta compararte con ellos? - lo interrumpo.

__ No lo hago. - contraría riendo. - Solo soy lo suficientemente maduro para entender que he sido un maldito casi toda mi vida.

__ No lo eres. - declino tomando mi gaseosa. - Solo usas eso como mecanismo de defensa para no sentirte que has sido herido por quienes amas. - su cara se contrae - Nick, eres un hombre con una fisura grande en su alma que cree que si se muestra como alguien sin escrúpulos, no notarán que las cosas también le duelen.

Se limpia las manos con las servilletas en lo que alejo el tazón.

__ Hay algo que tú aún no has podido ver, Meredith. - se sienta más cerca de mí. - Admito que me dolió la traición de mi familia. No esperé que Robert en lugar de tratar de sacarme del fango me hundiera más. Con Sonia fue similar, solo que en su caso, prefirió esconderse mientras su amado esposo arreglaba el escándalo que se dio en ese entonces. - explica con detalle - Meredith, no los odio. No merecen que me rompa la cabeza para destruirlos porque simplemente son un cero a la izquierda para mí. - algo esconde - Si quiero la devolución de mis propiedades no es porque lo haya planeado por mucho tiempo. Es un acto que mi abuelo decidió se diera así.

Quiero ver un poco de culpa en su rostro pero no hay una pizca siquiera.

__ Ahora, si en el proceso termino por verlos en la miseria que ellos quisieron verme, es un extra que no niego me llena de satisfacción. - revela culminando con una sonrisa de oreja a oreja. Esas pupilas expandidas solo me embaucan. No permite que sienta nada alrededor en el momento en el cual me enfocan.

No creo en la magia, creo en la seducción que usa a su antojo.

Sin saber que es lo que hago. No estoy pensando. Solo sé que me estoy enamorando de un hombre que me conoce más que el resto del mundo. Incluso más que yo misma, en ningún caso podría decirle a alguien lo que él sabe, solo viviéndolo como él y yo.

La sorpresa es su reacción a mi abrazo cuando lo envuelve deseando por primera vez convertirme en alguien protector hacia quien puede hacerlo por sí mismo.

Me impregno de su alma en lo que deja que haga las cosas a mi antojo. Levanta la cabeza y sin imaginar mi siguiente paso acerco mi boca a la suya en un beso vehemente que confirma una vez más el sentimiento que muchas veces ha dicho que es absurdo, pero hoy asegura le gusta empezar a conocerlo.

No soy de endiosar a personas o verles todo bien, aunque dudo que sea por eso que mi vista se maravilla al verle sonreír sin forzar nada.

__ ¿A que se debe eso? - consulta sobre mis labios

__ Quise hacerlo. - simplifico.

Hundo los hombros evadiendo mis nervios y mi propia mirada cuestionando lo estúpido que ha sido el caer ante mis deseos poco coherentes.

__ Eres quien siempre repite que si quiero algo puedo tomarlo. - le recuerdo colocando el tazón en la cómoda. - Solo hago uso de mi poder como un King, siendo una Simons.

Estira sus comisuras en una perversa risa que reconforta mi estado de tontez.  Estoy avergonzada por cosas que a él parecen gustarle.

__ Me gusta. - declara sacando una última papita que lleva a su boca. Esa picardía solo asalta mi pecho. En estos meses ha sido un maestro en hacerme como no dejar al descubierto que me afectan cosas graves. Solo que ahora se me ha olvidado hasta como respirar.

Destino forzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora