Capítulo 27

495 62 4
                                    

Nick

Como si lo forzoso de la situación no fuera suficiente, estando en cuerpos distintos y vidas complicadas, tanto Meredith como yo pensamos en que estaremos en más aprietos.

__ No puedo dar un discurso sobre floristería. - alego Nick ganando que Meredith se muerda las uñas. - No entiendo nada de ello, pero sobretodo, no quiero hacerte quedar mal.

__ Lo sé, lo sé. - se apresura ella. - No puedo decirle a Olivia que haga eso también. Debe haber una solución.

__ Dime que se te ocurre y te apoyo.- afirmo. - Lo que sea, menos hacerlo yo.

__ Siento que esta bola de nieve creció tanto como para aplastarnos. - alega ella.- Me quedo sin opciones.

Se frota la cara con preocupación. Había olvidado la invitación que le dieron meses atrás, en la cual por ser una de las floristerías que más menciones tuvo en una encuesta, realizada vía internet en la ciudad, fue de las invitadas para asistir junto a otras ya de más fama. Aunque lo hiciera, llegando la fecha nada puede hacer si me rehúso a hacerlo.

Me frustro con solo saberlo y se torna peor cuando se nos junta el acampar con Julia, la cual espera porque lleguemos esta noche por ella, ya que Nick al verse acorralado tuvo que ceder.

__ Y aún no contamos con que es en unos días. - me cierro. - En verdad no quiero hacerte quedar mal, Mer. Pero no sé cómo ayudarte. Contando con mi basta memoria, no daría a bastos con aprender todos tus conocimientos.

Eso me molesta aunque no lo admita, porque prometí ayudar y eso no podría lograrlo tan fácil.

__ Diré que no asistiré por alguna enfermedad. Que me atropelló un tren. Algo se nos ocurrirá. - exclama. - Aún tengo terror por todo lo que pasará ese día, contando con que tú atacante aún sigue sin ser descubierto. Esto será un desastre.

Por mucho que seamos objetivos y hasta un poco positivos queda mucho que resolver y entrar en una situación más, solo nos llevaría a colapsar.

No hay salida mas que esperar y tener paciencia. Las únicas dos cosas que nunca supe emplear y Meredith otorgar. Esto parece un suceso para ponernos a prueba, otra vez.

Ambos nos hemos amoldado al otro y a nuestras vidas respectivamente.

Por otro lado, tener a Daniel en mi casa no es tan insoportable como creí. Entiendo que también él lo piensa ya que por fin tiene un espacio donde Robert no entra cada vez que le dé la gana y en el cual organiza y conquista emociones y actitudes que quizá nunca tuvo.

En esta ocasión no he visto envidia o ganas de competir conmigo cuando me ve. Nos dirigimos una que otra palabra, olvidando lentamente los roces que solíamos tener.

Los tres llevamos una relación de comentarios pasivo-agresivos, dejando fuera la posibilidad de que note que fuimos cambiados.

Al fin, y con paso firme se comportan como lo que son. Dijo mi vieja. Un poco errado.

__ Diría que estás nervioso. - Daniel pasa a nuestro lado. - Pero repetiste tantas veces que es imposible.

__ No molestes. - suelta Meredith adoptando la actitud que ha sabido cómo emplear.

__ Toma todo del minibar si gustas, pero no estamos para tus tonterías - secundo cuidando que la blusa no se me suba.

__ Creí que aplicaban lo de "si tiene solución no te preocupes, y si no tampoco" - declara sarcástico. - Supongo que esas buenas energías se les terminaron. Deberían recordar más a menudo que lo único complicado es lo que permitimos que lo sea.

Destino forzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora